31 de agosto de 2001
Lo único que quiere es seguir escuchando música con su personal stereo, pero un compañero no deja de molestarla.
-¿Qué escuchai'? Cuenta po, ¿qué escuchai'? – le dice intentando quitarle un audífono.
-Se llaman Backstreet Boys.
-Pero déjame escuchar un poco – se niega a prestarle un audífono, pero sucumbe ante su insistencia – ah, están buenos, pero no los cacho. Oye, estas hueás ya pasaron de moda, ahora se usan esas que se les ponen discos.
-Son muy caras. Además, estoy feliz con mi personal stereo, se escucha bien y las pilas me duran harto.
-Yo tengo uno de discos, se escucha mortal. Un día de estos lo puedo traer pa' que cachí' la diferencia entre un disco y un casete.
-No, gracias.
-Mmm, pero acepta po. Así vai' a cachar de qué te estoy hablando, no te vai' a arrepentir. Los discos se escuchan más afinados que los casetes.
-Con todo respeto, pero que a mí me gusten más los casetes que los discos es problema mío.
-Erí' terrible respetuosa pa' comunicarte. Tu amiga me diría "¿Y qué chucha te importa a vo' lo que yo escuche?". Son bien distintas como pa' ser tan buenas amigas y tan cercanas.
-A veces dos personas completamente distintas son capaces de llevarse mejor de lo que te puedes imaginar.
-De más que sí po. Oye... préstame cien pesos.
-No tengo.
-Sí tení'. Tu amiga me dijo que no te hay gastado todo.
-Qué soplona es la Miriam.
-Préstame cien pesos po. Te juro que es pa' comprar algo que voy a compartir contigo.
-¿Y quién te ha dicho que yo quiero compartir algo contigo?
-No seai' pesada. Anda, préstame cien pesos.
-¿Me los vas a pagar?
-Si me los prestai' y me dejai' ir a comprar ahí negociamos cuándo te los pago, podría incluso darte algo de interés si te portai' bien conmigo.
-¿Cómo es eso de portarme bien contigo? Yo siempre me porto bien contigo. No hagas insinuaciones ridículas.
-Mentira, siempre erí' pesada conmigo. Ya po, préstame cien pesos.
-Ya oh. Toma – ante su insistencia finalmente le pasa una moneda de cien pesos – oye, como condición del préstamo te quiero pedir algo.
-Tshi, qué patuda. Bueno, igual tení' razón, me prestaste cien pesos y lo mínimo que puedo hacer es escuchar una petición tuya. Dime...
-Para Halloween quiero que te disfraces de alien – le dice riéndose.
-Ja... ja... ja... muy graciosa. Ya, espérame aquí será mejor, vuelvo altiro. Cruza los dedos pa' que el kiosco no esté lleno.
-No creo, igual el recreo empezó hace rato, ya algo se habrá vaciado – al cabo de dos minutos vuelve con un helado Piña Fru.
-Teníai' razón, ya no estaba tan lleno y no tuve que esperar. Mira lo que traje.
-¿No crees que todavía hace mucho frío pa' un helado?
-No le pongai' color. Tampoco hace un clima tan frío como en junio o julio. Mañana empieza septiembre, el mes del zapateo jeje. Mira... le dije al tío del kiosco que lo partiera por la mitad. Te dije que quería compartir algo contigo.

ESTÁS LEYENDO
Sexo sin Control
Roman pour AdolescentsSofía Rebolledo es una joven mujer, DJ e ingeniera en sonido que ha criado a su sobrina Javiera como si fuera su hija, ya que Francisca, su hermana mayor, lamentablemente falleció al darla a luz. Javiera cursa tercero medio y tiene un peculiar grupo...