Georges abrió la puerta del apartamento de Clarice. Tenía intención de ir al encuentro de su protegido pero lo encontró en el rellano de la escalera. Estaba magullado, con el abrigo roto, la negra camisa de seda abierta y respiraba entrecortadamente. Tenía los labios hinchados con sangre coagulada en las comisuras y un feo golpe en la frente del que brotaba un hilo de sangre.
—¡Georges...! gracias a Dios. Dime ¿Y Candy? ¿Se encuentra...?
—Se encuentra bien. Compruébelo usted mismo, señor William—dijo su asistente apartándose para dejarlo pasar.
William fue todo lo rápido que le permitieron sus doloridos músculos. Se abrió paso entre la multitud de policías que había; algunos tomando notas, otros evaluaban la situación y tomaban declaración a Clarice y a Ben, que tenía un brazo en cabestrillo y la cabeza vendada. Una mancha de sangre empapaba el vendaje allí donde le había rozado una bala.
"Gracias al Cielo, no hay que lamentar pérdidas... ", suspiró aliviado.
Albert les saludó con una inclinación de cabeza y Clarice le dedicó una tímida sonrisa. Ben movió la cabeza a modo de saludo y levantó un dedo de la mano sana con la señal de que se encontraba bien. Les sonrió. Sintió dolor...pero no le importó, estaban vivos.
Pero ¿Dónde estaba ella?. Sentía la preocupación oprimiéndole el pecho. Necesitaba comprobar con sus propios ojos que también se encontraba bien. El temor a perderla había sido demasiado difícil de soportar.
No se arrepentía de haber golpeado a Neal, se arrepentía de no haberlo hecho antes. Pero en aquel entonces, él no tenía ningún poder dentro del clan más allá de ser el heredero designado por la tía Elroy para ocupar el lugar de su padre.
No creía que el calabozo hiciera reflexionar a su sobrino sobre la naturaleza de sus actos. Su hermana Eliza tampoco se quedaba atrás en cuanto a maldad y confiaba que su próxima maternidad le endulzara un poco el espíritu.
Cuando ella le dijo finalmente todo lo que necesitaba saber sobre los planes de Mc Bride necesitó de todo su autocontrol para no precipitarse y echar por tierra su estrategia. Confirmaba que Arthur estaba usando a Neal para destruirle, pero no sabía a qué nivel de perfidia estaba dispuesto a llegar para cobrarse su venganza contra Candy y contra él ignorando que él mismo estaba siendo usado como un títere por su enemigo, tanto como lo había sido Eliza.
Mc Bride era peligroso y era preciso detenerlo.
Georges y Vanessa habían reunido pruebas contra su sobrino—además de contra Mc Bride— y las habían entregado al fiscal del distrito. Estaba acusado de intento de secuestro con agravante de parentesco, venta de información privilegiada y espionaje industrial. Con aquellos cargos, estaba seguro de que le podría caer una buena condena.
Sin embargo, no podía intervenir en las decisiones de la tía Elroy. Estaba casi seguro de que se iba a valer de los servicios del bufete de abogados de la familia para tratar de conseguir un buen trato con el fiscal.
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Más allá del hilo rojo [Libro 1]
FanfictionCandice White Ardlay está viviendo un sueño: luego de ser adoptada y descubrir la identidad secreta de su príncipe de la colina está trabajando de enfermera en la clínica que Albert construyó para ella y el Doctor Martin. También ayuda a la Srta. P...