Capítulo 51| Maratón 1/3

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Sentimiento De Culpa—

Hesper se tumbó dentro de su cama y Gus estaba bien cómodo en el colchón que había en el suelo, tumbado boca arriba con los brazos detrás de la cabeza, pensado en todo lo que le había contado su amiga. Su abuelo era un brujo de los peores, y Hesper indagando había descubrido acerca de parte de su identidad. No le gustaba nada ese hombre, y mucho menos le gustaba que tuviera parentesco con su amiga, a la cual si se le encendía la bombilla de la curiosidad, no había quien la parase.

—¿Piensas en él, Gus? —Preguntó Hesper desde arriba.

—Ahora que me lo has contado, no puedo quitármelo de la cabeza. —Suspiró este mirando el cielo a través de la ventana del techo torcido.

—A mi también me pasa eso. Por eso quería que fuéramos esta noche al ayuntamiento. Papá me ha mentido diciendo que alguien provocó esa explosión. —Dijo ella sin culpar a su padre.

—Normal, Hesper. A mi tampoco me gustaría que mi hija supiera que mi padre se mató accidentalmente por uno de sus experimentos terroríficos. —Defendió Gus al hombre.

—Lo sé, y no lo culpo. Pero quiero saber más. Saber más sobre el Hombre Encapuchado, de J.S.K tengo suficientes datos como para poder seguirle la pista de su corta vida. En cambio, del Hombre Encapuchado, no sé nada más que usaba magia negra y tenía el pelo largo recogido en una coleta baja. Que era un alto como una jirafa, y tenía voz de monstruo. —Susurró Hesper.

Gus estuvo un buen rato callado pensando en lo que iba a decirle a Hesper. Se le había ocurrido una idea, pero pensó que sería un riesgo, uno que tenían que asumir para descubrir la identidad del Hombre Encapuchado.

—Escucha, Hesper. Quien te persiguió por La Casa de los Gritos aquella noche, no tenía intención de dejarte ir. Es más si hubiera acertado podrías haber muerto desangrada si él lo permitía. —Absorbió una bocanada de aire.— No quería dejarte ir porque estoy seguro de que esconde algo en esa casa que se pensó que tu viste, y por ello quería cogerte a toda costa. Posiblemente, pensó que podrías delatarle a alguien de su posición.

—Parecía asustado. —Murmuró Hesper.

—Por ese motivo, tenía miedo de que lo vendieras. Estoy seguro de que sea quien fuere ese hombre no debía estar ahí y lo estaba.

—¿A donde quieres llegar con todo esto? —Preguntó Hesper.

—Tenemos que volver a esa casa, otra vez. Los dos juntos. —Soltó Gus.

Hesper se incorporó lentamente en la cama sin apartar la mirada de su amigo. ¿Acaso se había vuelto loco?

—Gus, ya viste lo que casi me pasa a mí. —Le dijo ella.

—No digo que tengamos que volver en forma humana. Al acompañar a Remus en su próxima luna llena, podremos buscar dentro de la casa. —Afirmó Gus.

Hesper frunció el ceño confusa por el plan que había ideado su amigo. La siguiente luna llena sería dentro de veinte días, un viernes.

—¿Hablas enserio? No creo que le importe matar a un animal. —Le dijo ella segura de sí misma.

—Bueno, no sabemos si sigue ahí. Puede que después de que tu lo descubrieras, se hubiera largado. —Pensó Gus.

—Vamos a dormir, anda, que tengo la cabeza a petar. —Pidió Hesper con la voz somnolienta.

A la mañana siguiente, Gus fue el primero en despertar, y levantó a Hesper a gritos y zarandeos. La chica se despertó confundida hasta que vio al sonriente Gus tumbado al pie de su cama.

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora