LIV

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Seguíamos sentadas, una frente a la otra, las risas disminuyendo pero el calor del momento aún presente en el aire. Nuestras miradas permanecieron conectadas por lo que parecieron minutos infinitos, y antes de darnos cuenta, nuestros labios volvieron a encontrarse. Este beso fue más lento, más profundo, como si ambas quisiéramos asegurarnos de que lo que acababa de pasar era real, que de verdad habíamos dado ese paso juntas.

Mi mano, casi sin pensarlo, empezó a deslizarse por su espalda, buscando el calor de su piel. Cuando mis dedos encontraron el borde de su camiseta, la levanté un poco, deseando sentir más de ella, de esa cercanía que tanto me gustaba. Al pasar mi mano por debajo de la tela, noté el suave contorno de su piel, la calidez de su cuerpo bajo mis dedos, y una corriente de electricidad recorrió mi columna.

Pero entonces, cuando mi mano rozó la zona baja de su abdomen, justo donde sabía que el impacto en el partido había sido más fuerte, Gala soltó un pequeño quejido.

—Ay… —dijo, entre risas, pero con una clara molestia en su tono.

Me congelé al instante, mis ojos se abrieron de golpe y me separé unos centímetros, preocupada.

—Lo siento, lo siento —murmuré rápidamente, intentando retirar mi mano con cuidado, pero Gala me detuvo con una sonrisa divertida en su rostro.

—Aunque ahora seamos novias, mis costillas siguen en recuperación, eh —dijo, con ese tono juguetón que siempre lograba hacerme sonreír, a pesar de todo.

Me quedé un segundo mirándola, aún con un poco de culpa por haber tocado justo esa zona, pero su sonrisa, esa forma en que sus ojos brillaban, logró tranquilizarme. Gala no estaba molesta, ni siquiera me miraba con reproche. Si algo, su mirada estaba llena de cariño, de esa complicidad que habíamos construido entre nosotras.

—Perdón, no era mi intención —le respondí, con una sonrisa tímida mientras me reía suavemente, todavía un poco avergonzada.

—Lo sé —dijo, y me dio un suave beso en los labios, como para asegurarme que todo estaba bien. —Solo te lo recuerdo para que no te emociones demasiado. Mis costillas tienen que esperar un poco más.

Reímos juntas, nuestras frentes tocándose mientras ambas tratábamos de mantener ese momento liviano y relajado. Era como si nada hubiera cambiado, pero al mismo tiempo, todo lo había hecho. Nos habíamos confesado lo que sentíamos, habíamos dado el paso que ambas deseábamos desde hacía tanto, y ahora, por fin, estábamos oficialmente juntas. Pero, a pesar de todo, seguíamos siendo las mismas, con nuestras bromas y complicidades, con nuestras risas compartidas.

La besé una vez más, pero esta vez con más suavidad, asegurándome de no presionar su abdomen ni causar más dolor. Gala rió suavemente contra mis labios, y en ese momento supe que, a pesar de los desafíos que podrían venir, estábamos en el lugar correcto, juntas.

Mientras volvíamos a casa, me acomodé en el asiento del copiloto, observando el paisaje que pasaba lentamente a nuestro alrededor. Era curioso cómo siempre había disfrutado conducir; me encantaba tener el control del coche, sentir la carretera bajo las ruedas, pero desde que Gala apareció en mi vida, todo había cambiado, y para bien. Ser la copiloto, dejar que ella condujera mientras me relajaba a su lado, era algo que me empezaba a gustar, una sensación nueva pero reconfortante. Con ella, no me importaba ceder el control.

El silencio en el coche era cómodo, el tipo de silencio que no necesita ser rellenado con palabras, porque sabíamos que estábamos bien, juntas. Gala tenía la mirada fija en la carretera, su concentración perfecta, aunque de vez en cuando lanzaba una mirada rápida hacia mí, con una sonrisa ligera en sus labios que me hacía sentir un cálido cosquilleo en el estómago.

En un momento, nos detuvimos en un semáforo en rojo, y vi cómo la mano de Gala se deslizaba del volante. Mi corazón dio un pequeño salto cuando, en lugar de regresar al volante al cambiar el semáforo, su mano buscó instintivamente mi pierna. Me quedé mirándola, una mezcla de sorpresa y ternura llenando mi pecho. Esa mano firme, pero suave, descansando en mi muslo, provocó que mi cuerpo se relajara aún más, como si ese simple gesto me confirmara que todo estaba bien.

El coche eléctrico hacía que no hubiera distracciones, nada que la obligara a quitar su mano de ahí, y mientras avanzábamos, su tacto permanecía, cálido, reconfortante, manteniéndome anclada a ella. Miré hacia adelante, pero era difícil concentrarme en el paisaje o en el trayecto cuando la sensación de su mano en mi pierna lo dominaba todo. Mi piel se encendía bajo su toque, y no pude evitar sonreír.

Gala seguía conduciendo como si nada, pero sabía que era consciente de lo que estaba haciendo, lo veía en su expresión relajada, en la leve curvatura de sus labios. Cada vez que me atrevía a mirarla, encontraba esos ojos brillantes llenos de calma y complicidad. Mi mente no paraba de repetirse lo mucho que la quería, lo mucho que su cercanía, incluso en algo tan simple como esto, me hacía sentir.

El coche avanzaba en silencio, sólo el leve zumbido del motor eléctrico nos acompañaba, pero la verdadera energía estaba en el espacio que compartíamos, en ese gesto, en su mano sobre mi pierna y en cómo eso parecía decir más de lo que las palabras podrían.

Me recosté un poco más en el asiento, disfrutando de ese pequeño momento, sabiendo que aunque fueran minutos hasta llegar a casa, no importaba, porque cada segundo a su lado se sentía perfecto.

No tenía que conducir para sentirme en control, no cuando con ella, a mi lado, me sentía más segura que nunca.

Como de costumbre, Gala me acompañó hasta la puerta. Siempre lo hacía, y aunque pareciera una rutina, nunca dejaba de ser especial. Nos detuvimos justo frente a la entrada, y mientras el silencio de la noche nos rodeaba, me acerqué para darle un beso suave de despedida. Fue un beso breve, tierno, pero que llevaba consigo todo el cariño que sentía por ella.

Cuando nos separamos, Gala me sonrió con esa sonrisa suya que siempre lograba hacerme olvidar todo lo demás.

-Nos vemos mañana-dijo con naturalidad, como si no fuera nada fuera de lo común.

Me quedé mirándola algo confundida.

-¿Mañana?-Mi sorpresa debía notarse en mi voz, porque Gala soltó una risa ligera, esa risa que me hacía sentir que todo estaba bien.

-Sí, mañana- repitió entre risas.-Hay reunión de equipo, ¿recuerdas?

Sentí que me sonrojaba un poco mientras asentía lentamente. Las emociones de los últimos días, y de las últimas horas en particular, habían sido tan intensas que la reunión se me había borrado completamente de la mente. Estaba tan enfocada en Gala, en nosotros, que el equipo había quedado en un segundo plano sin darme cuenta.

-Claro... La reunión-murmuré, sintiéndome un poco tonta. Gala me guiñó un ojo, divertida, y se acercó para darme un beso rápido en la frente.

-Nos vemos entonces-dijo antes de dar media vuelta, con esa calma suya que siempre admiraba.

Me quedé en la puerta, viéndola alejarse, con una sonrisa tonta en los labios. No importaba que hubiera olvidado la reunión del equipo. Lo único que seguía en mi mente era ella.
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Hoy se vuelve a acabar el subir 20 capitulo😭

Seguimos con momentos bonitos😝




𝐒𝐄𝐂𝐎𝐍𝐃 𝐂𝐇𝐀𝐍𝐂𝐄-𝐉𝐚𝐧𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐧á𝐧𝐝𝐞𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora