Capítulo 62: Un reencuentro esperado

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Candy se despertó muy temprano aquella mañana

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Candy se despertó muy temprano aquella mañana. Dejó que la doncella la vistiera con un hermoso vestido de invierno que formaba parte de una hermosa colección que el mismo William había comprado especialmente para ella tras haber recuperado la memoria y retomado sus responsabilidades como cabeza de familia. Ella era consciente de que, con aquel gesto, Albert trataba de decirle algo. Ahora lo veía claro, pero por otra parte la hacía sufrir su trato paternalista. ¿A qué estaba esperando? Ya no era ninguna niña. La imagen que le devolvía el espejo de su habitación era la de una joven en la plenitud de su belleza. La doncella había hecho un buen trabajo, así que se lo agradeció y salió de la habitación sintiendo cómo la confianza en sí misma renacía en su interior.

La puerta de la habitación de Albert se abrió y apareció en el umbral de su cuarto. Se había vestido con su habitual impoluto y negro traje de negocios. La camisa, el pantalón de sastre, todo hecho a medida por manos expertas se adaptaba perfectamente a su cuerpo. Llevaba una hermosa corbata de color granate y un alfiler de platino con un diminuto diamante. Albert se marchaba a su oficina y no tenía tiempo para desayunar con los suyos.

Pero en esta ocasión se detuvo unos instantes, lo justo para verla. El rubor tiñó sus mejillas y levantó la mano a modo de saludo cuando se la encontró en el pasillo.

— ¿Por qué no desayunamos juntos, Albert? — sugirió sonriente.

—Está bien, Candy. De todas maneras, ya voy con retraso.— Respondió él yendo a su encuentro.

—Pronto iré a reunirme con mi madre en la dirección que me has facilitado y me gustaría charlar un poco contigo antes de irme-añadió ella, mientras tomaba asiento en la mesa del comedor.

El servicio había dispuesto un desayudo completo. Había huevos, jamón, tostadas, zumo de naranja, café y té. También habían preparado una deliciosa macedonia de fruta. Todo tenía una pinta estupenda y Candy se sintió como si estuviera viviendo en un hotel de lujo. El sol del invierno se colaba por el hermoso ventanal del comedor e iluminaba la estancia con su luz cálida mientras los otros jóvenes dormían aún agotados por las emociones del día anterior.

—Candy, hoy estás muy feliz. Te veo radiante esta mañana.—Dijo él sirviéndose una taza de té en una de las hermosas e impolutas piezas de porcelana de la familia.

La doncella también había dejado el diario de la mañana encima de la mesa. Albert se fijó en los titulares y frunció el entrecejo. Las cosas no iban bien en Europa. La guerra se recrudecía. Aquello iba a traer consecuencias también para los negocios de la familia. Se preguntó cuántas empresas más iban a sufrir por la guerra, cuántas más se verían obligadas a cerrar y cuántos muertos más iba a provocar el conflicto bélico. Frunció el entrecejo. Todavía no había descubierto a la persona que había vendido a traición las empresas que habían quebrado a un precio irrisorio. Tenía que descubrirlo pronto, porque las consecuencias para la familia podían ser nefastas.

Más allá del hilo rojo [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora