Capítulo 73: El drama de Eliza

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Eliza se sentía mal

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Eliza se sentía mal. Le dolía el vientre y se encontraba cansada la mayor parte del tiempo. Además, hacía tiempo que se encontraba hinchada, con ganas constantes de ir al baño y con el ánimo más irritable que de costumbre. Su madre, Sara Lagan había observado su estado con preocupación y un día, le preguntó:

Hija mía, sé sincera...¿Has tenido algo que ver con Mc Bride?

No seas ridícula mamá. Por supuesto que no. ¡Soy una dama respetable!

Sara Lagan perdió la paciencia por primera vez en mucho tiempo. Cogió a su hija por los hombros y la enfrentó. La miró fijamente y le dijo:

No me tomes por estúpida, niña. Sé que tu aparente indisposición está motivada por otra causa. ¡Estás embarazada, no me mientas más!

Eliza apretó los labios y palideció. Luego se llevó las manos a los ojos y empezó a llorar histéricamente.

¡Oh, mamá! lo siento, lo siento mucho...Yo...yo amaba a ese hombre y ...me ha engañado.¡ He sido tan ingenua! ¿Cómo se ha atrevido a hacerme esto?lloró desconsolada.

¡Basta, basta! Esto ya es el colmo. ¿Sabes en qué lugar nos deja esto delante de la familia, niña estúpida? Después de la humillación que hemos sufrido durante esta Nochevieja, lo último es ver arrastrado nuestro nombre por el fango por tu culpa...la tía Elroy ya sabe que mentisteis cuando acusasteis en falso a esa espantosa Candice, que encima ha resultado tener un origen más distinguido que el nuestro. Y pensar que yo misma os creí...Esa niña nunca me ha caído bien, pero vosotros dos con vuestro insano empeño en arruinarle la vida, habéis conseguido arruinar nuestra reputación ante la familia y hemos quedado en ridículo. Ahora estamos en boca de todo el mundo, tras tu espantoso comportamiento...Eliza. No sólo huiste con él, ahora has deshonrado a la familia ¿Quién se va a querer desposar con una madre soltera?

¡Oh...basta, mamá! Estás siendo cruellloró Eliza, incapaz de encontrar un argumento de peso que la excusara.

Habrá que buscar una solución a ese "problema" tuyo antes de que se note demasiado tu embarazo y no hay ni excusa ni tiempo que perder. Si se llegara a saber Eliza, sería un escándalo mayúsculo para todos los Ardlay, nadie querría vincular nuestro apellido al suyo... Olvídate de fiestas y recepciones, querida. Nos tratarían como apestados. Y no quiero imaginarme la reacción de la tía Elroy cuando se entere. Si tu siguieras con ese absurdo embarazo tu padre se vería obligado a hablar con Mc Bride de caballero a caballero y entregarte a él. Y eso William, no lo permitiría. Nos quedaremos sin el respaldo económico de los Ardlay por salvar tu honor ¿En qué estabas pensando, criatura? Perderemos una fortuna...

Pero yo quiero tener a este niño, mamá...objetó Eliza sujetándose el vientre.

¿Es que no me estás escuchando? ¿Estás loca?

Yo ...creo que ...creo que todavía amo a Arthur y también amaré a este niño

No ...y no se hable más, Eliza. Llamaremos un buen doctor para que te examine, se le pagará lo que haga falta para que se haga cargo de tu problema y por su discreción. He sabido por sus madres, de niñas que han tenido el mismo problema que tú y lo han solucionado discretamente. Aunque sea ilegal, lo más adecuado es practicarte un aborto...ese niño no debe nacer, ¿No lo entiendes? Ese problema se solucionará en cuestión de horas y volverás a hacer vida normal. Nadie ha de saber nunca lo que te ha sucedido ¿Entiendes pequeña idiota? ¡Nadie!

¡Te odio...!gritó Eliza levantándose bruscamente y echando a correr entre lágrimas. Luego escuchó un portazo y la oyó correr escaleras arriba hacia su cuarto.

Eliza no era consciente de la gravedad de la situación en la que estaba. Su madre había visto el estado en el que había sido rescatada. Cuando la trajeron tenía un ojo morado, restos de sangre seca en la comisura de los labios y ahora le había confesado que todavía creía estar enamorada de aquel horrible hombre. Le había contado que él la engañaba, que veía a otras mujeres, que la había golpeado y estaba segura de que lo olvidaría. Pero el embarazo parecía haberla nublado el juicio.

"Esta niña está imposible...¿Dónde habrá aprendido a comportarse de esta manera tan irracional y egoísta? No es propio de esta familia. ¡Dios mío! Una embarazada soltera en la familia Lagan, es el colmo de las desdichas. ¿Qué va a pensar la gente?", pensó Sara con las lágrimas rodando por sus mejillas.

 Hablaría con su madrastra, ella sabría qué hacer. De ninguna manera podía llegar aquel asunto a oídos de nadie más. Si había alguien a quien respetaba Eliza por encima de todos los Ardlay era a ella, a ella la escucharía.

¿Señora Lagan? el secretario del señor Ardlay la espera. Tiene órdenes de llevar a la señorita Eliza ante su presencia -anunció una de las doncellas tras una rápida reverencia.

Está, bien...puedes retirarte, Abigail.

La sorpresa de Sara fue mayúscula. ¿Qué había hecho esta vez? Aquella muchacha iba a acabar con la familia. Empezó a sentirse mareada. Sara se levantó y se sirvió una copita de jerez del elegante mueble bar de madera de boj de la sala.

"¿Qué has hecho, esta vez Eliza? ¿Por qué William en persona, va a querer hablar contigo si no fuera por un asunto importante?", pensó con aprensión. Terminó el trago y fue directa a la habitación de su hija para encararla.

Eliza...Necesito hablar contigo. William te ha convocado para una reunión y ha enviado a su secretario a recogertedijo su madre abriendo la puerta de la habitación de su hija con disgusto.

La joven estaba tumbada en la cama, miraba al techo y tenía los ojos rojos de llorar.

No sé de qué me estás hablando...mamá. La verdad es que todo esto me está empezando a dar jaqueca se quejó la joven llevándose las manos a la sien.

No disimules, niña. A estas alturas, nada de lo que puedas decirme me va a disuadir. ¿Me ocultas algo más? ¿Por qué si no querría hablar contigo?

Lo juro, mamá...no sé qué es lo que puede querer el tío William de mí. Ya nos hemos humillado suficiente ante él.

Pero Eliza empezó a pensar que quizá sospechaba que ella sabía algo del odio que tenía Arthur hacia su tío y tenía miedo que descubriera lo que Neal planeaba. Si su madre se enterase de eso, estaría en serios problemas. Ella sólo quería hacer pagar a Candy el ridículo en que había puesto a los Lagan tras el desprecio a las pretensiones de Neal; sólo había querido devolver a aquella arribista al sucio agujero del que había salido. Tenía todo el derecho a querer vengarse de Candy. Eliza había velado por el interés de los Lagan cuando planeó ese compromiso para poder acceder a una posición social superior a la que ya tenían mediante un matrimonio ventajoso con la hija adoptiva de los Ardlay.

¿Por qué la vida era tan injusta con ella? Su madre no entendía que todo lo había hecho por ellos.

¿Por qué la vida era tan injusta con ella? Su madre no entendía que todo lo había hecho por ellos

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Más allá del hilo rojo [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora