LXIV

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El entrenamiento había terminado, y mientras me relajaba en el vestuario, disfrutaba de esos minutos después de la intensidad del campo. Sentarme en el banco, con el sudor ya frío en la piel, me daba una sensación de paz. Mi cuerpo dolía, pero en el buen sentido, como si con cada entrenamiento sintiera que volvía un poco más a mi antigua forma. Y aunque todavía no podía estar al 100%, esa idea de regresar me llenaba de energía.

Con una sonrisa en los labios, saqué el móvil de mi mochila, esperando las típicas notificaciones de redes sociales. Sin embargo, lo que vi me dejó un tanto desconcertada: había varios mensajes de Ewa, más de lo habitual. No eran los mensajes graciosos o bromas que solíamos enviarnos de vez en cuando, sino algo más… serio.

Fruncí el ceño al ver que el último mensaje era bastante reciente.

Gala, ¿estás libre? Necesito contarte algo urgente.

La palabra “urgente” me hizo sentir un pequeño nudo en el estómago. Ewa nunca usaba ese tono a menos que fuera algo realmente importante. Sentí una corriente de preocupación recorrerme, e instintivamente comencé a pensar en mil posibles escenarios: ¿Le habría pasado algo a alguien del equipo? ¿Estaba ella bien? ¿O simplemente se trataba de una cuestión personal? A pesar de estar lejos, seguíamos siendo muy cercanas.

Inquieta, le respondí rápido, me quedé mirando la pantalla, esperando que respondiera lo más rápido posible. El hecho de que no me hubiera dado ningún indicio de lo que estaba pasando solo empeoraba mi nerviosismo. Miré alrededor del vestuario, escuchando de fondo las risas de mis compañeras mientras se duchaban o bromeaban. Pero mi atención estaba completamente en lo que Ewa tenía que decirme.

El teléfono vibró, y sin dudarlo, abrí el mensaje.

No es algo que pueda explicar por mensaje. ¿Podemos hablar por llamada?

Esa respuesta me hizo sentir un escalofrío. Si Ewa prefería hablar así, aunque fuera a través de una pantalla, estaba claro que lo que fuera que necesitaba contarme era grande. Muy grande. Me levanté del banco, el corazón latiendo un poco más rápido.

¿Qué podría ser tan grave como para necesitar una llamada en lugar de simplemente un mensaje? No pude evitar preguntarme si estaba bien, o si había pasado algo grave en su vida o en el equipo. La ansiedad comenzaba a acumularse dentro de mí mientras recogía mis cosas, intentando mantener la calma exteriormente. Siendo honesta, no me gustaba la sensación de no saber.

Le respondí, mi mente corriendo con demasiadas preguntas.

Metí el móvil en el bolsillo de la sudadera y me levanté rápidamente. Caminé hacia la puerta del vestuario, intentando no hacer mucho ruido mientras salía. Pasé junto a Jana, que me miró de reojo, seguramente pensando que estaba escapando del bullicio, pero no dije nada. Necesitaba un poco de privacidad para hablar con Ewa, y el pasillo vacío fuera del vestuario parecía ser el lugar ideal.

Caminé hacia el aparcamiento, sacando las llaves del coche mientras miraba al cielo despejado. Sabía que tenía que esperar a Jana, que aún estaba terminando de ducharse y cambiarse, así que me apoyé en el coche, disfrutando del aire fresco.

Pero no podía dejar de pensar en los mensajes de Ewa.

Suspiré y saqué el móvil del bolsillo, buscando su nombre en los contactos. Algo urgente viniendo de Ewa siempre significaba algo grande. Le di a llamar y esperé mientras sonaba el tono. Al tercer timbre, su voz sonó al otro lado.

—Gala, ¿qué tal? —dijo Ewa, con un tono entre casual y algo nervioso.

—¿Qué pasa? Me tienes en ascuas, ¿qué es eso tan urgente? —pregunté, intentando sonar calmada, aunque la curiosidad me carcomía por dentro.

Hubo un pequeño silencio, lo suficientemente largo como para que mi corazón empezara a latir un poco más rápido. Ewa nunca tardaba tanto en responder cuando era algo importante.

—Tal vez fiche con el Barça a final de temporada —soltó de golpe, sin rodeos.

Mi mente quedó en blanco. Por unos segundos no pude procesar lo que acababa de escuchar. ¿Ewa... en el Barça? ¿Mi mejor amiga? ¿De vuelta jugando juntas? Apoyé mi espalda contra el coche y miré al suelo, intentando digerirlo. Era demasiado.

—¿Estás hablando en serio? —logré decir, con la voz un poco entrecortada—. Ewa, ¿de verdad?

Pude imaginar su sonrisa al otro lado del teléfono.

—Sí, es algo que he estado hablando con mi agente. No está cerrado al cien por cien, pero va muy bien encaminado. Si todo sigue así, podríamos volver a jugar juntas-Explicó feliz.

Una mezcla de alegría, nostalgia y emoción me invadió por completo. Jugar con Ewa de nuevo... Todo lo que habíamos pasado en el Wolfsburgo, los entrenamientos, los partidos, los títulos... Y ahora, la posibilidad de revivir todo eso, pero esta vez en Barcelona, me parecía increíble.

—No puedo creerlo. Esto es... esto es increíble, Ewa —dije, con una sonrisa enorme en el rostro—. Jugar juntas otra vez... Va a ser increíble.

—Lo sé. No quería decir nada hasta que las cosas fueran más seguras, pero necesitaba contártelo. Quiero que lo sepas antes que nadie-Sentí un calor en el pecho. Ewa siempre había sido una de las personas más importantes para mí, y que confiara en mí para algo tan importante me llenaba de orgullo.

—Gracias por decírmelo. Estaré esperando con los brazos abiertos —reí, aún incrédula por todo lo que estaba pasando.

En ese momento, escuché pasos acercándose. Miré hacia el edificio y vi a Jana saliendo, con el cabello aún húmedo y esa sonrisa suya que siempre me calmaba. Me despedí de Ewa antes de que Jana llegara.

—Hablamos pronto, ¿vale? Y mantenme al tanto de todo. Esto va a ser enorme-Dije sin poder contener mi entusiasmo.

—Lo sé. Cuídate, Gala —respondió Ewa antes de colgar.

Guardé el móvil justo cuando Jana se acercaba, mirándome con curiosidad. Seguramente había notado mi sonrisa y la energía que me recorría.

—¿Todo bien? —preguntó Jana, con una ceja levantada—. Pareces... emocionada.

Sonreí, lanzándole las llaves del coche para que condujera. No quería decirle aún lo que acababa de escuchar. Quería procesarlo primero, disfrutar de la emoción un rato más.

—Todo perfecto. Ya te contaré —respondí, mientras ella se subía al coche con esa sonrisa curiosa en el rostro.

Sabía que, en algún momento, le contaría todo. Pero por ahora, solo quería disfrutar del momento, sabiendo que, en unos meses, si todo salía bien, Ewa estaría aquí, en Barcelona, y podríamos volver a vivir todo aquello que una vez compartimos.
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No todo va a ser de color de rosas eh😈

Porque el Barça está jugando peor😭😭(los dos)

𝐒𝐄𝐂𝐎𝐍𝐃 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄-𝐉𝐚𝐧𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐧á𝐧𝐝𝐞𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora