XXI

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Jana

Habían pasado ya varias semanas desde que salió la convocatoria para el Mundial, y todavía me dolía no haber sido convocada. Cada vez que veía las noticias o abría redes sociales, las imágenes y vídeos de mis compañeras preparándose para el torneo aparecían una y otra vez, recordándome lo que me estaba perdiendo. Era difícil no pensar en lo que podría haber sido, pero también sabía que lamentarse no cambiaría las cosas. Así que decidí aprovechar este tiempo de descanso para desconectar.

El verano había pasado en un abrir y cerrar de ojos. Al principio, las vacaciones me resultaron extrañas. Estaba tan acostumbrada a los entrenamientos, la rutina y la adrenalina de los partidos que de repente tener tanto tiempo libre se sentía extraño. Sin embargo, poco a poco, me fui acostumbrando a la idea de relajarme. Paseé por la playa, viajé un poco, visité a algunos amigos y me permití descansar, tanto mental como físicamente. Había sido un año duro, y aunque no había llegado al Mundial, sabía que este tiempo me ayudaría a volver con más fuerza.

A pesar de todo, no podía evitar que mi mente divagara hacia lo que vendría después. En unas semanas ya tendría que volver a entrenar con el equipo, y aunque me emocionaba la idea, había algo que siempre me hacía sentir mariposas en el estómago: los nuevos fichajes. Cada año, las caras nuevas en el equipo traían consigo nuevas energías, estilos de juego y, muchas veces, retos. Algunas veces eran jugadoras de renombre, otras veces eran jóvenes promesas que llegaban con ganas de comerse el mundo.

Me fascinaba esa sensación de no saber qué esperar, de imaginarme cómo sería la temporada con esas nuevas compañeras, cómo encajarían en el equipo, cómo se adaptarían a nuestro juego. Pero esta vez, todo estaba en silencio. Ningún rumor, ninguna noticia filtrada. El club no había hecho ningún anuncio oficial sobre nuevos fichajes, y entre las jugadoras tampoco había corrido ningún nombre. Era raro. Normalmente, por estas fechas, ya habría algún murmullo o filtración sobre posibles incorporaciones, pero nada.

A veces me encontraba reflexionando sobre lo que eso significaba. ¿Habrían decidido apostar más por las jugadoras jóvenes del equipo? Quizá estaban esperando hasta que terminara el Mundial para hacer los anuncios. A decir verdad, era una incertidumbre que no me disgustaba. A veces, el no saber mantenía las cosas interesantes. Sin embargo, no podía evitar sentir cierta ansiedad. Sabía que cada nuevo fichaje traía consigo un nivel de competencia adicional, y aunque me gustaban los retos, también significaba que cada vez había que pelear más fuerte por un puesto.

Aproveché esos días de calma para mentalizarme, para preparar mi cabeza para lo que estaba por venir. Sabía que cuando la pretemporada comenzara, todo sería velocidad, intensidad y competencia. Y no quería estar en desventaja. Aunque no hubiera estado en el Mundial, no significaba que no pudiera estar en mi mejor forma. Mis entrenamientos personales habían seguido, y aunque no era lo mismo que los entrenamientos con el equipo, me esforzaba para mantenerme activa.

Lo que más me emocionaba era la oportunidad de empezar de nuevo, de demostrarme a mí misma que la ausencia del Mundial no definiría mi temporada. Quería volver más fuerte, más concentrada, y preparada para cualquier cosa que el club tuviera preparada para nosotras. Y si llegaba alguna jugadora nueva, pues bienvenida sería. Sabía que, de una forma u otra, los fichajes siempre traían algo positivo al equipo. Me recordaban que el fútbol es siempre evolución, que nunca puedes quedarte quieta y que siempre hay algo nuevo que aprender de las compañeras.

A pesar de la calma y el silencio en torno a posibles refuerzos, mi instinto me decía que algo grande se estaba gestando. No sé por qué, pero lo sentía. Quizá solo era esa emoción nerviosa que siempre precede a una nueva temporada, ese cosquilleo que te dice que algo importante está por suceder, aunque aún no puedas ver qué es.

Sea lo que sea, estaba lista para ello.

Era una mañana tranquila, una de esas en las que no tenía mucho que hacer, así que decidí perder un rato en Instagram. Era parte de mi rutina, abrir la app y ver las publicaciones más recientes de mis compañeras, algunas noticias y, por supuesto, las últimas novedades del fútbol. Deslicé el dedo por la pantalla, pasando por fotos de entrenamientos, historias de vacaciones, y de repente algo llamó mi atención. Lo primero que me apareció fue una publicación de Soccerdona, una de esas cuentas que siempre está al día con todos los rumores y fichajes del fútbol femenino.

Lo que vi me dejó en shock.

Era una foto de Gala. La misma Gala que llevaba meses dando vueltas en mi cabeza. La misma Gala con la que había compartido tantas conversaciones en las noches de concentración. La misma Gala que, aunque ya no hablábamos, seguía apareciendo en mis pensamientos más de lo que me atrevía a admitir.

Abrí la publicación y leí el pie de foto. Hablaba de un posible fichaje de Gala por un club de la Liga F. Nada fuera de lo común, ya que sabíamos que su contrato con el Wolfsburgo estaba por terminar. Sin embargo, lo que más me impactó fue una línea en particular: "El FC Barcelona, entre los equipos interesados."

Me quedé quieta durante unos segundos, intentando procesar lo que acababa de leer. ¿El Barça? ¿Mi equipo? El equipo donde yo jugaba. Sabía que Gala había estado considerando diferentes opciones, pero no me había imaginado que el Barça estuviera en la lista, y mucho menos que fuera el club más mencionado en los rumores.

De repente, la imagen de Gala jugando con nuestra camiseta, entrenando con nosotras, y compartiendo vestuario se materializó en mi mente. Y, por alguna razón, me hizo sentir nerviosa. No estaba segura de por qué. Quizás era la idea de volver a tenerla cerca, de compartir tanto tiempo juntas, de enfrentarnos a esa conexión que habíamos empezado a formar durante el último tiempo.

Me recosté en la cama, deslizando los dedos por la pantalla para leer los comentarios. Algunos decían que era un movimiento lógico, que Gala encajaba perfectamente en el estilo de juego del Barça. Otros especulaban que podría terminar en Inglaterra, pero lo que predominaba era el Barça.

Me sentía confundida, como si de repente tuviera un torbellino en mi cabeza. Volver a ver a Gala tan cerca, no solo como la hermana de Aitana o una amiga, sino como compañera de equipo... No sabía cómo tomarlo. Nos habíamos hecho bastante cercanas en la concentración, y me había sorprendido lo fácil que era hablar con ella, reírnos, compartir momentos. Y ahora, la idea de que todo eso pudiera pasar de ser algo temporal a algo mucho más constante... me dejaba sin palabras.

Intenté apartar esos pensamientos de mi cabeza. "Es solo un rumor", me dije a mí misma, aunque sabía que Soccerdona no solía fallar en sus predicciones. Aún así, no quería hacerme ilusiones ni darle vueltas al asunto hasta que fuera oficial. Aunque, por mucho que lo intentara, no podía evitar que la idea me rondara constantemente.

Cerré la aplicación, pero ya era demasiado tarde. Las imágenes de Gala con la camiseta blaugrana seguían en mi mente. ¿Qué significaría para el equipo? ¿Qué significaría para mí? Aunque no quisiera admitirlo, había una parte de mí que se emocionaba con la posibilidad de que Gala se uniera al Barça. Pero también estaba esa otra parte que no podía dejar de preguntarse por qué no podía sacarla de mi cabeza desde hace tanto tiempo.

Suspiré profundamente, dejando el teléfono a un lado. Sabía que el verano estaba llegando a su fin, y que pronto la temporada empezaría de nuevo. Y si los rumores eran ciertos, esa temporada podría ser muy diferente a lo que había imaginado.
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Ya hay rumores😝😝

𝐒𝐄𝐂𝐎𝐍𝐃 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄-𝐉𝐚𝐧𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐧á𝐧𝐝𝐞𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora