Capítulo 20

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—Libro Censurado—

Habían pasado dos días desde la vuelta de las vaciones a Hogwarts y ninguno de los niños había entregado el regalo todavía a Hagrid. Habían estado muy ocupados al ser abordados por sus amigos a todas hora, si no estaban con uno estaban con el otro y así.

Hesper, en ese momento se encontraba concentrada leyendo el libro que Frank le había regalado, habían tenido realmente razones para censurar aquel libro. El primer capítulo hablaba sobre na animagia, pero decía cosas totalmente diferentes a las que Hesper había leído en otros libros. En los libros de la biblioteca te decía que para ser un animago debías tomar una poción que el Ministerio de Magia te diera y después te anotaban en en registro, también decían que era extremadamente peligrosa la transformación y que requería a un mago o bruja de gran poder para realizarlo. En uno de los registros, vio que la profesora McGonagall estaba incluida.

En cambio, en ese libro, te decían cosas que los libros legales omitían, palabras entre línea y línea que no aparecían. En el Libro Censurado, como decidió llamarlo Hesper, te decía algo parecido.

No negaba que la transformación podía ser peligrosa, pero si que afirmaba algo que en los otros volúmenes no aparece, y es que, la animagia es cierto que requiere su tiempo, pero hay una poción mucho más poderosa que la que el Ministerio de Magia da. Una que puede reducir el tiempo de la transformación si el mago o bruja es lo suficientemente fuerte y poderoso.

«La animagia es algo con lo que uno debe estar seguro, pues un solo fallo y las consecuencias pueden ser terribles para el practicante. Para ello un mago debe de ser poderoso y habilidoso, debe dominar la magia tanto blanca como oscura... » — Hesper se frenó antes de terminar de leer el párrafo en un susurro inaudible.

Ella había oído hablar un par de veces sobre la magia oscura. Llevaba a la gente a hacer cosas atroces y horribles, como pasó con Gellert Grindelwald, y es que, Hagrid una vez les dijo a Gus y Hesper que la magia negra convierte a quien la práctica en un egoísta, no le importa nadie más que no sea su propio beneficio.

Estuvo cinco largos minutos debatiéndose intensamente consigo misma sobre lo que hacer. La idea de convertirse en animaga la había sucumbido, es más la hecho desearla con todo. Sabía por lo que decía el Libro Censurado —del cual estaba segura que decía toda la verdad—, que si quería hacerse animaga debía aprender los dos tipos de artes mágicas. Ella misma estaba empezando con la magia normal, la estaba comenzando a dominar. No, le estaban enseñando a dominarla. En cambio, la magia oscura, nadie iba a enseñarle a dominarla. Estaba prohibida. Era mala.

«No son tan malas si sabes mantener el autocontrol sobre ti misma.» Siseó una fina y casi inaudible voz al fondo, muy muy al fondo de su mente. Esa voz hizo debatir de nuevo a la niña de once años. Ella no lo veía de otra forma, ella no veía la verdadera cara que se escondía detrás de lo que estaba a punto de empezar a hacer. Hesper debió hacer caso a la advertencia cuando la leyó, porque ese libro no era un simple libro de hechizos oscuros no permitidos. No, era un libro de auténtica magia oscura que llevó al poder ciego a un niño de dieciséis años una vez, y a otro que empezaba componer fuerzas. Ese libro había sido una guía para la perdición de muchos magos y brujas. Y Hesper estaba emprendiendo el mismo camino que estos recorrieron y que uno de ello estaba recorriendo hacia la cima.

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora