Jana
Al principio, todo iba bien. Gala y yo hablábamos todos los días, tal como habíamos prometido. Al despertar, siempre tenía un mensaje suyo o alguna foto de lo que estaba haciendo. A veces eran conversaciones largas y otras solo un par de frases rápidas, pero seguía siendo nuestro pequeño momento del día. Me sentía tranquila sabiendo que, aunque estábamos lejos, estábamos conectadas.
Pero entonces llegó el día en el que Gala se iba con sus amigas a Ibiza, como lo hacía cada verano. Sabía que ese viaje era importante para ella, lo había hecho desde que jugaba en Alemania y, por supuesto, lo entendía. Era una semana que se dedicaba a relajarse con sus amigas, a despejar la mente, y siempre me había dicho que ese grupo era casi como una familia para ella. Entre esas amigas, claro, estaba Ewa.
Me acordaba de la noche anterior, cuando me mencionó a Ewa, y cómo, sin querer, sentí una punzada de celos. No me gustaba sentirme así, pero había algo en la relación entre ellas dos que me ponía nerviosa, aunque confiara en Gala. Demasiado cercana, me repetía en mi cabeza.
Los primeros días del viaje, aún hablábamos, aunque no tanto como antes. Nuestros mensajes seguían, pero eran más cortos, más distantes. Gala estaba disfrutando del tiempo con sus amigas, lo veía en las fotos que subía a redes o en los mensajes grupales que a veces me enseñaba. Yo intentaba no darle muchas vueltas al asunto, me decía que era normal que estuviera ocupada, divirtiéndose. Pero en el fondo, me empezaba a sentir un poco apartada.
Luego, las conversaciones se hicieron más escasas. Un día se olvidaba de responderme hasta más tarde. Otro día, solo me mandaba un par de emojis rápidos y una disculpa porque estaba "ocupada". Traté de no darle importancia, pero empezaba a notar que el espacio entre nosotras se agrandaba más de lo que me habría gustado.
Cada vez que escuchaba una notificación en mi móvil, esperaba que fuera un mensaje de Gala, algo que me recordara que seguía pensando en mí. Pero esos momentos se fueron haciendo menos frecuentes. Empecé a preguntarme si estaba exagerando, si estaba siendo demasiado dependiente, pero no podía evitarlo. Me dolía no sentirla tan cerca, y aunque trataba de distraerme con mis propias vacaciones, con mi familia, había un vacío.
Me quedé mirando el teléfono, sintiendo cómo algo dentro de mí se tensaba. ¿Por qué sentía que, poco a poco, la estaba perdiendo durante ese viaje? ¿Por qué la distancia entre nosotras parecía hacerse más grande cada día?
No sabía si era solo mi inseguridad hablando o si realmente había algo más. Pero lo que sí sabía era que la sensación de que algo estaba cambiando entre nosotras me inquietaba más de lo que quería admitir.
Gala
Estaba en el catamarán, rodeada de risas y música, pero en mi mente había un ruido diferente. Las olas se movían suavemente, meciendo el barco mientras el sol brillaba intensamente sobre el agua, creando destellos que reflejaban la alegría del momento. Sin embargo, no podía evitar sentir que había una distancia emocional entre Jana y yo que se hacía cada vez más palpable. La brisa marina acariciaba mi rostro, pero en mi corazón había una tormenta.
Mis amigas reían y brindaban por la diversión y la libertad del verano. Cada sorbo de mi bebida era un recordatorio de que estaba en un lugar increíble, pero el nudo en mi estómago se negaba a deshacerse. Me sentía atrapada entre la felicidad del instante y la tristeza de la desconexión. Decidí abrirme un poco, aunque sabía que hacerlo podría abrir la caja de Pandora de mis sentimientos.
-Chicas, ¿alguna ha sentido que se aleja de alguien que realmente quiere?- La pregunta se deslizó de mis labios como un susurro, cargada de vulnerabilidad.
Ewa, siempre atenta y perceptiva, dejó de hablar y se acercó un poco más.
-¿Te refieres a Jana?-Su mirada intensa buscaba en la mía respuestas que ni yo sabía si podía ofrecer.
Asentí, sintiendo cómo el peso de mis emociones se hacía más denso.
-Sí. Al principio, todo iba bien. Hablábamos todos los días, pero desde que llegué aquí, siento que ella ya no da el primer paso. Si yo no le escribo, no sé si me enviaría un mensaje-Dije tragando grueso.
Lena frunció el ceño, como si el concepto le pareciera ajeno.
BEso es extraño. ¿No crees que ella podría estar ocupada disfrutando de su tiempo también?-Su tono era conciliador, pero en su voz había un matiz de duda que me incomodaba.
-Lo sé, pero… me siento distante. Es como si, aunque estuviera en un lugar increíble, hubiera un espacio entre nosotras que no se puede llenar solo con mensajes-Mis palabras sonaban a queja, pero eran un grito silencioso de ayuda.
Ewa me miró con empatía, su mirada reconfortante era un bálsamo en mi confusión.
-Quizás deberías hablar con ella. A veces, la comunicación se complica cuando estamos lejos, pero si la quieres, hay que hacer el esfuerzo-Su consejo resonaba con una verdad que sabía que debía enfrentar.
Tomé un sorbo de mi bebida, sintiendo cómo la angustia se mezclaba con el sabor dulce.
-Sí, pero me da miedo que eso sea un indicativo de algo más. Si esto sigue así, ¿qué pasará cuando volvamos a casa? Me asusta pensar que podríamos perder lo que tenemos- La idea de perder a Jana era un pensamiento que me paralizaba.
Mis amigas se miraron entre sí, comprendiendo la seriedad de mis palabras.
-A veces, la distancia puede hacer que la gente se sienta insegura, pero si realmente se quieren, encontrarán la manera de seguir adelante. Confía en ella y en lo que teneis-dijo Ewa, dándome una palmadita en la espalda. Su apoyo era un pequeño rayo de esperanza en mi tormenta interna.
Mientras contemplaba el horizonte, donde el cielo se encontraba con el mar en una danza infinita, sabía que debía hacer algo. No podía dejar que la distancia definiera nuestra relación. Pero en ese momento, también entendí que parte de mí estaba asustada de abrir mi corazón y hacerle saber a Jana cuánto la extrañaba. Me aterraba pensar que mis sentimientos pudieran ser un peso para ella, algo que complicara su verano.
La tarde avanzó, el sol comenzaba a descender y el ambiente se tornaba mágico, pero aunque intenté disfrutar de la risa y la música, sentí que algo faltaba. Mis amigas continuaron riendo y disfrutando, pero la risa me sonaba lejana. El vacío que sentía por la falta de conexión con Jana se hacía más grande, como una sombra que me seguía en cada momento.
Mientras las luces del catamarán comenzaban a brillar, una idea comenzó a tomar forma en mi mente. Tenía que recordar que el amor no se trata solo de palabras, sino de acciones. No podía dejar que el miedo me paralizara. Tal vez lo que necesitaba era un gesto sincero, algo que le recordara a Jana lo que significaba para mí.
Con el corazón acelerado y la determinación tomando fuerza, decidí que al día siguiente, al volver a la orilla, le escribiría un mensaje. No sería solo un “te echo de menos”, sino una invitación a hablar sobre lo que estaba sintiendo. Tenía que encontrar la manera de equilibrar mi deseo de estar cerca de ella con el hecho de que, en ese momento, estaba en un viaje de verano con mis amigas.
Así, mientras el catamarán navegaba suavemente, una nueva resolución se afianzaba en mi corazón. No podía dejar que el tiempo y la distancia se convirtieran en un abismo entre nosotras. Tenía que enfrentar mis miedos y dar el paso que tanto necesitaba. La noche estaba llegando, pero en mi interior, una chispa de esperanza comenzaba a brillar con fuerza.
____🫢🫢
Tengo muchas ganas de subir la siguiente historia😭

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𝐒𝐄𝐂𝐎𝐍𝐃 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄-𝐉𝐚𝐧𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐧á𝐧𝐝𝐞𝐳
RandomGala es una chica que desde pequeña tiene el sueño de convertirse en una gran futbolista, está en el camino de conseguirlo junto a su hermana cuando sufre una grave lesión, esa lesión hace que los caminos de ambas hermanas se separen de una manera c...