Lakewood, Nochevieja 1916
Alistair Cornwell se encontraba en su habitación, mirando la medalla de honor al mérito militar para excombatientes que le habían concedido tras ser retirado del ejército. Hacía meses que tenía la misma pesadilla: su avión ardía en llamas y su cuerpo era atravesado por las balas del enemigo. Todavía sentía en su cuerpo el dolor de la metralla al impactar en su carne y también venían a su mente aquellos últimos pensamientos antes de que su avión se precipitase al mar.
Pensó, que había llegado su fin... Y, sin embargo, ya estaba a salvo con los suyos, gracias a las almas caritativas que lo habían rescatado. Al otro lado del Atlántico la guerra continuaba cruel e implacable.
Le preocupaban Isabelle y su madre. Las últimas noticias que llegaban de Europa eran alarmantes y rezaba porque se hubiesen puesto a salvo.
Pensó en la prematura muerte de su gran amigo Dominic y en su novia. Ella se había quedado mirando al cielo, llorando...despidiéndolo, apretando entre los dedos la foto que él llevaba guardada junto a su corazón. Pensó en Patty, su gran amor que había atravesado un océano lleno de buques alemanes en su busca. No había dudado en arriesgarlo todo por volver a él.
Y pensó que era muy afortunado de tenerla. Aún no se creía que estuviera a su lado. Desde su llegada a penas se habían separado. Habían conversado largamente y también habían compartido sus penas, llorado y reído juntos.
—Estoy impaciente por Annie y Archie. Esa fiesta de compromiso va a ser maravillosa— suspiró Patty con los ojos brillantes.
Stair tragó saliva. No encontraba valor para declarársele. Miró su muñón y pensó que quizá ella iba a tener reservas al respecto. Llevaba muy poco tiempo en Estados Unidos y él todavía tenía serios problemas para dormir. A veces, sentía que estaba aún en el frente y a veces le dolía la cabeza intensamente, allí donde había recibido la herida de guerra. Esos días tenía que reposar a oscuras en su habitación y sin que nadie le molestase. ¿Cómo iba a pedirle que compartiera su vida con alguien roto? En ese sentido, él quería recuperarse lo mejor posible antes de consolidar su relación.
Sin embargo, desde que Candy lo había llevado a ver a los niños de la Casa de Pony todo había cambiado para él. Stair ya no se sentía tan inútil. Desde hacía algún tiempo y con el permiso de la hermana Lane y la Señorita Pony había empezado a impartir clases de matemáticas y física a los niños por las mañanas. Para Stair ayudar a los demás estaba empezando a sanar su espíritu y Gilbert Archer, el recién descubierto hermano de Candy, también lo había ayudado a recuperar su antigua afición por los inventos; estimulando su inagotable creatividad. Por las tardes, Stair solía pasarse por la clínica del Doctor Martin.
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Más allá del hilo rojo [Libro 1]
FanfictionCandice White Ardlay está viviendo un sueño: luego de ser adoptada y descubrir la identidad secreta de su príncipe de la colina está trabajando de enfermera en la clínica que Albert construyó para ella y el Doctor Martin. También ayuda a la Srta. P...