La música envolvía todo el lugar, era tan fuerte que vibraba en el suelo y retumbaba en mi pecho. Habíamos llegado hace unas horas y, aunque al principio me sentía algo incómoda, ahora estaba disfrutando. Me dejé llevar por el ambiente. Ewa, como siempre, estaba a mi lado, riendo y haciendo que todo pareciera más ligero. Habíamos pasado gran parte de la noche en la pista, bailando entre risas y bromas, intentando mantenernos en el presente.
Hasta ese momento, no había intercambiado ni una sola mirada con Jana. Era como si, a pesar de estar en el mismo espacio, nuestras presencias no existieran para la otra. Lo había notado desde que llegamos: ambas evitábamos coincidir, evitando mirarnos, como si al hacerlo, se desmoronara el frágil equilibrio que estábamos intentando mantener. Pero, a pesar de eso, me sorprendió lo fácil que fue desconectar de todo por un rato.
En algún momento de la noche, las cosas comenzaron a calmarse. Algunas chicas estaban ya sentadas, descansando del baile, otras se apoyaban en la barra tomando algo, y el grupo se había dispersado un poco. La música seguía alta, pero el ritmo había cambiado, era más suave, más íntimo. Decidí tomarme un respiro también, así que me giré hacia la barra para pedir algo de beber, y justo en ese momento, mis ojos captaron algo que me hizo detenerme en seco.
Lo primero que vi fue a Jana, justo en el centro de mi visión, y lo siguiente que noté fue a una chica, una que no había visto nunca en mi vida, inclinándose hacia ella. Parecía que estaban muy cerca, demasiado cerca. Mi corazón se detuvo un segundo, y luego... sucedió. La chica se inclinó más, y en un movimiento rápido, besó a Jana.
Todo lo que me rodeaba desapareció en un instante. El bullicio de la fiesta, las risas de mis compañeras, la música que había estado pulsando en mis oídos durante horas, todo se desvaneció. Solo podía ver esa escena frente a mí, como si alguien hubiera congelado el tiempo y mi cuerpo se hubiese quedado paralizado. El nudo que sentía en el estómago se apretó aún más, de una forma que me hizo sentir enferma.
¿Qué demonios estaba viendo?. Mi mente intentaba procesarlo, pero se negaba. No quería aceptar lo que mis ojos estaban mostrando. No podía ser real. No Jana. No ella.
El beso no duró más de unos segundos, pero para mí fue una eternidad. Cuando finalmente apartaron sus labios, Jana no se movió. No hizo ningún gesto para apartarse de la chica, no se veía sorprendida o incómoda. Simplemente… lo dejó pasar.
El calor subió a mis mejillas, pero no de la manera agradable que sentía mientras bailaba, sino de pura rabia, mezclada con un dolor que me desgarraba el pecho. Dolor y celos. Celos que me ardían por dentro, aunque sabía que no tenía derecho a sentirlos. Había sido yo quien decidió que lo mejor era separarnos. Fui yo quien dijo que esto era lo correcto.
Y sin embargo, ahora… verla con otra... sentí que se me partía algo por dentro.
Jana
No quería que eso pasara. Estaba simplemente hablando, riendo, disfrutando de la noche con una chica que acababa de conocer. Era bastante maja, agradable, y me hacía sentir cómoda en medio del caos que había sido mi cabeza últimamente. Por un momento, me dejé llevar, dejando de lado todo lo que había estado cargando desde el verano. Estábamos hablando de música, de lo divertido que era estar ahí, de las pequeñas tonterías que compartes con alguien cuando apenas le conoces.
Y entonces sucedió.
Sin previo aviso, la chica se inclinó hacia mí y me besó. Fue rápido, apenas un roce, pero lo suficiente como para sacudirme por completo. No había hecho nada para detenerla, pero tampoco quería que pasara. Durante esos escasos segundos, mi cuerpo se quedó congelado, sin reaccionar. Todo fue tan rápido que, antes de que pudiera procesarlo, ya había terminado.
Cuando el beso terminó, casi por reflejo, mi mirada fue directo hacia donde sabía que Gala estaba. Sabía, de alguna manera, que ella había visto todo. Mi corazón se aceleró, y la culpa me golpeó de inmediato. Ahí estaba ella, mirándome desde la distancia. Su rostro...
Dolor. Traición. Confusión.
Todo estaba ahí, reflejado en sus ojos. Pude ver cómo todo lo que compartimos alguna vez se desmoronaba en ese instante. El brillo que solía ver cuando me miraba, esa calidez que siempre había estado presente, ahora estaba reemplazada por algo oscuro, roto.
Quise moverme, quise decirle algo, explicarle que no había sido mi intención, que no significaba nada, pero antes de que pudiera reaccionar, vi cómo su rostro cambiaba. La mirada de Gala se endureció, cerrándose, y en un movimiento rápido, se giró y desapareció entre la multitud.
Mi corazón se hundió. El mundo a mi alrededor siguió su curso: la música, las risas, las conversaciones continuaban como si nada hubiera pasado. Pero para mí, todo se detuvo. Me quedé ahí, inmóvil, observando el lugar donde la había visto por última vez. Se había ido.
El nudo en mi estómago se hizo más grande. Quería correr tras ella, explicarle lo que había pasado, decirle que no quería hacerle daño, pero mis piernas no respondían. Me quedé clavada en el sitio, sintiendo cómo el aire se volvía pesado a mi alrededor. La había perdido, y esta vez de verdad.
La culpa me golpeó con fuerza. ¿Cómo había dejado que esto pasara? No quería que ella me viera así. No quería que pensara que la estaba olvidando, que alguien más podría ocupar su lugar. Porque la verdad, aunque lo negase una y otra vez, era que no la había superado. Nunca la había dejado de querer.
Sentí un nudo en la garganta. ¿Y ahora qué? ¿Cómo lo arreglo? Quizá no lo arregle. Quizá esta sea la señal de que todo ha terminado de verdad.
Bajé la cabeza, tratando de ignorar el peso en mi pecho, pero no podía sacudirme la imagen de su mirada antes de desaparecer entre la gente. Gala se había ido, y con ella, una parte de mí.
____Empezamos fuerte de buena mañana
Se está alargando mucho esta historia, a este paso de los 90 capítulos😡
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𝐒𝐄𝐂𝐎𝐍𝐃 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄-𝐉𝐚𝐧𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐧á𝐧𝐝𝐞𝐳
RandomGala es una chica que desde pequeña tiene el sueño de convertirse en una gran futbolista, está en el camino de conseguirlo junto a su hermana cuando sufre una grave lesión, esa lesión hace que los caminos de ambas hermanas se separen de una manera c...