El pitido final ya era un eco lejano, y el escenario del campo de juego había cambiado completamente. La ceremonia de entrega de medallas se estaba llevando a cabo, y para mí, era la peor de todas las veces que había vivido. Mientras los jugadores del Barça celebraban, las risas y los abrazos parecían un mundo lejano al que no podía acceder. Me sentía apartada, casi invisible, en medio de una multitud que celebraba la victoria.
Me había apartado del bullicio, sentada en un rincón del banquillo, tratando de asimilar la derrota y el dolor que llevaba dentro. Cada medalla que entregaban parecía un recordatorio de lo que no habíamos logrado, y aunque trataba de sonreír y hacer acto de presencia, la tristeza y la frustración se apoderaban de mí.
De pronto, noté a alguien que se acercaba. La figura era familiar, y cuando me fijé bien, me sorprendí al reconocer a Jana Fernández, una de las jugadoras del Barça. No sabía qué esperar de su acercamiento, y me quedé quieta, mirando cómo se acercaba con una mezcla de nerviosismo y determinación en su rostro.
Cuando llegó a mi lado, Jana se detuvo, un poco nerviosa, y me saludó con una sonrisa sincera.
-Hola- empezó, con una voz que trataba de mantenerse firme pero con una nota de timidez.-No quería irme sin decirte lo mucho que me gusta tu estilo de juego. La forma en que luchaste en el campo, cómo peleaste cada balón, ha sido impresionante. Realmente has dado una gran batalla hoy.
Su comentario me sorprendió y me hizo sonreír, aunque un poco avergonzada. No estaba acostumbrada a recibir elogios de una jugadora de un equipo rival, especialmente en un momento como este.
-Gracias- le respondí, mi voz aún algo quebrada.-Significa mucho escuchar eso, especialmente ahora.
Jana parecía relajarse un poco al ver mi reacción positiva, y la sonrisa en su rostro se amplió.
-Lo siento mucho por la derrota. Pero quiero que sepas que has sido una competidora increíble. Es difícil enfrentar a alguien como tú-Dijo haciéndome sonreír.
Entonces, con una mezcla de nerviosismo y entusiasmo, Jana dio el siguiente paso.
-Quería preguntarte si te gustaría intercambiar camisetas conmigo. Creo que sería un buen recuerdo, aunque no haya sido como esperabas.-La propuesta me tomó completamente por sorpresa.
No había pensado en nada parecido en medio de toda la confusión y el dolor. Miré a Jana, quien parecía genuinamente emocionada por la idea, y me di cuenta de lo encantadora que era, no solo en el campo, sino también fuera de él.
-Claro-le dije, sonriendo con más confianza ahora.-Me encantaría.
Jana parecía aliviada y emocionada a la vez. Mientras intercambiábamos camisetas, sentí que el gesto de Jana era un pequeño rayo de luz en medio de la oscuridad de mi frustración. A pesar de la derrota y las críticas que sabía que vendrían, ese intercambio de camisetas era un símbolo de respeto y reconocimiento que me daba un poco de consuelo.
El acto de Jana, su amabilidad y su elogio, me ayudaron a recordar que el fútbol, a pesar de sus intensas rivalidades y competiciones, también tenía momentos de camaradería y apoyo genuino. Agradecida por el gesto, me despedí de Jana con una sonrisa, sabiendo que, aunque la noche no había salido como esperaba, había encontrado un pequeño rayo de esperanza en medio de la tristeza.
Los días después de la final fueron difíciles, un mar de emociones encontradas. La derrota aún resonaba en mi mente, y cada vez que intentaba sacarla de mi pensamiento, era como si el eco de esa noche regresara con mayor intensidad. La tristeza y la frustración se mezclaban con la sensación de haber dado todo de mí en el campo, pero no haber logrado el resultado que esperábamos.
Durante esos días, me refugié en la rutina diaria, tratando de mantenerme ocupada y de no permitir que el desánimo me dominara. Los entrenamientos se convirtieron en un refugio, un lugar donde podía concentrarme en lo que estaba bajo mi control. Pero, a pesar de todos los esfuerzos por mantenerme positiva, el peso de la derrota seguía presente.
Fue entonces cuando recibí una notificación que cambió mi perspectiva. Había una lista publicada: las preseleccionadas para el Mundial. Mi corazón latió con fuerza al ver la noticia, y me dirigí rápidamente al sitio web para confirmar lo que apenas podía creer. Y allí estaba mi nombre, entre las jugadoras preseleccionadas para representar a mi país en el torneo más importante.
El alivio y la emoción se desbordaron en mí. Ver mi nombre en esa lista, aunque no era la definitiva, me dio un rayo de esperanza. La oportunidad de brillar en el escenario más grande del fútbol internacional me llenaba de una nueva energía y de nuevos objetivos. Era una señal de que el esfuerzo y la dedicación que había puesto en mi carrera estaban dando frutos, y que el camino hacia la superación personal continuaba.
Las críticas y comparaciones que había temido se desvanecieron un poco, reemplazadas por la emoción de saber que tenía una oportunidad de demostrar mi valor en el Mundial. La noticia me hizo mirar hacia adelante con renovada determinación. Sabía que el camino no sería fácil, y que aún tendría que luchar para asegurar mi lugar en el equipo final, pero el hecho de estar en la lista de preseleccionadas me daba un propósito renovado.
Cada entrenamiento se volvió más significativo, cada sesión de práctica una oportunidad para mejorar y demostrar que merecía esa oportunidad. El desafío de representar a mi país me daba una razón poderosa para seguir adelante, y me recordaba que, a pesar de las dificultades, había razones para mantenerme enfocada y motivada.
Ver mi nombre en la lista fue como recibir un nuevo impulso, un recordatorio de que el fútbol es un camino lleno de altibajos, pero también de oportunidades. Me preparé para los próximos desafíos con la convicción de que esta era mi oportunidad de brillar, no solo para mí misma, sino para todos los que creían en mí. Y mientras avanzaba hacia el futuro, me aferraba a la esperanza de que esta nueva etapa podría ser el escenario donde finalmente pudiera superar la tristeza de la derrota y mostrar mi verdadero potencial.
____Otro reencuentro🤭
Pero con Jana también😝
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𝐒𝐄𝐂𝐎𝐍𝐃 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄-𝐉𝐚𝐧𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐧á𝐧𝐝𝐞𝐳
RandomGala es una chica que desde pequeña tiene el sueño de convertirse en una gran futbolista, está en el camino de conseguirlo junto a su hermana cuando sufre una grave lesión, esa lesión hace que los caminos de ambas hermanas se separen de una manera c...