XLI

579 67 15
                                    

Jana

Hoy era el día. Llevaba semanas dándole vueltas a la cabeza, planeando cómo lo haría, qué palabras usaría. Y por fin, había decidido que hoy sería el momento. No podía esperar más. Mi relación con Gala había crecido y evolucionado de una manera que nunca habría imaginado. Cada día me sentía más cerca de ella, más conectada, más segura de que era la persona con la que quería estar.

A lo largo de estas semanas, Gala no había dejado de sorprenderme. Era atenta, cariñosa, y, lo más importante, estaba completamente entregada. Sus gestos de cariño, las veces que había hecho todo lo posible por verme sonreír, cómo me hacía sentir especial en cada pequeño detalle... Todo eso me había conquistado por completo. Y aunque al principio dudaba, temía si estaba yendo demasiado rápido, ahora ya no tenía ninguna duda. Quería dar un paso más con ella, quería que fuese oficial.

Hoy jugábamos un partido importante, y sabía que sería el escenario perfecto para hacerle la pregunta que llevaba días guardando en mi cabeza. Era un lugar significativo, el campo donde ambas nos habíamos conocido más a fondo, donde habíamos pasado tanto tiempo juntas, y el lugar donde nuestro vínculo había crecido más allá de la amistad. No podía imaginar un mejor momento. Quería pedirle que saliéramos de una forma que fuese inolvidable, en un lugar que ya significaba tanto para nosotras.

Durante el día, mis nervios fueron aumentando. Intentaba concentrarme en el partido, en las tácticas, en mi rol en el equipo. Pero mi mente volvía una y otra vez al mismo pensamiento: ¿Cómo lo haría? ¿Qué diría exactamente? ¿Cómo reaccionaría Gala? Solo esperaba no estropearlo con mi torpeza habitual.

Cuando llegué al vestuario, Gala ya estaba allí, hablando y bromeando con las chicas como siempre. Esa sonrisa suya, la que parecía iluminar cualquier lugar, me provocaba una oleada de emociones cada vez que la veía. Me senté en mi sitio y traté de concentrarme en mi respiración, buscando la calma antes de salir al campo.

Nos preparamos juntas, intercambiando algunas palabras de ánimo, como hacíamos antes de cada partido. Gala parecía concentrada, lista para darlo todo, pero también me lanzaba de vez en cuando una mirada cómplice, una que hacía que mi corazón se acelerara un poco más.

...

El minuto 60 del partido había llegado, y yo estaba en la banda, haciendo ejercicios de calentamiento. Sentía la adrenalina en el aire, mi mente centrada en el momento en que me tocara entrar al campo. Estaba rodeada por el murmullo del estadio, con los gritos de los aficionados mezclándose con el sonido de las botas sobre el césped y los cánticos del público. El partido estaba a punto de volverse aún más emocionante.

Mientras hacía mis estiramientos, mi atención se centró en el área en la que Gala estaba jugando. La veía moverse con esa agilidad y determinación que siempre me había impresionado. Había algo en su estilo, en cómo se posicionaba en el campo, que capturaba mi mirada cada vez que la veía jugar.

En ese instante, Hansen lanzó un centro perfecto hacia el área. El balón volaba hacia Gala, quien estaba bien posicionada para rematar. Era una oportunidad dorada para marcar un gol. El estadio se llenó de expectación, y yo no podía apartar la vista de la acción que se desarrollaba frente a mí.

Gala se movió con precisión hacia el balón, lista para empujar el esférico y ponerlo en la red. Pero algo inesperado sucedió. La defensa rival, que había estado en su camino, se desentendió por completo del balón y se abalanzó sobre Gala, empujándola con fuerza. El empujón fue brutal, y Gala se vio obligada a avanzar hacia adelante con gran velocidad.

Vi cómo Gala chocaba contra el palo de la portería con un golpe seco que resonó en todo el estadio. Fue un impacto tan fuerte que el ruido retumbó en mis oídos, y un grito ahogado de dolor escapó de la boca de Gala. La escena se volvió un torbellino de emociones; el tiempo pareció detenerse por un momento mientras la veía caer al suelo, abrazándose la zona abdominal.

𝐒𝐄𝐂𝐎𝐍𝐃 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄-𝐉𝐚𝐧𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐧á𝐧𝐝𝐞𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora