XVI

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La habitación estaba llena de risas y charlas animadas. Nos conocíamos desde hace poco, pero la cercanía había hecho que todo fluyera de manera natural. Estábamos en medio de una conversación, cuando Ona, con su confianza habitual, me lanzó una pregunta directa.

—Oye, Gala, cuéntanos, ¿has ligado en Alemania? —preguntó Ona con una sonrisa traviesa.

Me eché a reír, moviendo la cabeza en un gesto de negación.

—Que va, quizás algún rollo de una noche, pero poco más —respondí, encogiéndome de hombros.

Ona soltó una risa, acomodándose mejor en la cama. Pero justo en ese momento, Jana, que estaba sentada en el borde de la cama con una almohada en el regazo, hizo una tos exagerada, como si intentara ocultar algo.

—Pajor... —dijo Jana, tapándose la boca con la mano y tratando de parecer discreta.

Mi mirada se volvió hacia Jana de inmediato. No podía creer que hubiera mencionado a Ewa, y me sentí un poco atrapada.

—¿Qué estás intentando decir con eso? —pregunté, levantando una ceja.

-Tu sabrás- después de ese comentario le di una colleja de broma en la cabeza.

—¡Oye! —se quejó Jana, frotándose la cabeza mientras reía.

Las risas continuaron mientras nos picábamos entre nosotras. Jana intentaba esquivar mis bromas mientras yo seguía dándole pequeños golpes con la mano. La atmósfera en la habitación era contagiosa, llena de risa y diversión.

Ona, observando el intercambio entre Jana y yo, no pudo evitar unirse al juego.

—Vaya, parece que hay algo más que deberíamos saber —exclamó Ona con una sonrisa maliciosa—. ¿Qué secretos guardas, Gala?

Me reí y sacudí la cabeza, intentando dejar el tema atrás.

—Nada, solo Jana que es tonta—dije, riendo mientras intentaba controlar la situación.

La noche continuó entre risas y bromas, y el ambiente se volvió aún más animado. La conexión entre todas nosotras se fortaleció, y esos momentos compartidos hicieron que todo se sintiera más especial.

Jana

El teléfono de Gala comenzó a sonar, y todas en la habitación se callaron al instante, expectantes de quién podía estar llamando. Gala miró la pantalla y soltó una risita mientras se levantaba de la cama.

—Hola Sergio —dijo con total naturalidad mientras se dirigía al baño.

Las demás nos miramos entre nosotras, claramente sin saber quién era ese tal Sergio. Justo antes de que Gala cerrara la puerta, Ona no pudo contener su curiosidad.

—¿Sergio? ¿Quién es ese?-Preguntó curiosa.

Antes de que alguien pudiera aventurar una teoría, Aitana, que había estado bastante callada durante toda la noche, habló con una voz tranquila pero firme.

—Es su representante —dijo, como si fuera lo más obvio del mundo.

Todas nos quedamos un momento en silencio, un poco sorprendidas de que Aitana hubiera respondido tan rápido. Se notaba que sabía mucho más de lo que nos había contado hasta ahora. Después de todo, era su hermana.

—Ah, ya veo —respondió Ona, asintiendo lentamente, como si todo encajara de golpe—. ¿Entonces él es quien maneja todo lo de su carrera en Alemania?

Aitana asintió con la cabeza, sin decir nada más. Pero, en ese momento, todas las miradas estaban puestas en ella. Yo también noté la tensión en el aire. Había algo no dicho entre Aitana y Gala, algo que parecía estar a punto de salir pero que Aitana intentaba contener. Tal vez por orgullo o quizás por miedo a que las cosas volvieran a ser como antes.

𝐒𝐄𝐂𝐎𝐍𝐃 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄-𝐉𝐚𝐧𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐧á𝐧𝐝𝐞𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora