15: Un paso más...

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Pero en este mundo, no hay gustos cumplidos, esa tarde en la biblioteca, tras un montón de pila de libros, los dos trataban de estudiar juntos, Hermy con la pierna cruzada, intentaba escribir sobre la interesante vida de los gusarapos. Draco por su parte, miraba de reojo a Hermy, mientras fingía interés en un libro avanzado de Historia de la Magia, pero de pronto, le echaba una miradita a las piernas de la chica.

Hermy procuraba no verlo siquiera, pero era imposible, pues sus ojos se topaban con los suyos a cada momento, finalmente, Draco hizo algo que jamás imaginó, cuando se dio cuenta, su mano estaba sobre la rodilla de Hermione.

-Eh... Draco - dijo Hermy

-¿Que pasa? - preguntó el, pero sentía que la mano le pesaba para quitarla de la rodilla de la chica.

-¿Me pasas la pluma? - dijo con voz ronca, sin siquiera decirle que quitara su mano, el jamás había echo eso desde que comenzaran a ser novios.

-si - murmuró y le pasó una pluma. en ese momento, Hermy alzó un poco su rodilla y la mano de Draco resbalaron hacia su muslo y el chico enrojeció, pero no la quitó.

Hermione sentía mil mariposas en su estómago, la mano de Malfoy era tan fuerte, masculina y cálida que le gustaba sobremanera que estuviera aprisionando sus muslos. Ella lo miró con ese brillito especial en sus ojos castaños, y acarició el brazo del chico, su pecho, su rostro, aquello parecía ser el preámbulo para...

-¡Cierro en quince minutos! - anunció de pronto Madame Pince y los chicos salieron de su estupor.

-¡Oh!

-¡Vamos, vamos, cierro en quince minutos, vayan devolviendo los libros!

Pero Malfoy jaló de súbito a Hermy hacia el, besándola con intensidad salvaje, como nunca lo había echo, la soltó, tomó los libros y se dirigió a entregarlos, el corazón latía a mil por hora, nunca sus cuerpos habían estado así, de juntitos y sus manos, nunca se habían atrevido a tanto

Hermione se sentía sumamente acalorada con tal situación, salió de inmediato de la biblioteca y no supo si esperar o no a Draco, el cual también no podía quitarse el rubor de las mejillas y hasta la señora Pince lo veía de reojo y se preguntaba que le sucedía.

-¿Se siente mal señor Malfoy?

-Este... no...

-Se ve pálido, ¿tiene fiebre?

Malfoy desvió la mirada, el solo conocía a que se debía esa alza de temperatura en su cuerpo. Afuera Hermione continuaba con la espera, cuando tuvo una desagradable sorpresa.

-Bonita - dijo Líam con cierta burla a sus espaldas.

-¡No me digas así! - dijo ella entre dientes

-Claro, solo Mr. Malfoy... escoria, puede decirte una palabra halagadoramente cursi... ¿sabes? viéndote bien, y por mas buena que estés de cuerpo, creo que eres insípida y una papa sin sal...

-¡Pero así te gustaba! - gruñó la chica ofendida ¿Cómo se atrevía a decirle fea e insípida?

-Te falta tu condimento Granger... y ese soy yo, Malfoy no te va...

-¡Pues no te entiendo, me agredes, pero dices que te necesito! - espetó con burla

-Terminarás siendo mía Granger, terminarás pidiéndome amor y que te rescate...

-¡Eso nunca lo verán tus ojos Líam!

-¡Mia, por las buenas o por las malas! - gruñó Líam y se acercó peligrosamente a Hermione.

-Déjame en paz - dijo la chica nerviosa, estaba sola, solo Draco permanecía dentro de la biblioteca.

-Lo que necesitas, querida Hermione es sentir a un hombre de verdad

Solo quédate en silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora