Capítulo 48: Una traición dentro de la familia

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Chicago, edificio Ardlay

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Chicago, edificio Ardlay. Finales de otoño 1916

En las oficinas centrales sede de las Industrias Ardlay en Chicago, Albert aguardaba en su despacho del Edificio Ardlay desde donde trabajaba habitualmente. Había dejado el aviso a su secretaria de que lo avisara cuando llegase la señorita Higgins.

 No estaba tranquilo. Estaba impaciente. Pronto tendría lugar el ansiado encuentro entre Clarice D. Bruce Marborough y Scott Archer. Pronto se confirmaría la identidad del padre de Candy. Había llegado a la conclusión de que era más práctico propiciar un encuentro de Clarice y Scott directamente en sus oficinas antes que utilizar intermediarios.

No era que no se fiara de la capacidad del Doctor Martin para utilizar a Gilbert y tratar de que este convenciera a su padre para que encargara un pedido a la farmacia que regentaba Clarice. Para ser francos, aquella forma de arreglar el encuentro resultaba demasiado rebuscada, nada práctica y no era una solución propia de él.

Ésta le había llegado más tarde en su despacho, después de meditarlo con más calma. Era mucho más práctico convocarlos en su oficina. De este modo se aclararía la situación de una vez por todas. Fue muy sencillo encontrar las excusas perfectas para convocar a los interesados. Envió a Georges para citar a Clarice a mediodía en su oficina. Y no le fue difícil inventarse una excusa para citar a Scott media hora después.

Tenían entre manos asuntos de negocios que discutir y era un motivo perfectamente razonable para concertar una cita. La sala de juntas era un lugar lo bastante discreto como para que los asistentes pudiesen hablar lejos de interrupciones o miradas indiscretas.

Vanessa también estaría presente. Ella, junto a Georges habían hecho un gran trabajo. En este punto su hombre de confianza se había excusado para no asistir ya que consideraba que su presencia allí no iba a ser demasiado relevante ni necesaria. Pero Albert sabía que en realidad no quería quitarle el protagonismo a Vanessa. Además, tampoco era de muchas palabras y siempre había preferido mantenerse en un discreto segundo plano. En este punto, no tuvo nada que objetar al respecto y respetó su voluntad de no querer estar presente.

Estaba ansioso, cruzó los brazos. Suspiró. Se llevó las manos a la cara y se dijo que debía dormir más. Últimamente le costaba trabajo concentrarse en su trabajo. El conflicto con la Tía Elroy y los Lagan estaba lejos de haberse solucionado. La actitud mezquina e irrespetuosa de su familia hacia la relación de Annie y Archie le había llevado a perder la paciencia. Tampoco estaba conforme con su actitud irrespetuosa e intransigente hacia Candy. Ella estaba bajo su protección y no estaba dispuesto a permitir ni un exabrupto más en su contra.

La guerra estaba pasando factura a sus negocios en Inglaterra. Algunas de las empresas de la familia estaban teniendo pérdidas multimillonarias. En este punto tenía que destinar ingentes cantidades de dinero para evitar que quebraran. Su situación era delicada. Cuando descubrió que Mc Bride había comprado algunas convocó una reunión de urgencia con el resto de los ancianos que dirigían el consejo de administración de las empresas Ardlay.

Más allá del hilo rojo [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora