Capítulo 66

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—Cortar Un Lazo, No Significa Cortar Dos—

El primer trimestre pasó de una forma tan rápida y tan elocuente en cuanto a los TIMOs, que había gente que los estudiaba desde ese momento, como Lily o Remus o Quirinus, y Hesper que arrastraba a Gus a la fuerza. Los profesores aumentaron ese año mucho las tareas y ejercicios de practica y también aumentaron en el nivel de la materia.

Denaux se las pasó gritándoles como si fueran estúpidos siervos suyos que eran inútiles para todo. Hesper comenzaba a sentir un especial asco por él, sobre todo desde que trataba tan mal a Lily y a Gus. A Lily, ya no le daba el permiso de la palabra cada vez que levantaba la mano, y cuando era la única en la clase que lo hacía, la ignoraba y miraba directamente a Hesper como si ella estuviera saltando en el sitio emocionadísima porque ese chalado se fijara en que ella existía. Lily la miró ofendida más de una vez, pero nunca se lo recriminó, no tenía derecho a hacerlo porque no era Hesper la que elegía. Y ella, no se disculpó con Lily cuando Denaux ignoraba a la pelirroja para centrarse en ella. No tenía por qué pedir disculpas a nadie, no había hecho nada y como la mentalidad de Hesper parecía funcionar de otra manera, nunca se dignaría a rogarle disculpas a una mejor amiga solo porque esta se sienta ofendida al no recibir atención del profesor en clase. La mejor amiga, no debería estar esperando las disculpas, pero Lily sí las esperaba. Y Hesper no las daría.

Luego, a Gus lo trataba igual de mal que a toda la clase cuando no sabían realizar algo bien al primer intento y los comparaba con Quirinus o con ella, algo que ya comenzaba a mosquearla tanto a ella como a los demás. Habían comenzado a llamarlos a Quirinus y a ella como los enchufados del profesor. Lo único que tenía ese profesor de bueno, era que no era machista. Tenía a las chicas en igual nivel que los chicos, y lo más alucinante era que ellas se quejaban. A Hesper le daban grima la mitad, la única que nunca se quejaba era Amber que trabajaba con todo el esfuerzo que tenía, pues se veía su cabello cambiar a cuarenta colores por minuto, o Lily y Alice, que intentaban lo mejor que podían. Marlene, como se esperaría, era la primera de todos en quejarse a sus anchas, y fue a quien Hesper le escuchó decir que Quirrell y ella eran los enchufados porque eran unos viciados de las Artes Oscuras. ¿Que iba saber esa para abrir la boca y ponerle a ella una etiqueta? Hesper empezaba a perder verdaderamente la paciencia que tenía con ella, y la chica parecía querer hacer precisamente eso.

Una semana después de que las clases comenzaran, Dumbledore se la encontró en pasillo volviendo a la Sala Común y aprovechó para preguntarle acerca de sus huesos. Hesper ya vio que esa no era una pregunta normal porque sintió de repente un pinchazo en la mente que repente cesó cuando ella se giró al escuchar el alboroto que venía causando Peeves por el pasillo hacia ellos. Se lo agradeció personalmente más tarde diciéndole la hora justa en la que Yaxley estaría solo.

Salió disparada cuando Dumbledore fue a hablar con el poltergeist. Corrió a esconderse y sacó el pergamino hechizado preguntándole a Jude por el pinchazo que había sentido en su mente, y este, pareciendo muy nervioso e incluso asustado le dijo que Dumbledore había intentado usar con ella Legeremancia. Entrar y salir de la mente de alguien quedándose hasta con el último detalle. Hesper se asustó, se asustó muchísimo, porque eso quería decir que Dumbledore sospechaba de ella y que era él quien mandaba a la profesora McGonagall para que la vigilase. Incluso le leían antes el correo. Sí, Jude parecía tener ojos en todos lados, o eso o el estúpido búho negro hablaba.

Se mantuvo tan alejada como podía de Dumbledore y McGonagall. Se esforzó estudiando y fue como unas veinte noches más al Bosque Prohibido para practicar el Fuego Maligno, que ya le salía pero no corpóreo, eso no sucedió hasta mediados de Diciembre, cuando la gente disfrutaba de Hogsmeade mientras ella había conseguido invocar lo que parecía ser un titán de fuego. Mantuvo la sensación caliente en sus venas, para que no se saliese de su control y acabara arrasando con todo. En una ocasión se le fue de las manos y quemó cuatro troncos bajos de árboles antes de atar de nuevo a la bestia flamígera, que era un colosal águila de fuego abrasador.

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora