Capítulo 47

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—Nunca Entres De Noche En Una Casa Deshabitada—

El control de Historia de la Magia fue como hacer un resumen del Señor de los Anillos pero con preguntas salteadas. O eso pensaron Hesper y Gus pues la mayoría de los demás compañeros decían que no se acordaban de nada. Por favor, si hubieran dado Geografía e Historia con la profesora Brown, haber si no pedían volver con Binns.

La cena transcurrió llena de risas, pues Hesper y Gus les habían presentado a Alice y a Lily a Rick, el cual definitivamente se había hecho mejor amigo de Sturgis Podmore y de Benjy Fenwick, por no mencionar los gemelos Prewett. Alice pasaba prácticamente todo él tiempo libre acompañada por Frank o en los jardines, con él. Después de comer, Hesper había ido a la enfermería, donde estaban Evan y Sirius durmiendo la siesta pacíficamente, sin Peter al que Madame Pomfrey había dado el alta.

Cuando cruzó las puertas de la enfermería, fue directamente hacia Sirius y le pegó un trozo de pergamino hechizado en la frente, ponía con letras redondas y cursivas: “Cuando el director te pregunte, tu responde si no quieres meterte en un problema: Lo vi en una placa de una de las vitrinas de la Sala de los Trofeos. Nada más, y no intentes saber quien soy, solo te he querido ayudar. Cuando Sirius lo leyese, esas letras iba a difuminarse como si la tinta se hubiera corrido y solo quedaría un borrón de color negro. Buen plan. Luego, antes de salir de la enfermería, se pasó por la camilla de Evan y le dio un beso en mejilla y le dejó una nota arrugada dentro de la palma de la mano cerrada.

Estuvo lo que quedaba de tarde libre con Gus y con Amber, una chica que resultó ser metamorfomaga. A Hesper le cayó muy bien, pues la chica no era extrovertida sino conocía antes bien a esa persona, y era muy amable. Casi igual que otra chica que le habían dicho que se llamaba Mary.

Cuando Amber se fue, Gus se acercó hasta pegarse completamente a Hesper, que la lo miró con cara de pocos amigos, hasta que este le dijo que iba a revelarle un secreto muy fuerte. Hesper centró toda su atención en él, y entonces Gus le dijo que se había atrevido, hacía dos semanas, a contarle a Marlene que le gustaba, y que esta lo rechazó de la forma más amable posible, diciéndole que solo quería que fueran amigos porque ella ya tenía “novio”.

Hesper flipó, por dos cosas. Una que se lo hubiera contado tan tarde, y dos, que Gus no estuviera tan triste como antes se ponía cuando veía a la rubia con el melenas. Y cuando la chica le preguntó, Gus le contó que no sentía lo mismo que antes por ella. Pero sí que había algo.

Después de todo aquel agotador día, llegó la reprimenda de Lily, que fue definitivamente lo peor. Cuando la tormenta pasó, tocaba el tema de hablar con Marlene que se había encerrado en su cama. Alice había estado intentando ayudarla durante todo el día, pero la chica se negaba a salir. Entonces, fue cuando Lily sugirió que fuera Hesper la que intentase hablar con ella, pues la rubia no quería ver a ninguna de las otras dos.

—Marlene. —Llamó Hesper con su tono de voz tranquilo. El normal.

—No quiero hablar con nadie. —Sollozó esa detrás del muro de lona rojo.

Hesper miró durante dos segundos más el muro y camino hacia su cama, donde la siguieron rápidamente las otras dos con miradas inquisitivas. Ellas habían intentando aún con las negaciones de la rubia, hablar con ella, y Hesper, se rindió a la primera. No, no se rindió, había mucha diferencia entre una cosa y otra. Hesper definitivamente no le rogaría nunca a nadie por nada. Había intentando hablar con Marlene, esta la había rechazado, pues entonces que se las apañe con los pañuelos y los mocos. Sí, a veces Hesper era cruel, pero sabía lo que hacía.

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora