Chicago, Invierno 1916. Apartamento Mc Bride.
Dalilah O 'Sullivan estaba aterrorizada. Era una increíble belleza irlandesa de ojos violeta y exuberante cabellera flamígera que había hechizado al heredero de los Mc Bride desde la primera vez que la viera trabajando de costurera en su fábrica textil.
Y ella, maldecía ese día...lo maldecía y maldecía todo lo que vino después.
Porque el hombre que para ella había representado su sueño, su príncipe, había resultado ser un sapo, un demonio y de los peores. Una criatura rastrera, egoísta y cruel tras la apariencia de un ángel.
Porque Arthur Mc Bride era apuesto y utilizaba aquel magnetismo salvaje para seducir a las mujeres. Ella era una de muchas. Pero Dalilah siempre pensó que con ella todo iba a ser distinto.
Que de verdad la amaba.
Pero no era así, en realidad nunca había sido así.
Primero le perdonó su aventura con aquella niña rica, llamada Eliza Lagan a la que había regalado sin ningún miramiento aquella exquisita joya. Aquel enorme diamante que la hacía suspirar de envidia. Y él siempre le decía entre arrumacos que se calmara que aquella niña rica sólo era un medio para conseguir un fin. Que solo la amaba a ella...Y la colmaba de regalos. La convencía de que sólo eran estúpidos celos inmaduros. Pero había algo que la advertía de que no era cierto, de que le mentía.
Hacía tiempo que se sentía observada y no se sentía segura. Arthur la controlaba y le exigía estar disponible las veinticuatro horas para él, siempre elegante, siempre pulcra, siempre bella. La utilizaba como si fuera un objeto y ella no se había dado cuenta hasta qué punto dependía de él hasta que harta de sus mentiras lo encaró y recibió una paliza como respuesta por entrometerse en sus asuntos.
Esa fue la primera de muchas...
Lo malo era que ella al principio se dejaba hacer. La había convencido que lo hacía porque la quería, que merecía los golpes por portarse mal, porque las mujeres debían ser aleccionadas como los animales con un buen látigo en la mano... para Arthur era la única manera en que ellas podían aprender a obedecer, para algo las mantenía y compraba caprichos. Y Dalilah empezaba a cuestionarse si merecía la pena estar sometida de esta manera. Si valía la pena vivir prisionera de un misógino. Afuera el mundo era cruel y despiadado para las personas que como ella carecían de recursos. Podría ahorrar algún dinero, vender las joyas que le había regalado...aguantar un poco más antes de escapar de él.
Sin embargo, tras la última paliza, ya no estaba tan segura. Tenía miedo. Él siempre parecía saber lo que ella necesitaba, le había asegurado que la protegería de los demás, se jactaba de tener una fuerte personalidad...de ser muy hombre. ¿Y cómo serían los demás hombres si su madre le decía que este era bueno y que no lo dejara escapar?
"Mamá...¡Qué sabrás tú lo que es estar con un buen hombre!...
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Más allá del hilo rojo [Libro 1]
FanficCandice White Ardlay está viviendo un sueño: luego de ser adoptada y descubrir la identidad secreta de su príncipe de la colina está trabajando de enfermera en la clínica que Albert construyó para ella y el Doctor Martin. También ayuda a la Srta. P...