Capítulo 7

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—¡Maldito Elfo!—

Hesper bajó las escaleras de los dormitorios corriendo después de haberle dado el desayuno a Midas y fue junto con Gus a su primera clase, no sin antes coger su mochila. Les tocaba Pociones con un tal profesor Horace Slughorn. Nombre de lo más raro para la niña.

—Esto es impresionante. Aquí no dan ni Literatura... —Comenzó Gus.

— ... ni mates... —Continuó con una sonrisa Hesper.

—Ni ninguna asignatura muggle. —Esa palabra todavía les hacía gracia a ambos. Les sonaba a nuevo...

Después de recorrer varias veces las mazmorras hasta encontrar el aula, entraron y vieron que estaba casi llena, solo faltaban ellos dos. En medio de la clase había un hombre, con una barriga colosal en la que tenía reposando ambas manos. Al entrar éste los miró sonriendo y les indicó que se sentaran.

—Buenos días alumnos. —A partir del buenos días Hesper ya desconectó y se giró hacia Gus, el cual estaba sentado en la otra silla del pupitre y quién parecía estar en el mismo trance que ella. Luego miró hacia las mesas de enfrente y vio a los de Slytherin, con quienes compartían clase y a Lily, sentada con el chico de pelo graso— ... Bien, entonces comenzaré por preguntar... ¿Quién puede decirme que es un bezoar?

Al instante, la mano de Lily se  elevó en alto mientras aguardaba con ansiosamente callada a que el profesor le diera el turno de palabra. Ni Hesper ni Gus sabían que demonios era un bezoar; en su vida a habían oído hablar de esa palabra rara.

—¡Oh, que bien! Adelante, señorita Evans —dijo Slughorn entusiasmado y sin perder la carismática sonrisa.

—Un bezoar es una piedra que se extrae del estómago de una cabra y que sirve como antídoto para muchos venenos. —Contestó Lily sin pararse a respirar un sólo segundo.

Gus frunció el labio superior repugnado.

—Que asco —susurró Gus.

—Ya lo sé —dijo Hesper conteniendo la risa por la cara que había puesto su amigo. Una vez tuvieron un encuentro con una cabra y para Gus no acabó tan bien como se estimaba.

—¡Cinco puntos para Gryffindor! —Exclamó el profesor efusivo—. Bueno, bueno, bueno... Comenzaremos haciendo una poción sencilla. Abrid vuestros libros por la página cuarenta y cuatro. Adelante, tenéis una hora por delante.

Hesper abrió el libro por dicha página y vio la lista de ingredientes raros que necesitaría para aquella poción. Se levantó con el extraño sentimiento de alegría al igual que el que pilla en clase cuando uno va a hacer un experimento en ciencias.

Cogió del armario todo lo que necesitaba y volvió a su sitio, miró el libro y comenzó a cortar las raíces tal cual decían en el libro. Al cabo de media hora más o menos, su poción era de un color rojo anaranjado, mientras que en el libro decía que debía ser azul.

—Oye, Gus... —Llamó Hesper vacilante después de observar su poción por un rato.

—¿Si?

Éste alzó la vista y la miró esperando a que hablase.

—Esto tendría que estar azul, y es rojo o naranja, no sé, no los distingo. —Acercó su cara al caldero y volvió a levantarla.— Es rojo.

—Pues no sé, la mía no está mejor, es amarilla. Creo que incluso peor que la tuya. —Gus removió lo que fuese que había creado en ese caldero.

—Es nuestra primera vez, no importa. Iremos mejorando. —Animó Hesper a Gus y a sí misma.

—Tienes razón. No hay porqué decaerse. Hemos estado en situaciones peores, como aquél examen de biología en el que ninguno de los dos estudió y estuvimos copiándonos de Jota Jota. —Recordó Gus sonriendo.

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora