El entrenamiento había terminado, y aunque estaba agotada, una sensación de satisfacción recorría todo mi cuerpo. Sabía que había dado lo mejor de mí, y aunque había sido intenso, me sentía bien. El pique amistoso con Ona había levantado el ánimo de todas, y la risa compartida al final había aligerado la carga del trabajo.
Cuando llegamos a la habitación, Jana y yo nos miramos con el agotamiento reflejado en nuestros rostros. No hacía falta decir mucho; el silencio cómodo que compartíamos era suficiente para expresar lo que ambas sentíamos.
-Voy a ducharme primero, ¿te parece?- le dije, mientras agarraba mi toalla y ropa limpia.
-Claro, ve tú-respondió Jana con una sonrisa, dejando caer su mochila en la cama.
El agua caliente de la ducha fue como un bálsamo para mis músculos cansados. Mientras me enjabonaba, dejé que mi mente se despejara por un momento, apartando los pensamientos sobre el entrenamiento, sobre la presión de los próximos partidos y, por un instante, sobre la mirada persistente de Aitana. El agua caía sobre mí, llevándose parte de la tensión, aunque no del todo.
Cuando terminé, me vestí rápidamente y salí al cuarto. Jana estaba tumbada en su cama, revisando algo en su teléfono, pero al verme salir, se levantó para tomar su turno en la ducha.
-Tu turno-le dije sonriendo, mientras me sentaba en mi cama para esperar.
-Gracias- respondió con un gesto divertido, desapareciendo en el baño con su toalla al hombro.
Mientras esperaba, revisé mis mensajes en el teléfono y traté de relajarme. Las jugadoras estaban organizando bajar todas juntas a cenar, y una parte de mí ya estaba ansiosa por ver cómo sería el ambiente en el comedor. Tras unos minutos, Jana salió de la ducha, fresca y renovada, con la misma expresión de alivio que yo había tenido.
-¿Lista para cenar?-preguntó, secándose el cabello con la toalla.
-Asustada por la comida que nos van a poner, pero sí-respondí con una sonrisa, levantándome para recoger mis cosas.
Juntas salimos de la habitación y nos dirigimos hacia el comedor. Al llegar, el bullicio de las conversaciones y risas llenaba el espacio, con jugadoras de todos los rincones del país compartiendo historias y anécdotas. Jana me indicó con un gesto dónde se estaban sentando sus compañeras, y nos unimos al grupo.
Me encontré sentada con algunas de las más jóvenes del equipo, como Ona y Salma, que estaban riendo y hablando con una energía contagiosa. Era fácil sentirse cómoda entre ellas, su entusiasmo juvenil y sus bromas constantes hacían que todo pareciera más ligero después de la intensidad del día.
-¿Cómo te sientes después del pique de hoy?-me preguntó Ona con una sonrisa traviesa mientras tomaba un sorbo de su bebida.
-Agotada, pero satisfecha- le respondí, recordando el esfuerzo que habíamos puesto en las carreras.-Ahora eres más rápida que antes.
Ona soltó una carcajada.
-La próxima vez no te dejaré ganar tan fácilmente-Dijo con humor pero con competencias.
-Eso quiero verlo-intervino Salma, divertida.-La próxima nos sentamos a ver otra carrera entre vosotras dos.
La conversación continuó entre risas y anécdotas del día, y poco a poco, me fui relajando aún más. El ambiente era cálido, lleno de compañerismo y bromas, lo que hacía que los nervios por los próximos partidos se disiparan, al menos por un rato. Jana también estaba completamente integrada en el grupo, compartiendo historias de sus experiencias y haciéndonos reír a todas con sus ocurrencias.
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𝐒𝐄𝐂𝐎𝐍𝐃 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄-𝐉𝐚𝐧𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐧á𝐧𝐝𝐞𝐳
RandomGala es una chica que desde pequeña tiene el sueño de convertirse en una gran futbolista, está en el camino de conseguirlo junto a su hermana cuando sufre una grave lesión, esa lesión hace que los caminos de ambas hermanas se separen de una manera c...