LXXXV

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Al terminar el entrenamiento, el ambiente en el vestuario era ligero, lleno de risas y bromas entre las chicas. Hacía tiempo que no estábamos todas juntas, y después de semanas de pretemporada, parecía que la idea de una noche de desconexión flotaba en el aire. Mientras me quitaba las botas, una de mis compañeras propuso salir esa noche a cenar y quizás ir a bailar un rato. La idea sonaba genial, pero no podía evitar sentirme un poco distante, como si algo me faltara. De repente, me di cuenta de que estaba esperando la reacción de alguien en particular.

Sin darme cuenta, mis ojos buscaron a Gala. Ella estaba al otro lado del vestuario, de pie junto a Ewa, con una toalla en las manos. Aunque no quería admitirlo, una parte de mí ansiaba saber si ella iría o no. Era como si, en el fondo, su decisión marcara la mía. No sabía por qué seguía buscando su aprobación o, peor aún, por qué seguía pendiente de lo que hacía, pero ahí estaba, esperando su respuesta como si fuera la clave para el resto de la noche.

Gala le susurró algo en alemán a Ewa, probablemente traduciendo lo que las chicas habían propuesto. Vi cómo Ewa asentía ligeramente con la cabeza, y entonces Gala sonrió antes de volverse hacia las demás.

—Nosotras vamos —dijo con una voz tranquila, pero lo suficientemente clara para que todas la escucharan.

Sentí una punzada en el estómago. Era casi irracional, lo sabía, pero el hecho de que Gala y Ewa fueran juntas me provocaba un malestar que no podía controlar. Ellas siempre estaban juntas ahora, lo entendía, pero algo en mí no lograba aceptarlo del todo. "Es su mejor amiga", me repetía mentalmente, tratando de convencerme a mí misma. Pero aún así, esa sensación de celos y pérdida me carcomía por dentro.

Intenté no darle más vueltas y sonreí como si nada. “Perfecto, va a estar genial”, comenté, pero mis palabras sonaban vacías incluso para mí. Las chicas comenzaron a hablar animadamente sobre los planes para la noche, pero mi mente estaba lejos, atrapada en mis propios pensamientos. Gala estaba a unos metros de distancia, pero se sentía como si hubiera un abismo entre nosotras. Y no sabía cómo cruzarlo.

Mientras las demás terminaban de cambiarse, vi cómo Gala y Ewa salían juntas del vestuario, caminando una al lado de la otra, hablando en alemán como siempre. Esa complicidad entre ellas me recordaba a lo que Gala y yo solíamos tener. Ahora, todo parecía diferente, como si ya no hubiera espacio para mí en su vida.

Respiré hondo, intentando calmarme. Me repetí que tenía que dejar de pensar en esto, que tenía que disfrutar la noche con mis compañeras. Pero sabía que, en el fondo, parte de mí seguiría pendiente de cada palabra, cada gesto, y cada sonrisa entre Gala y Ewa.

Me di cuenta de que estaba siendo ridícula. ¿Qué estaba haciendo, esperando a que Gala tomara una decisión para yo decidir qué hacer con mi noche? Ya no éramos pareja. Ella fue quien lo terminó, la que decidió que lo mejor para ambas era separarnos. Por más que doliera, tenía que aceptar que sus decisiones ya no me afectaban, o al menos, no deberían hacerlo. Mis días de ajustar mis planes en función de lo que ella hiciera ya habían terminado.

Inhalé profundamente y me sacudí el peso de esos pensamientos. Esto es lo que soy ahora, me recordé. Una mujer soltera, libre de hacer lo que quiera, cuando quiera. Y si Gala y Ewa iban a la fiesta juntas, no significaba nada para mí. No tenía que importarme. Me lo repetí varias veces, tratando de convencerme, aunque el nudo en mi estómago seguía ahí, rebelándose contra mis intentos de racionalizarlo todo.

“Es solo una noche”, pensé mientras me ponía la camiseta. “Voy a disfrutarla. Me lo merezco, después de todo lo que he pasado.” Era hora de dejar de pensar tanto, de dejar que mi corazón herido guiara mis acciones. Mi mente me decía que podía disfrutar de la fiesta, que era una oportunidad para recordar quién era antes de que Gala se convirtiera en mi mundo. Y aunque una parte de mí se resistía, estaba decidida a escuchar esa voz lógica.

Me vi en el espejo mientras me ajustaba el pelo y me observé durante un segundo. Jana soltera. Era un pensamiento extraño, como si una parte de mí aún no se lo creyera del todo. Pero esa noche tenía que ser diferente. Esa noche me iba a permitir disfrutar, soltarme, reír con mis amigas, bailar sin pensar en nadie más.

Cuando salí del vestuario, ya había algunas chicas esperando fuera, charlando y bromeando. Me acerqué a ellas con una sonrisa en la cara, sintiendo cómo mi corazón aún trataba de aferrarse a lo que una vez fue, pero forzando a mi mente a tomar el control. Esta noche es para mí. No para Gala, no para recuerdos pasados. Solo para mí.

—Bueno, chicas —dije con entusiasmo—, ¿listas para una noche inolvidable?

Sentí que, aunque una parte de mí seguía rota, esa noche tenía que ser el comienzo de algo nuevo.

Gala

Me miré al espejo una última vez, asegurándome de que todo estuviera en su lugar. El vestido me quedaba bien, el maquillaje era sutil pero suficiente para la noche que tenía por delante. La fiesta, pensé, intentando mantenerme enfocada. Pero, mientras me ajustaba un mechón de pelo, mi mente comenzó a vagar, inevitablemente.

¿Y si alguien empieza a tontear con Jana? Esa idea me atravesó como un golpe bajo, uno que no vi venir. Me obligué a cerrar los ojos y respirar profundamente, intentando sacarme ese pensamiento de la cabeza. No tenía sentido pensar en eso, no ahora. No era justo, ni para mí ni para ella.

Jana está soltera, me recordé. Yo había tomado esa decisión. Yo fui quien dijo que necesitábamos tiempo para centrarnos, para superar nuestras inseguridades, para aprender a querernos mejor, incluso a distancia. Entonces, ¿por qué me sentía así? Era irracional, lo sabía. Pero la idea de verla con alguien más... esa posibilidad... me hacía un nudo en el estómago que no podía deshacer.

¿Y si alguien se acerca a ella esta noche? Mi mente insistía en torturarme con escenarios que no quería imaginar. ¿Y si ella corresponde? Después de todo, está en su derecho. ¿Qué haría yo si la viera reírse con alguien más, si la viera mirándolos como me miraba a mí?

Sacudí la cabeza, con fuerza esta vez, obligándome a romper ese ciclo. No. No podía pensar así. No es justo ni para ella ni para mí. Fui yo quien decidió que lo mejor era separarnos, que ambas necesitábamos espacio. No puedo volver atrás y querer imponer límites que ya no existen. Lo que haga Jana ahora, es cosa suya. Yo también tengo que aprender a vivir con ello, a seguir adelante.

Me miré en el espejo de nuevo, pero esta vez, en lugar de admirar mi apariencia, me vi por lo que realmente era: alguien que aún no ha dejado ir del todo. ¿Cómo puedo soltarla si ni siquiera puedo dejar de preocuparme por lo que podría estar haciendo? Era contradictorio, me daba cuenta de eso. Quería que ambas sanáramos, pero al mismo tiempo, me dolía imaginar un mundo donde Jana pudiera encontrar consuelo en los brazos de alguien más.

Cerré los ojos y me obligué a respirar hondo, otra vez. No es justo, me repetí. No puedo seguir pensando en esto. Jana tiene todo el derecho a rehacer su vida, a disfrutar de su libertad, tal como yo intentaba hacerlo. Este era el trato. Esta era la realidad que yo misma había creado.

Me volví hacia mi teléfono y vi un mensaje de Ewa, preguntándome si ya estaba lista para ir. Le respondí que sí, intentando que el tono de mi mensaje pareciera entusiasta. Pero dentro de mí, la inquietud seguía ahí, latente.

¿Y si alguien intentaba tontear con Jana esta noche? Mi corazón seguía insistiendo en lanzar esa pregunta al aire, a pesar de mis intentos de acallarlo.

Solté un suspiro y tomé mis cosas. Es hora de seguir adelante, Gala, me dije, casi en un susurro. Aunque duela, aunque la idea me rompa por dentro, tengo que dejar que las cosas sigan su curso. Ella tiene derecho a ser feliz, y yo también. Esto es lo correcto, me repetí mientras salía por la puerta, aunque en el fondo, esa pequeña duda seguía enterrada en mi mente, alimentando mis miedos.
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Que pasará en la fiesta🤭

Una queriendo disfrutar como soltera y la otra sin poder dejar de pensar en ella😬


𝐒𝐄𝐂𝐎𝐍𝐃 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄-𝐉𝐚𝐧𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐧á𝐧𝐝𝐞𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora