Boston, invierno 1916.
Benjamín Bruce llegó Boston a principios de enero. Hacía mucho frío aquella nubosa tarde y se arrebujó en su lujoso abrigo de piel de marta. Su padre le había dado la dirección de la prima Marjorie Bruce quien había estado hospedando a Clarice en su casa tras su llegada a Michigan. Su madre Poppy no había ocultado su desaprobación cuando decidió tomar el primer transatlántico con destino a Boston para recuperar a su hermana.
—No veo por qué tienes que buscarla, Ben. Tu hermanastra hace tiempo que no escribe a la familia y para ella ya no importamos. Deja que viva su vida, vas a arriesgar la tuya cruzando ese mar lleno de buques alemanes...—Dijo su madre, en un inútil intento por hacerle cambiar de opinión y tomando a su hijo del brazo.
—Para ya...mamá. Tú fuiste la culpable de que ella ya no forme parte de nuestras vidas. No te hagas la tonta, sé lo que hiciste con sus cartas. — Dijo Ben apartándose de ella.
Benjamín estaba dolido y enfadado por el comportamiento egoísta y desconsiderado de su familia con alguien tan bondadoso e inocente como Clarice y estaba dispuesto a todo con tal de recuperarla.
—No sabes lo que dices...lo hice por el bien de la familia. ¿Cómo puedes pensar eso de tu madre? — dijo Poppy hipando y llorando histéricamente.
—Mamá...lo hiciste por ti. Porque no soportabas que Clarice te recordara a su madre. No soportabas que papá pudiese amar a otra persona.— acusó Ben implacable.
—¿Cómo te atreves? ¿Cómo te atreves a decirle eso a tu madre? —Poppy le dio un bofetón a su hijo y se encerró de un portazo en su habitación ante la mirada muda del servicio.
Ben la oyó sollozar tras la puerta, pero no le importó. Sabía que tenía razón. Sabía que sus padres se habían casado después de que sus abuelos hubieran concertado su matrimonio y se dijo que él sólo se casaría por amor.
Se sintió mal por ella, era evidente que no amaba a su padre y que lo único que amaba era su posición y el título de condesa que le había otorgado su matrimonio. Era el estatus y la apariencia lo que más amaba.
Ben estaba seguro de que ella había proyectado sus propias aspiraciones en sus hermanos y que en el fondo de su corazón quería a sus hijos, aunque fuera de una manera egoísta y manipuladora. Eso no quitaba de que a veces su comportamiento poco reflexivo e inmaduro hiciese infelices a los demás.
En el fondo, Ben compadecía a su madre y no la odiaba, pero procuraba mantenerse lejos de su nociva influencia. Por eso, pasaba largas temporadas en Edimburgo en un apartamento de alquiler que pagaba desde sus tiempos de estudiante.
El odio que su madre sentía por Dana Marborough, la anterior ama de llaves, era tan profundo que había marcado por siempre la infancia de Clarice y la suya propia. Porque Ben Bruce amaba a Clarice. Ella había sido la única de sus hermanos que le había demostrado cariño, ternura y amor incondicional. Un amor fraternal que había mantenido guardado a lo largo del tiempo en su corazón.
ESTÁS LEYENDO
Más allá del hilo rojo [Libro 1]
FanfictionCandice White Ardlay está viviendo un sueño: luego de ser adoptada y descubrir la identidad secreta de su príncipe de la colina está trabajando de enfermera en la clínica que Albert construyó para ella y el Doctor Martin. También ayuda a la Srta. P...