Capítulo 88

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—Leyendo Lo Prohibido—

Intentó de la mejor forma posible detener a James Potter antes de que cometiera un segundo error que terminara marcándolos a ellos como siguiente objetivo, pero no pudo. El nuevo capitán de Gryffindor y nuevo cazador, no se calló. Lily rezó a todos los magos para que Hesper no lo hubiera oído, pero sí lo hizo.

Por primera vez, agradeció la indiferencia de su amiga ante las ofensas, aunque James no la hubiera ofendido en absoluto, pero el comentario iba por ese camino. El que James la hubiera señalado como la favorita de Denaux con otras palabras mucho peores, no pareció afectar a Hesper, sino más bien recordarle algo, pues evitó olímpicamente a James y fijó su mirada en Denaux que los estaba observando en ese momento descaradamente, pero la mirada de su diabólico profesor de DCAO iba más allá de ellos. En esa mesa solo le interesaba Hesper, y a Lily no le gustó para nada la forma en que la miraba, igual que si Hesper fuera un premio de lo más valioso. En ese instante, se sintió asqueada de sí misma por haberse sentido celosa de Hesper el año anterior. ¿Por aquél profesor había terminado su relación de amistad con Hesper? No valió la pena, no la valió en absoluto.

—No nades muy a fondo, Lily, los dolores de cabeza no tardarán en venir. —Recomendó Gus sentado en el sofá a su lado. Habían abandonado el Gran Comedor hacía tiempo ya, pero como ya se estaba haciendo costumbre, no podía evitar no pensar en todo.

Levantó la cabeza del hombro de Gus y lo miró. Estaba destrozado, y Lily sabía que era la culpa lo que lo carcomía consumiéndolo hasta dejarlo como estaba. Las oscuras ojeras que llevaba bajo los preciosos ojos dorados le indicaban que no había otra cosa que él chico quisiera más que revertir lo que salió de su boca meses atrás. Lo había intentado animar de cualquier forma, Amber hacía lo que podía, pero lo único que lograba sacarle, eran sonrisas diminuta que solo dedicaba a ella.

Con Gus así, no había actividad a su alrededor. Solían ser él y Hesper la causa del alboroto entre ellos; causando problemas y acusándose entre ellos. Echaba de menos las discusiones que se armaban entre Hesper y Sirius por cualquier idiotez que el primogénito de los Black sacaba a colación. No iba a admitir eso en voz alta ni loca; decir que echaba de menos a Los Merodeadores alrededor, sería como abrirles la puerta para que entrasen cuando quisieran, y no. Eso no iba a pasar.

—Lo sé, pero no puedo evitarlo. Me sale solo. —Le dijo Lily con la voz apagada. Hesper había ido a “dormir” tal como pensaban que haría, pero estaba segura de que en el momento en que subiera ella, no la encontraría. Rick tampoco estaba con sus amigos por la Sala Común.

Se quedaron callados, no había nada más que decir. El peso de la culpa los aplastaba contra la verdad lentamente, retorciéndoles los huesos con agonía. Si antes ya habían tenido cargo de conciencia por lo que habían hecho a Hesper, en ese momento, estaban saboreando de verdad lo que era el remordimiento. Todos, y cuando se dice todos, es que fueron absolutamente toda la casa de Gryffindor, exceptuando un individuo, quienes creyeron fielmente en que Hesper era la causante de los desastres. La habían retenido tanto tiempo en el despacio del director, que habían llegado al punto de que entre Remus y ella dedujeron que el libre albedrío de Hesper había llegado a su fin.

Pero no.

La vida iba en su contra, y les escupió en la cara la inocencia de Hesper que ellos habían cuestionado con firmeza. Verla llegar y sentarse tranquilamente, hizo estremecer a Lily. La de ojos zarcos poseía un comportamiento que asustaba muchas veces. Daba la impresión de que había otra fuerza que actuaba sobre Hesper.

Lily vio como la discusión silenciosa entre Los Merodeadores delante de ellos que llevaba coleando días, se detuvo por fin. Los vio ponerse en pie y dirigirse hacia ellos con paso firme. Eso no le gustó a Lily. Gus también lo notó, y la pelirroja los supo por su cambio de humor. Desde el incidente con Severus Snape el año anterior, parecía no soportarlos ni en pintura. Lily nunca había visto a Gus furioso, salvo el año anterior cuando se peleó con Hesper. Ese día vio lo inolvidable. Pero, en donde fuera que viera a alguno de Los Merodeadores, hervía en aceite caliente.

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora