—Viejo Amigo—
Quedaba solo una semana para volver a Hogwarts y Gus y Hesper habían decidido aprovecharla al máximo antes de volver a su mundo mágico. Para ellos, esto se les había convertido en una segunda vida.
—Somos cómo viajeros en el tiempo, Hesp. —Dijo Gus.— Estamos en el mundo real, dónde nadie sabe de la existencia de otro mundo a la vuelta de la esquina y después nos trasladamos a nuestro otro mundo, donde la magia existe y se pueden hacer cosas increíbles con ella.
—Es como otra dimensión paralela, Gus. —Continuó Hesper.— Saltamos de mundo en mundo para explorarlos.
Ahora que sabían de la existencia de la magia, se encontraban más alegres que nunca, tal vez incluso demasiado alegres, pero ellos pensaban que era algo novedoso e impresionante.
Después de ir el Lunes por la mañana y comprar el material que necesitarían ese curso, se pasaron la tarde con su abuela y Amanda en Florean Fostecue. La tarde era muy calurosa y Hesper ya iba por su segundo helado, por no hablar de Gus, que llevaba ya cuatro. Pero hubo algo que los animó mucho más, y más que algo eran alguien, dos personas, idénticas. Gideon y Fabian Prewett.
—¡Enanos! —Saludaron los hermanos a la vez cuando los vieron sonriéndole.
—¡Clones! —Devolvieron estos bajo la curiosa mirada de su abuela, la única restante pues su madre se había levantado al servicio.
—¿Qué tal el verano? —Preguntó Gideon sonriente.
—Fantástico, hemos hecho de todo. —Comentó Gus dejando su helado de lado.
—¿Incluso tiraros por una ventana? —Insinuó Fabian divertido.
—Si cuenta tirarse a un lago desde la ventana de una casa del árbol, entonces sí, lo han hecho. —Dijo Imogen.— Por cierto, soy Imogen Kennedy, la abuela de Hesper y Gus.
Los gemelos abrieron los ojos y se miraron entre ellos, para rápidamente sentarse en las sillas restantes y mirar con admiración a la mujer ahora confundida. Hesper y Gus les habían hablado mucho de ella y de sus ingeniosas maniobras, de sus pociones e inventos increíblemente divertidos y de su humor. La tenían puesta en un altar imaginario. Su abuelo o abuela jamás les había comentado algo igual que eso, solo se mantenían a tratarlos bien y sonreírles, pero Imogen era diferente y de ahí venía la rareza que muchos veían en Hesper. Pero para ellos no era una rareza, era un don. Uno que no se adquiría fácilmente y ellos también querían conseguirlo.
—Yo soy Gideon Prewett, señora Kennedy. —Se presentó el rubio aún sonriendo, solo que sin mostrar los dientes al igual que su hermano.
—Y yo Fabian Prewett. —Al saludar este último, ambos le tendieron la mano para que se las estrechara.
Al ver que lo habían hecho a la vez se miraron entre ellos desafiantes. «A ver a quién le devuelve el saludo antes. » Pensó Fabian sonriendo de oreja a oreja. Pero Imogen se salió de cualquier contexto que ellos hubieran ideado y tomó cada mano con una suya, saludándolos así a la vez y haciendo que la admiraran más.
—Encantada de conoceros, chicos. Gus y Hesper me hablan muchísimos de vosotros. —Les sonrió de manera dulce la mujer.— Me han dicho que sois muy traviesos. ¿Es cierto eso?
Hesper y Gus miraron a Imogen indignados al oír la última pregunta de esta.
—¡Abuela! ¿No te fías de nuestra palabra? —Le dijo Hesper abriendo ligeramente la boca y arqueando las finas cejas.
—Claro que me fío, pero me gusta oírlo salir de la boca de los dueños. —Se defendió Imogen sin perder su sonrisa en ningún momento.
—Es todo un honor saber que usted nos reconoce, señora Kennedy. —Respondieron los gemelos galantemente.
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Oblivion |Época De Los Merodeadores|
Fanfiction[En edición; solo la escritura y texto, no la trama] ❝Hay veces que no se sabe apreciar un momento hasta que pasa a ser un recuerdo; ni el recuerdo, hasta que se evapora en el olvido. Hesper Kennedy pierde todo lazo con la realidad, convirtiéndose e...