Capítulo 92: África III

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Tanzania, 1914

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Tanzania, 1914

Olivia Johnson siempre recordaría fascinada ser testigo de lo que aquel joven era capaz de hacer con los animales. Poseía una especie de don mágico que hacía que ellos se acercaran a él y lo aceptaran sin reservas. Alguien de aquellas cualidades, era imposible que tuviera una naturaleza mezquina. Pero ¿Quién o qué era? ¿Era un gurú? ¿Un santo? la joven estaba intrigada. Y cuanto más averiguaba, más atraída se sentía por él.

Aquella vez que estuvo a punto de besarla. Desde aquel día, sus sentimientos por él habían cambiado. Se habían vuelto intensos, poderosos. Buscaba momentos para estar con él a solas y él parecía darse cuenta de lo que ella sentía.

El cabello del joven se fue aclarando con el sol, revelando un intenso color arena que a Olivia le hacía pensar en un dios celta. Le  había crecido hasta más allá de los hombros y era dorado, como el sol del atardecer.

Desde el incidente con las leonas había adquirido el estatus de "hombre sagrado" para los lugareños. Si a aquello había que añadir sus otras habilidades y conocimientos estaba empezando a pensar que aquel hombre no parecía real. No le encontraba ningún defecto y aquello la desconcertaba.

—William Layard...Eres fascinante— Suspiró mientras tomaba una taza de café y lo observaba interactuar con los enfermos.

Lázaro, el niño rescatado por Olivia, le seguía como una sombra. Y ella estaba conmovida. Sus padres lo habían vuelto a reclamar, tras la expulsión del chamán pero el niño no quería volver con su familia. Tenía miedo de que volviesen a hacerle lo mismo. Por eso Lázaro decidió quedarse indefinidamente en el campamento con los voluntarios. Ya no confiaba en nadie de la aldea. Sólo confiaba en ella y en William a quien adoraba e intentaba emular.

Se sentía poderosamente atraída por sus luminosos ojos azules y su sonrisa le cortaba el aliento. ¿Por qué ahora? ¿Por qué allí? Olivia sólo había seguido su vocación y ahora su corazón se quedaba prendado de un extraño estadounidense que recibía visitas aún más extrañas. Se reunía con otros hombres, de aspecto serio y hosco en una tienda de campaña que había adquirido a muy bajo precio. Pasaban horas hablando y luego, con la misma discreción con la que habían aparecido, se iban. El material necesario para seguir con las campañas de vacunación, así como todo el equipamiento médico necesario para continuar con sus labores humanitarias nunca faltaba, no desde que él había llegado.

—Oh William...si no llega a ser por ti—suspiró.

Su corazón se agitaba cada vez que lo veía aparecer tras el toldo de su tienda, con sus rubios cabellos sueltos sobre los hombros, aquellos ojos brillantes, llenos de vitalidad y el rostro bronceado por el sol de la sabana.

Más allá del hilo rojo [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora