Capítulo 64: Escándalo en la familia Ardlay

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Sara Lagan estaba pálida. Había pedido las sales a su doncella, pero ni con ellas había conseguido calmarse. Elroy Ardlay también estaba con ella y aún no había conseguido hacerse a la idea de que su nieta hubiese sido capaz de desafiar tan abiertamente a la familia en su obsesión por seguir al lado de Arthur Mc Bride.

— ¿Cómo es posible, madre? Yo no la eduqué para que se comportara de esta manera. —Afirmó Sara dejándose llevar por la desesperación.

Eliza había decidido escaparse con su prometido ignorando las órdenes de su familia. Si William llegara a enterarse de lo que había hecho, su reputación ante el resto de la familia iba a quedar seriamente dañada puesto que el compromiso ya había sido anulado de forma unilateral por los Lagan. A ellos les interesaba que el proyecto de Miami siguiese en marcha y se habían tomado muy en serio los avisos del jefe de su clan.

— ¿Qué vamos a hacer ahora? Nunca creí que esta niña pudiera ser tan insensata .— Dijo Elroy con pesar. Ahora empezaba a sospechar que a su sobrino no le faltaba razón en lo que respectaba a ella.

—Madre, si William se entera de esto pude tomar medidas más drásticas contra nosotros. Hemos invertido mucho dinero en la construcción de ese hotel en Miami y me angustia profundamente las consecuencias de este último capricho de Eliza. Yo no la he educado para que se comporte de esta manera— insistió Sara desconsolada.

—Ahora no sólo debo disculparme públicamente ante todo el mundo por defender a mis hijos de esa mala huérfana, sino que también deberé de soportar la vergüenza de tener una hija descarriada — añadió la dama cada vez más disgustada.

—Querida niña. Hay algo que debes saber al respecto de Candy. No sé cómo decírtelo ya que es un tema muy delicado. Esta vez deberemos obrar con extrema prudencia — advirtió Elroy muy seria y llevando un pañuelo a la boca ya que le costaba controlar el temblor que le había provocado pronunciar aquellas palabras.

Sara Lagan miró a su madrastra intrigada ¿Qué podría haber peor que tener que humillarse y pedir disculpas ante toda la familia Ardlay?

— Esa Candice es... es ni más ni menos que nieta del Conde de Argyll, querida mía. Su padre es un importante hombre de negocios y su madre tiene una farmacia en Chicago...Y, por otra parte, tampoco hay que despreciar el origen de la familia de Annie ya que su padre es un importante empresario naval. El mismo William ha averiguado sus identidades y no hay nada que podamos hacer al respecto. ¡Nada! Candice...esa ... esa irritante mocosa, es intocable —A Elroy le costaba cada vez más trabajo respirar— ...Y tampoco podemos hacer nada por impedir el compromiso de Annie, no sólo porque sean órdenes de William, sino que también hay otras razones de más peso para no sólo mantener, sino favorecer ese maldito compromiso. No podemos ir contra los intereses de la familia ¿Ahora lo entiendes, querida? Por eso creo que tus disculpas son el menor de nuestros problemas en este mismo momento — dijo la vieja dama con resignación.

— ¡Qué...! Dios mío. Las cosas no pueden ponerse peor.— Se asustó la señora Lagan.

—Oh, querida. Créeme. Las cosas pueden ponerse mucho, mucho peor si no eres inteligente y dejas que la frustración y el rencor te dominen. Ahora lo más sensato es aceptar las cosas como vienen. Candy y Annie han ganado esta partida, me temo. En ese sentido, debemos velar por nuestros intereses y debemos enterrar el hacha de guerra. Nada podemos hacer al respecto y debemos respetar las órdenes del jefe de nuestro clan, como siempre se ha hecho en nuestra familia — sentenció Elroy muy seria.

— ¿Y qué hacemos con Eliza, madre? Su irreflexiva decisión va a tirar por tierra todo nuestro esfuerzo por convertirla en una dama de alcurnia. Su compromiso ha sido anulado y, sin embargo, ella no ha cedido un ápice. Cielo santo, se ha ido a vivir con él. El precio que va a pagar por este desatino va a ser muy caro y me temo lo peor — se lamentó Sara.

—Eliza ha sido consentida en demasía. Ahora recogemos los frutos de nuestros propios errores, querida. Lo único que se me ocurre es pedir ayuda a William pues en este sentido es la única persona que tiene los recursos necesarios para solucionar este asunto—afirmó Elroy categórica.

—Mi marido también debe saberlo. No sé cómo se lo va a tomar, esto le va a afectar seriamente a su salud — lloró amargamente Sara.

—Calma, calma, querida. William lo arreglará todo. Ahora debemos confiar en que no sea demasiado tarde para nuestra niña. Si llegara a entregarse a Mc Bride, las cosas podrían ser mucho más serias. — aseguró la vieja dama preocupada.

— ¡No...eso sí que no! Madre, Eliza no fue educada para yacer con un hombre antes del matrimonio. Eso no es propio de una dama. No la enseñé a comportarse como una mujerzuela — gimió la dama cada vez más angustiada.

— ¿Por qué te pones a la defensiva, Sara? Eliza es joven e impresionable. Un hombre joven como Arthur, con su atractivo y encanto bien puede seducir a una jovencita sensible e impresionable como Eliza ¿No te das cuenta? Es absolutamente urgente que la traigamos de vuelta a casa y la encerremos si es preciso en su cuarto hasta hacerla entrar en razón — afirmó categóricamente Elroy.

 Un hombre joven como Arthur, con su atractivo y encanto bien puede seducir a una jovencita sensible e impresionable como Eliza ¿No te das cuenta? Es absolutamente urgente que la traigamos de vuelta a casa y la encerremos si es preciso en su cuart...

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Neal, que había estado escuchando toda la conversación tras la puerta de la sala se quedó helado. Conque Candy, la chica de baja condición tenía sangre noble. Y la mosca muerta de Annie tenía una familia influyente. Aquello era más de lo que podía asimilar.

Ahora no sólo tendría que soportar el recuerdo de la humillación del rechazo público tras la ruptura de su compromiso, sino que también tendría que soportar que tuviera un origen aristocrático. ¡Maldita, maldita Candy! ¡Y maldita Annie! Eliza se iba a disgustar mucho en cuanto lo supiese.

Ella continuaba obsesionada con arruinar la vida a Candy, expulsarla de la familia y dejarla en la ruina. Pero ahora Neal ahora tenía serias dudas de que llegase algún día a conseguirlo debido a que ella ahora contaba con poderosos aliados y no sólo dentro de su propia familia.

Tampoco su hermana estaba contribuyendo a conseguir su objetivo con su actitud irreflexiva. Se había fugado con Mc Bride. ¿En qué estaba pensando? Se dijo que debía hablar con él. La única manera de perjudicar a William era a través de Candy y él seguía dispuesto a cobrarse su venganza. Mantendría su parte del trato y los dos se cobrarían sus piezas de caza a su debido tiempo.

 Mantendría su parte del trato y los dos se cobrarían sus piezas de caza a su debido tiempo

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Más allá del hilo rojo [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora