—La Peor Persona Sobre La Faz De La Tierra—
Habían tenido dos minutos de descanso antes de que reorganizaran el Gran Comedor nuevamente y los dejaran entrar. Las cuatro mesas habían vuelto a desaparecer como con todos los exámenes teóricos y solo habían un centenar de mesitas, orientadas hacia el mismo sitio. Hesper caminó y se sentó en una mesa alejada de la las puertas y de la muchedumbre, casi en una esquina. Ese día estaba el profesor Flitwick estaba de guardia en el examen con Denaux detrás, mirando todo el espacio con claridad para ver si pillaba a alguno copiando.
—Adelante. Podéis empezar. —Dijo el profesor de Encantamientos con su chillona voz. El hombrecito le dio la vuelta al reloj de arena enorme sobre la mesa y Hesper a su hoja de examen. Perfecto, al fin uno con algo de dificultad. Algo que estaba al nivel de lo que ella había estudiado, y seguramente, Denaux tendría algo más que solo ver.
Durante una hora y cuarto Hesper estuvo escribiendo a una velocidad récord, pues el examen era más largo que los anteriores y tenía preguntas bastante complejas, que de no ser por Jude no sabría responder en ese momento, o tal vez sí, por el Libro Censurado. «Esto no es normal» se dijo a sí misma demasiado extrañada con ese examen. Había escrito medio metro más de lo requerido.
Aun con la postura en la que estaba (cabeza gacha sobre el examen) miró por debajo del hueco que había bajo su brazo derecho hacia Severus que estaba dos mesas atrás y se lo encontró con prácticamente la cara pegada al pergamino y con medio metro más que sus vecinos, igual que ella. Levantó la vista al frente y se encontró con Quirinus escribiendo a tal velocidad que su mano parecía borrosa, y luego, miró a James que estaba más adelante y que parecía haber terminado su examen. Buscó a Lily y a Gus y los encontró igual que James, ¿que diablos pasaba? ¿Por qué no tenían tanto escrito como ella?
—¡Cinco minutos más! —Escuchó decir a Flitwick que pasaba por el lado de James, el cual bostezó y se giró hacia Sirius, quien estaba cómodamente repantigado, meciéndose sobre las patas traseras de su silla.
Cinco minutos. Faltaban cinco minutos y aún le quedaban siete preguntas por responder. Por el rabillo del ojo vio a Quirinus alterado también, y por debajo del brazo, Snape comenzó a escribir más rápido. Pasaron dos minutos y Hesper había contestado a dos preguntas de las siete que le faltaban, ¿que era eso? Todos los demás habían terminado y ella nunca era de los últimos porque su examen lo repasaba a la vez que lo hacía. ¿Como era posible?
De alguna forma, su mente iba contando el tiempo a la vez que pensaba en las respuestas. Cuando pasaron otros dos minutos y a Hesper solo le quedaba un minuto, y hubo contestado dos y medio, sacó su varita de su bota disimuladamente y hechizó su pergamino para que no respondiera al hechizo convocador que usaban todos los profesores para recoger los exámenes. La volvió a meter rápidamente en su bota y se concentró en responder las preguntas de que le faltaban. En el último minuto le faltaba solo una y media por contestar y Quirinus estaba igual que ella.
—¡Dejad las plumas, por favor! —Chilló el profesor Flitwick y a Hesper se le aceleró el pulso latiéndole en las orejas.— ¡Tú también Stebbins! ¡Por favor quedaos sentados en vuestros sitios mientras yo recojo las hojas! ¡Accio!
Más de un centenar de rollos de pergamino salieron volando por los aires, se lanzaron hacia los extendidos brazos del profesor Flitwick y lo hicieron caer hacia atrás. Hesper escuchó las risas mientras sentía que la mano le dolía de tanto escribir como loca. Luego vio por el rabillo como algunos alumnos de la primera fila se levantaban a ayudarlo, y como Quirinus seguía escribiendo en su pergamino que había hechizado igual que ella. Denaux seguía sin moverse de donde estaba y tenía los ojos fijos tanto en Quirinus como ella.
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Oblivion |Época De Los Merodeadores|
Fanfiction[En edición; solo la escritura y texto, no la trama] ❝Hay veces que no se sabe apreciar un momento hasta que pasa a ser un recuerdo; ni el recuerdo, hasta que se evapora en el olvido. Hesper Kennedy pierde todo lazo con la realidad, convirtiéndose e...