Después de un buen rato perdidas la una en la otra, entre besos y susurros que parecían no tener fin, Gala y yo finalmente decidimos volver con las demás. El calor seguía presente entre nosotras, pero también sabíamos que no podíamos desaparecer por completo de la fiesta. Mientras caminábamos de regreso, el silencio entre nosotras estaba cargado de esa energía que todavía vibraba por todo mi cuerpo. Gala, como siempre, llevaba esa sonrisa pícara que me decía que estaba disfrutando cada segundo de este juego de provocaciones.
Cuando finalmente llegamos a donde estaban las chicas, todas estaban reunidas cerca de la barra, riendo y conversando entre ellas. A medida que nos acercábamos, noté cómo empezaban a mirarnos con cierta complicidad, como si hubieran sido testigos de algo. Sabía que nos habían visto, era inevitable con la manera en la que Gala y yo habíamos estado... Bueno, prácticamente devorándonos en medio de la pista.
—Pero mira quién ha vuelto—exclamó Mariona con una gran sonrisa, alzando una ceja mientras las demás se giraban para mirarnos.
Noté cómo sus ojos iban de Gala a mí, evaluándonos, y la mirada divertida de Mapi me confirmó lo que ya temía: todas habían visto el momento entre Gala y yo.
—Así que... —empezó Patri, con tono bromista—. ¿Nos vas a contar cómo ha sido eso, o qué?
Sentí el calor subir a mis mejillas. Sabía que me estaban vacilando, y aunque normalmente me habría defendido con algún comentario ingenioso, esta vez estaba demasiado avergonzada para encontrar las palabras. Gala, por supuesto, no ayudaba en absoluto. Seguía sonriendo con esa maldita expresión traviesa, disfrutando de toda la situación.
Fue entonces cuando Bruna, quien también estaba con nosotras, se acercó con una mirada de lo más curiosa. Yo pensaba que iba a unirse a las bromas, pero en lugar de eso, levantó una mano y, con total naturalidad, me limpió la comisura del labio.
—Tienes... un poco de pintalabios aquí —dijo con una pequeña sonrisa, mientras sus dedos rozaban mi piel.
La vergüenza me golpeó de lleno.Todo lo que podía imaginar era el rastro de los besos que Gala y yo habíamos compartido. La risa de las chicas explotó a mi alrededor, y si ya estaba roja antes, ahora definitivamente debía de parecer un tomate.
—Vaya, Jana, ¿qué tal si la próxima vez te tomas un respiro antes de volver con nosotras? —se burló Pina, entre carcajadas.
Intenté sonreír y seguirles el juego, pero mi cabeza estaba llena de imágenes de Gala y yo besándonos, y cómo todas ellas debían haber visto al menos parte de eso. Gala, por su parte, solo observaba la escena, disfrutando del espectáculo. No se molestó en detener las bromas, por supuesto. Es más, su sonrisa se ensanchó cuando vio mi expresión.
—Eh, que yo no tengo la culpa —respondí finalmente, tratando de recuperar algo de compostura.
Eso solo provocó más risas entre las chicas. Sabía que esa noche no iba a librarme de los comentarios, pero de alguna manera, todo aquello me hacía sentir bien. Estaba rodeada de mis amigas, y aunque las bromas fueran a mi costa, el ambiente era ligero y lleno de cariño. Además, Gala seguía a mi lado, y su mano, que había pasado desapercibida para las demás, se deslizó suavemente por mi espalda en un gesto tranquilizador.
Bruna se inclinó hacia mí, aún con una sonrisa en los labios.
—De todas maneras, deberías tener cuidado, Jana. Esas marcas delatan mucho. —Me guiñó un ojo antes de regresar a su conversación con las otras.
Suspiré y me llevé una mano al rostro, tratando de calmar el rubor en mis mejillas. Sabía que el resto de la noche no me dejarían olvidar este momento, pero tampoco me importaba tanto. Miré de reojo a Gala, quien seguía observándome con esos ojos llenos de picardía. La forma en que me miraba me hacía olvidar la vergüenza y, por un momento, todo lo que quería era volver a esos minutos que habíamos pasado juntas, perdidas la una en la otra.
—¿Lo estás pasando bien? —le pregunté en un susurro, acercándome lo suficiente para que solo ella pudiera oírme.
—Muchísimo —respondió, con esa sonrisa que sabía cómo hacer que mi corazón latiera más rápido.
No pude evitar sonreír. Al final, aunque las chicas siguieran vacilándome por el pintalabios y el pequeño espectáculo en la pista, lo que importaba era lo que Gala y yo compartíamos. Y si ella lo estaba disfrutando tanto como yo, entonces definitivamente había valido la pena cada segundo de la vergüenza.
Estábamos todas hablando en el grupo, Gala parecía completamente inmersa en la conversación con las chicas, riendo y bromeando como siempre. Yo la observaba de reojo, disfrutando de verla tan cómoda, tan en su elemento. Todo parecía perfecto. A pesar de las bromas que me habían hecho antes, no podía dejar de sonreír. Tenía a Gala cerca y, por mucho que intentara no mostrarlo, su presencia siempre me desarmaba.
De repente, noté un cambio en la postura de Gala. Alguien puso las manos sobre sus hombros, y antes de que pudiera reaccionar o hacer algún movimiento instintivo, me giré y vi de quién se trataba. Era Aitana.
Al principio me quedé un poco pillada. La hermana de Gala me observaba con una sonrisa divertida, una expresión de alguien que venía de muy buen humor, lo que me tranquilizó. No parecía que venía a meterse en problemas o regañar a nadie, aunque nunca se sabe con Aitana.
—¿Qué pasa, Aitana? —preguntó Gala, sin dejar de sonreír mientras miraba a su hermana con curiosidad.
Aitana se inclinó ligeramente hacia mí, todavía con las manos en los hombros de Gala, y soltó una risa suave.
—Mira, Jana —empezó, con ese tono bromista que siempre utiliza—, me parece perfecto que seas mi cuñada y todo... Pero tampoco hacía falta que te comieses a mi hermana pequeña delante de mí, ¿no crees?
Las palabras me tomaron completamente por sorpresa. Noté cómo mis mejillas se encendían al instante, y la risa de las chicas a nuestro alrededor no hizo más que aumentar mi vergüenza. Gala soltó una carcajada, claramente disfrutando de la situación, mientras yo intentaba procesar lo que acababa de decir Aitana.
—¿Qué? No... —me defendí, levantando las manos en el aire como si eso pudiera limpiar la situación— ¿Porque me hacéis esto?
Aitana solo se rió más, retirando las manos de los hombros de su hermana y mirándome con diversión. Sabía que no lo decía en serio, pero el comentario me había dejado roja como un tomate.
—Tranquila, Jana, no pasa nada —dijo Aitana, dando un paso hacia atrás y sacudiendo la cabeza, divertida—. Solo no hagas eso otra vez tan cerca de mí, ¿vale? Es un poco perturbador.
Las risas de las demás seguían resonando mientras yo trataba de mantener la compostura. Gala seguía riendo a mi lado, claramente disfrutando del momento. Miré a mi alrededor y vi que todas las chicas estaban pasándoselo en grande con la broma de Aitana.
—¿Ves lo que haces? —le susurré a Gala, medio en broma, medio en serio—. Ahora tu hermana cree que soy una devoradora de hermanas pequeñas o algo así.
Gala sonrió y me dio un suave codazo, aún divertida por la situación.
—No te preocupes, le gusta vacilar —me dijo entre risas—. Pero creo que ahora estás oficialmente dentro de la familia.
Suspiré, pero no pude evitar reírme también. Con Aitana nunca se sabía si te estaba vacilando o siendo sincera, pero en ese momento su buen humor era contagioso. Miré de nuevo a Gala, quien todavía sonreía ampliamente, y sentí una oleada de alivio y cariño por ella. Al final, Aitana solo estaba jugando, y por mucho que me hubiera puesto roja, era otra forma de darle la bienvenida a mi vida.
—Vale, vale, ya he aprendido la lección —dije finalmente, volviendo a mirar a Aitana con una sonrisa algo nerviosa—. Prometo no volver a hacer nada... "perturbador" cerca de ti.
Aitana sonrió satisfecha y se unió de nuevo a las chicas, dejándome con Gala, que ahora me miraba con una mezcla de diversión y ternura.
—Te adora —murmuró Gala, pasándome un brazo por la cintura.
—Ya, claro... —respondí, aún un poco avergonzada—. Pero no va a dejarme olvidarlo tan fácilmente, ¿verdad?
Gala soltó una pequeña carcajada y negó con la cabeza.
—Probablemente no.
_____Aitana ya ha adoptado a Jana como cuñada😝
Viene navidad🎄🎄
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𝐒𝐄𝐂𝐎𝐍𝐃 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄-𝐉𝐚𝐧𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐧á𝐧𝐝𝐞𝐳
RandomGala es una chica que desde pequeña tiene el sueño de convertirse en una gran futbolista, está en el camino de conseguirlo junto a su hermana cuando sufre una grave lesión, esa lesión hace que los caminos de ambas hermanas se separen de una manera c...