Capítulo 85: Una reunión esclarecedora

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Negras nubes provenientes del lago Michigan, cubrían el cielo de Chicago

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Negras nubes provenientes del lago Michigan, cubrían el cielo de Chicago. El aire se había vuelto denso y frío. Olía a ozono, anunciando una fuerte  tormenta. Rachas de viento levantaban nubecillas de polvo, suciedad y hojas de la vegetación del jardín de la mansión de los Ardlay. El jardinero decidió guardar los utensilios de su oficio en la casa del jardín y entró por la puerta de servicio para anunciar el fin de su jornada.

 Candy decidió acudir sola a la mansión, pese a la insistencia de su tío, su madre y su padre en acompañarla. Pero ella entendía que tenía que ocuparse de aquel asunto ella misma. La presencia de su familia biológica sólo iba a añadir más angustia a la pena que sentía. Miró hacia el cielo preocupada, el viento agitaba sus cabellos, se colocó un dorado y rebelde rizo tras la oreja  y suspiró. Le escocían los ojos... aún tenía las mejillas húmedas. Sentía el frescor del aire en su cara. Pronto iba a llover y con intensidad...Y pensó en él.

" Albert ¿Cómo has podido decidir alejarme de ti sin ni siquiera preguntar mi opinión? Has metido a mi familia en este asunto y ahora me veo obligada a iniciar un viaje al que no tengo ni maldita de ganas de ir. No se me ha perdido nada en Escocia...Y no, no quiero conocer al resto de mi familia si con ello estoy poniendo un océano de distancia de la persona que amo. No quiero que nos separemos así...No quiero continuar nuestra relación con un agónico conteo de cartas. ¿De qué peligro me quieres alejar, Albert? No hay nada a lo que no podamos enfrentarnos  juntos...juntos somos más fuertes, siempre lo hemos sido...

Contrariada,  las lágrimas volvían a correr por sus mejillas, lágrimas que brotaban de sus ojos como si fuesen un torrente imposible de detener. 

Se acercó a la puerta principal de la imponente residencia familiar sintiendo cómo los recuerdos se le agolpaban. La imponente mansión estaba situada en una inmensa finca.

Observó los espectaculares jardines, cuajados de flores. Era el inicio de la primavera. Un recuerdo delicioso la hizo estremecer. Aquel primer beso en el jardín...se abrazó temblando de emoción. Había sido el inicio de todo.

 Cuando tocó el timbre la cascada de notas musicales compuesta por Stair volvió a sonar conmoviéndola profundamente. Aquél había sido un homenaje póstumo de Albert para con su  sobrino y su corazón volvió a sobrecogerse. Recordaba su cálido abrazo, las lágrimas  derramadas de ambos por el ser  al que creían haber perdido para siempre. Todo la llevaba a él. 

Se mordió los labios. 

 Ahora la tía Elroy quería hablar con ella. Debía sobreponerse al dolor. Respiró hondo, se colocó la falda y aguardó a que alguien la recibiera. 

¿Estarían sus amigos dentro? Esperaba que sí. Necesitaba verlos, añoraba los buenos tiempos pasados con ellos, ahora los necesitaba más que nunca.

Por fin el mayordomo le abrió la puerta y al fondo pudo  distinguir a  Archie, Annie, Stair y Patty. Todos tenían expresiones serias y compungidas. 

Más allá del hilo rojo [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora