—El Armario, Mejor Refugio—
Cuando Gus se sentó en el sitio que Hesper le había guardado, chocaron los cinco con felicidad. Su gesto de la victoria no era muy original.
—¡Toma ya! Nos ha tocado juntos —celebró Hesper.
—Lo sé. Uff... Qué alivio —comentó Gus con una risa, fingiendo limpiarse sudor imaginario de la frente.
—¡Snape, Severus!
Un chico que tenía el pelo graso descansando a ambos lados de la paliducha cara como cortinas caminó hasta la tarima, no sin antes echar un vistazo a la mesa de Gryffindor. Miraba a la misma chica pelirroja que había en el andén aquella mañana. Un carraspeo sacó a Hesper de su trance observador e hizo que se girase hacia los gemelos que la miraban a la espera.
—¿Qué? —dijo confundida.
—¿No nos vas a presentar? —preguntó Fabian, obvio.
—¡Ah, sí! Claro, por supuesto. Gus estos Fabian y Gideon Prewett. Chicos este es Gus Sanders —dijo ella, extendiendo la mano derecha hacia los gemelos y luego la izquierda hacia Gus.
—¡SLYTHERIN!
La mesa de las serpientes estalló en aplausos y vítores.
—Un gusto, Gus —dijo, educadamente, Gideon, inclinando la cabeza entre divertido y serio.
Gus sonrió y sus rechonchos hoyuelos se marcaron.
—Igualmente.
—¡Pero qué mono es! Si parece un osito de peluche —exclamó Fabian pellizcándole las mejillas como hacía la abuela de Hesper.
A Hesper le hacía gracia ver que todo el mundo reaccionaba igual la primera vez que conocían a Gus y este les sonreía. Gus, en cambio, apartó las manos de Fabian y se sonrojó, lo que causó que se rieran aún más.
Hesper se inclinó hacia delante con la intención de preguntarles a los gemelos cuántos años tenían, pero el director de la escuela se puso en pie.
—Atención, por favor —un tintineo causado por el roce de una cuchara contra el cristal de un vaso resonó en el Gran Comedor haciendo callar a todo el mundo. Hesper flipó, pues en su antiguo colegio, no importaba la de veces que la profesora Brown hiciera eso, nadie se callaba nunca—. Me alegra poder saludar a nuestros nuevos alumnos y espero que todo el mundo esté satisfecho. Antes de comenzar con el gran banquete me gustaría recordar algunas reglas fundamentales a petición del señor Filch, el celador: Está totalmente prohibido a los alumnos acercarse a las áreas del bosque que rodean el castillo. No se puede pasear por los pasillos de noche, ni hacer magia en los recreos y... Creo que eso es todo. ¡Qué comience el banquete!
El director, o Albus Dumbledore, como les habían susurrado los gemelos a Hesper y Gus, dio una palmada. Hesper echó la cabeza hacia atrás, impresionada, cuando todas las mesas se llenaron de comida a montones.
Gus tenía los ojos como platos.
—¡Vaya!
—Bueno, que aproveche, Gus —dijo Hesper, bromeando. Gus, que ya se había metido un tenedor en la boca, inclinó la cabeza en su dirección, cordial, indicándole que iba a aprovecharlo muy bien.
—Termina de comer rápido, Hesp. Tenemos que llevar ya-sabes-tú-qué —susurró Gus, cubriéndose la boca con un cacho de pan.
Los gemelos Prewett, mirándolos con un escepticismo socarrón, tenían, por lo visto, el sentido del oído bastante más desarrollado que cualquier otro de su edad.
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Oblivion |Época De Los Merodeadores|
Fanfiction[En edición; solo la escritura y texto, no la trama] ❝Hay veces que no se sabe apreciar un momento hasta que pasa a ser un recuerdo; ni el recuerdo, hasta que se evapora en el olvido. Hesper Kennedy pierde todo lazo con la realidad, convirtiéndose e...