Más allá del hilo rojo [Libro 1]

Capítulo 51: La revelación de Albert

William y Vanessa despidieron a los padres de Candy con la promesa de que pronto sabrían de su hija.

—Debemos decírselo a Candy ella debe saber que conocemos la identidad de sus padres. — Le aconsejó su amiga mirándolo con intensidad.

—Si, es cierto. Pero primero debo saber si ella los quiere conocer .— Convino William, era un asunto muy delicado y quería asegurarse antes de dar el siguiente paso.

Vanessa asintió y después le dijo:

—Bien, ha sido una reunión intensa. Realmente, me encanta mi trabajo. — Añadió con entusiasmo.

—Si... realmente es bonito cuando las cosas salen bien. —Afirmó William suspirando de alivio. 

Tanto trabajo había merecido la pena, ciertamente.

—Me voy pitando querido, tengo que resolver algunos asuntos más. No sólo me debo a tus proyectos. — Dijo Vanessa sonriente antes de salir por la puerta.

 Regresaba a su despacho que no distaba mucho de allí. Georges la esperaba y quería estar con él.

William necesitaba dar un respiro a sus emociones y pidió a su secretaria que no lo molestaran. Estaba muy conmovido. La historia de la madre de Candy era muy dura, no podía imaginarse el dolor de tener que renunciar a un hijo y también sintió pena por Archer. Por otro lado, también estaba entusiasmado. Todo iba según sus planes.

Tras la amonestación a los Lagan había recibido una contestación por carta. Se disculpaban por su actitud y ya no iban a poner ninguna objeción a que se celebrara una fiesta de compromiso entre Annie y Archie. Lo que llevaba aparejada la aprobación de la Tía Elroy y estaba seguro de que tampoco iba a suponer mayor problema convencer a los padres de Stair y de Archie para que aceptaran el compromiso de los jóvenes. También les había exigido disculpas públicas por haber calumniado a Candy tachándola de ladrona, lo que casi le había costado su expulsión a un campo de trabajo en México; cosa que él había logrado impedir gracias a la rápida intervención de Georges. Aquel comportamiento cruel y despiadado de los Lagan no lo había olvidado. Pero todo eso tendría que esperar. No podían negarse. Los tenía atrapados y si querían seguir con sus proyectos empresariales debían retractarse.