Capítulo 27

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—Pillada Por Slytherin—

El Lunes fue un día de absoluto desastre para Gus y Hesper. Ambos, antes del desayuno le habían hecho una visita a la jefa de su casa —la cual les gritó como si fuera el fin del mundo—, que les castigó lo que quedaba de trimestre intentando limpiar el colorido pasillo del séptimo piso, y además, les tocaba ir a recoger junto con Hagrid estiércol al Bosque Prohibido. Los que les animó, pues así pasarían un día con él y con Fang.

Remus, volvió a pasarlo fatal con su transformación la noche de luna llena. Cada vez eran más dolorosas y eso le estaba pasando factura. Se despertó tirado en el Bosque Prohibido, y por si fuera poco, no recordaba nada que hubiese hechos en su segunda forma. Recordó que se puso en pie con la mayor dificultad del mundo, y fue hacia la enfermería como pudo, ya que sentía los huesos roídos por un perro.

James, Sirius y Peter, se habían sentado a hablar sobre la broma que superaría a la de Hesper y Gus, y la cual, también iba dirigida hacia su amado conserje. Estuvieron charlando y debatiendo toda la noche, hasta que encontraron el elemento sorpresa que necesitaban. Una pizca de los polvos crea ilusiones de Hesper. Acordaron entre los tres que se lo pedirían en cuanto Remus saliese de la enfermería.

Después de la tremenda bronca que les echó McGonagall sobre las explosiones del viernes y sobre haber desaparecido así sin más, los dejó ir a clase, dónde sus compañeros —exceptuando SSlytherin— aplaudieron cuando los dos niños entraron. Ambos se lo tomaron como algo natural, pues en su escuela muggle, solía ser así. Eso sí, la sonrisa que apareció en su rostro cuando nadie veía era incomparable con las anteriores.

Después de las clases, volvieron a escondidas a por la tarde al pasillo, y buscaron con la mirada la cámara de fotos. Hesper, pronto la vio, y vio el pequeño cesto que había debajo, ¿por qué demonios había un cesto debajo? Fácil, como la cámara de Hesper te da la foto al momento, ella y Gus decidieron ponerle un cesto para que cuando se hiciera la foto, esta no se perdiera entre la tormenta de arena multicolor.

—Vamos, Gus. Pon las manos. — Indicó Hesper subiéndose un poco la falda, por la que debajo llevaba unas mayas cortas, así que Gus no tendría porque tener las vistas.

Gus juntó las manos entrelazando los dedos y puso las palmas mirando hacia el el techo, seguidamente Hesper puso el pie derecho y se apoyó en el hombro de Gus para poner el otro y subir.

Alcanzó por fin la cesta y las cogió junto con la canta escondida. Bajó de un salto y Gus se limpió las manos dando palmadas.

Hesper se puso la cesta bajo él brazo y se colgó la cámara en el cuello.

— Mira, Gus. — La chica se giró hacia su amigo con una sonrisa enorme.

El rubio se acercó sonriente y vio la foto. En ella, aparecían ellos corriendo en medio de dos botes que estallaban, y luego Filch detrás, justo en el momento en el que la Bengala Madre reventaba hacia arriba.

— ¿Así de genial fue? — Preguntó la chica pasmada.

— Todo el mundo nos felicita, así que sí, fue así de genial, Hesp. — Contestó Gus pasando un brazo por los hombros de Hesper con orgullo, mientras volvían a la Sala Común.

Luego pasaron la tarde limpiando el pasillo con la ayuda de Gideon y Fabian que pasaban por ahí y decidieron echarles una mano.

Llegó el Martes y seguidamente el miércoles. Ya habían terminado las clases ese día, y Hesper se encontraba sentada junto con Gus en su esquina apartada en la mesa de Gryffindor. Hablaban sobre lo mucho que había crecido Fang y luego su tema se tornó sobre cuantos recursos les quedaban. Entre palabra y palabra, Gus daba un bocado más grande que Hesper después de tres cucharadas de puré de patata.

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora