Capítulo 14

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Vuelta A Casa—

El tren frenó en la abarrotada estación de Kings Cross con un silbido que se escuchó incluso al otro lado de la pared del andén.

Dentro del compartimiento de Hesper y Gus se estaba armando una batalla de risas muy sonora. Estos al ver que el tren aminoraba la velocidad y llegaba a la estación, miraron rápidamente a través de la ventana para ver la multitud de familias que esperaban a sus hijos sonrientes y alegres.

La puerta del compartimiento se abrió de golpe dejando salir a dos niños cargados con sus baúles y una jaula que corrían por el pasillo del vagón alegres por salir del tren. Bajaron como pudieron los escalones del vagón y pisaron del suelo de la estación con un sonoro suspiro.

—El primero que los encuentre será el mejor. —Retó Hesper mirando de reojo a Gus, el cual sonrió de lado.

—De seguro que seré yo.

Buscaron ambos con la mirada a sus familias, hasta que la mirada de Gus se encontró con la del padre de Hesper que los buscaba mirando hacia todos lados. Gus, con un brillo en los ojos salió disparado hacia dónde estaba Stephen sin avisar a su amiga.

—¡Corro más que tú! —Gritó Hesper detrás al ver a su amigo corriendo hacia su padre.

—¡Pero ganaré yo! —El chico giró la cabeza sonriendo hacia la pequeña que lo seguía igualmente sonriendo.

Stephen, al oír los gritos inconfundibles de Gus y Hesper se giró hacia allí para ver a Gus venir corriendo con dificultad debido a que llevaba el baúl casi volando y a su hija viniendo detrás.

—Ahí están. —Avisó Stephen a su esposa y su madre.

—¡Chicos! —La madre de Hesper se agachó un poco y abrió los brazos enormemente para estrechar a Gus, que fue el primero en llegar y después se unió Hesper tirando su baúl por ahí.

—¿Y yo qué? —Replicó su padre poniendo cara infantil.

Los niños se separaron de Amanda y se tiraron sobre Stephen que los abrazó encantado. Después, escucharon un carraspeo y al giraron vieron a Imogen esperando su turno.

—¡Abuela! —Chillaron ambos niños abrazando a Imogen que sonreí feliz de volver a ver a sus chicos.

—¡Vaya! Tenemos mucho de lo que hablar, monstruitos. —Les susurró riendo.

—Ya te has olvidado de mí. —Dijo alguien detrás.

Hesper giró la cabeza sin dejar de abrazar a su abuela y se encontró a Jody con los brazos en jarras mirándola sonriendo mostrando sus dientes. Hesper saltó sobre su hermana contentísima de haberla visto por fin. Le escribió unas cuantas cartas pero no recibió ninguna respuesta. Seguramente porque su hermana se negaría a tocar una lechuza.

—¡Didy! Te he echado de menos. —Le dijo abrazándola con fuerza.

—Pues la casa a estado muy tranquila sin vosotros dos armando jaleo. —Le respondió esta deshaciendo el abrazo con una sonrisa.

—Me has echado de menos, pero eres muy orgullosa como para aceptarlo.

—Más quisieras. —Dijo Jody. Hesper acertó en la diana diciendo aquello. Jody era una persona demasiado orgullosa como para mostrar cualquier sentimiento, y aunque Hesper se pensaba que era diferente, se equivocaba.

—¡Gustav! —Gritó una mujer de pelo rubio con una cara muy parecida a la de Cruela De Vil y con una sonrisa falsa en la cara.— ¡Amor mío ven aquí!

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora