Jana
Habían pasado ya varios días desde que Gala salió del hospital y cada vez parecía estar mejor. Su recuperación iba viento en popa, aunque todavía necesitaba tiempo para estar completamente bien. A pesar de todo, la relación entre nosotras seguía siendo cercana y cada día me sentía más segura de lo que quería. Pero, a pesar de esa certeza, aún no había reunido el valor suficiente para dar ese paso que llevaba tanto tiempo rondando en mi cabeza: pedirle que fuese mi novia.
Ese día, después del entrenamiento, me encontraba en el vestuario, agotada pero satisfecha. El sudor aún corría por mi espalda y mis músculos estaban tensos, pero había algo más en mi mente, algo que hacía que la sensación de cansancio quedara en un segundo plano. Mientras me cambiaba de ropa, escuché el sonido familiar de mi móvil vibrando en la taquilla. Lo saqué con rapidez, esperando ver algún mensaje tonto de Gala, algún comentario sarcástico que siempre lograba sacarme una sonrisa.
Pero no era eso.
El mensaje que recibí me descolocó. Gala me decía que no iba a poder verme ese fin de semana. Nada más. No me dio ninguna explicación, ningún detalle. Solo un "Este finde no voy a poder verte". Sentí cómo una pequeña ola de inquietud empezaba a formarse en mi pecho.
Al principio, intenté no pensar demasiado en ello. Gala podía estar ocupada, o tal vez tenía algo que hacer, una obligación familiar, cualquier cosa. Pero no me lo mencionó antes, ni siquiera me dio una razón en su mensaje. Y eso, aunque intentara no darle demasiadas vueltas, empezó a preocuparme más de lo que debería.
Mientras me ponía las zapatillas, mi mente empezó a divagar. ¿Había hecho algo mal? ¿Me había pasado preocupándome demasiado por ella durante su recuperación? Recordé todas las veces que había estado a su lado, cuidándola y tratando de no agobiarla, pero... ¿y si lo había hecho? ¿Y si, sin darme cuenta, había cruzado una línea y ella se había sentido invadida o sofocada por mi atención?
Suspiré mientras metía mis cosas en la mochila, sintiendo cómo una ligera ansiedad empezaba a colarse en mi cuerpo. No podía evitar preguntarme si todo esto era culpa mía. Gala no era del tipo que hablaba de sus sentimientos con facilidad, y ahora me daba miedo haberla presionado de alguna manera sin darme cuenta.
Intenté sacudirme esos pensamientos, diciéndome que tal vez estaba exagerando. Pero, por más que lo intentara, no podía quitarme de la cabeza la idea de que quizás algo había cambiado entre nosotras, y que yo no lo había visto venir.
Estaba aún perdida en mis pensamientos cuando Ona, en su tono despreocupado habitual, se acercó a mí y me soltó la pregunta que no esperaba.
—¿Qué tal está Gala?-Me tomó completamente por sorpresa, pero respondí lo mejor que pude, intentando sonar normal.
—Bien, está recuperándose. —Sonreí ligeramente, pero no fue suficiente para evitar las miradas curiosas que empezaron a caer sobre nosotras.
Fue como si todo se detuviera por un segundo. Las chicas, que hasta ese momento estaban concentradas en sus propias cosas, dejaron lo que estaban haciendo y comenzaron a mirarnos con una mezcla de sorpresa y curiosidad. Nadie había comentado mucho sobre Gala desde su accidente, y lo cierto era que muy pocas sabían lo que realmente estaba pasando entre nosotras. De repente, la pregunta de Ona atrajo más atención de la que habría querido.
—¿Por qué se lo preguntas a Jana? —preguntó Mapi, que estaba a unos metros de nosotras, con una ceja levantada.
El ambiente en el vestuario se tensó un poco. Sentí cómo todas nos miraban, esperando alguna respuesta que aclarara el por qué de esa pregunta, como si de repente la relación entre Gala y yo fuera algo más de dominio público.
Ona y yo nos miramos, ambas un poco pilladas. No habíamos sido precisamente cuidadosas, pero tampoco habíamos hablado mucho sobre nosotras. Y ahora, parecía que las piezas empezaban a encajar en la cabeza de las demás. Traté de mantener la calma, pero no podía evitar sentirme expuesta.
De repente, escuché una pequeña risa que venía del otro lado del vestuario. Aitana, apoyada contra una de las taquillas, había soltado una leve carcajada. No era malintencionada, pero captó la atención de todas las chicas al instante.
—¿Qué pasa, Aitana? —preguntó Ingrid con una sonrisa pícara, claramente disfrutando del misterio.
Todas giraron la cabeza hacia ella, esperando que soltara algo. Aitana me miró directamente, con una expresión que pedía permiso, como si no quisiera traicionar mi confianza. Sabía que no era su intención, pero también era consciente de que mantener esto en secreto en un equipo tan unido como el nuestro era casi imposible. Asentí ligeramente, dándole luz verde para que hablara.
Aitana suspiró, claramente sabiendo que no había forma de evitar lo que iba a decir.
—Bueno... —empezó con un tono algo vacilante—, creo que es hora de que sepáis que... Jana y mi hermana, pues... se traen algo juntas.
El murmullo que se generó en el vestuario fue instantáneo. Las caras de las chicas cambiaron de la sorpresa a la emoción, y en un instante empezaron a bombardearnos con preguntas. Bruna soltó un grito ahogado y Hansen dejó caer las botas que estaba atándose. Entre todas, el ambiente se volvió más animado de lo que esperaba.
—¡¿Qué?! —exclamó Alexia, con los ojos muy abiertos—. ¿Cómo no nos habéis dicho nada?
—Espera, espera, ¿desde cuándo? —preguntó Patri, riendo y mirándome con incredulidad.
Me quedé quieta, sintiendo el calor subir a mis mejillas mientras trataba de no parecer demasiado nerviosa. Aunque la reacción no fue ni mucho menos mala, el hecho de que ahora todo el equipo supiera lo que pasaba entre Gala y yo me hizo sentir como si acabáramos de salir a la luz de una manera un tanto inesperada.
Aitana, sin embargo, se mantenía tranquila, con una sonrisa en el rostro, como si todo aquello le divirtiera un poco.
—Tranquilas, tranquilas... —dijo levantando las manos para intentar calmar el bombardeo de preguntas—. Tampoco es que se lo estén escondiendo a propósito. Simplemente, las cosas han sido... recientes.
—Pero, ¿recientes cómo? —insistió Ingrid, riendo mientras me miraba.
Me reí nerviosa, sin saber muy bien cómo explicarles todo aquello. Miré a Aitana en busca de ayuda, pero ella solo se encogió de hombros, como si me dejara a mí la responsabilidad de terminar la historia.
—Pues... —empecé, mientras las chicas seguían mirándome, expectantes—, supongo que sí, es reciente. Pero... bueno, supongo que ya lo sabéis todo.
La explosión de comentarios y bromas que siguió me hizo sonrojarme aún más. Aitana y yo intercambiamos una mirada divertida, sabiendo que ya no había vuelta atrás. Todo el equipo lo sabía. Pero, sorprendentemente, no sentí miedo ni preocupación. Sabía que, al final del día, estaba rodeada de amigas que nos apoyaban.
Y, en el fondo, sabía que Gala también lo entendería.
____Uyuy, ¿que pasa el finde Gala?🫢
Ya todas los saben😝
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𝐒𝐄𝐂𝐎𝐍𝐃 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄-𝐉𝐚𝐧𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐧á𝐧𝐝𝐞𝐳
RandomGala es una chica que desde pequeña tiene el sueño de convertirse en una gran futbolista, está en el camino de conseguirlo junto a su hermana cuando sufre una grave lesión, esa lesión hace que los caminos de ambas hermanas se separen de una manera c...