Capítulo 106

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—El Rastro De Los Dedos Invisibles—

Igual que si el viento pasara las hojas de un calendario, Noviembre y Diciembre volaron con él en menos de lo que uno espera. Hesper habló regularmente (casi todos los malditos días) con Jody, con Julius una hora sí otra no y con Imogen también, después de cogerse el alta al siguiente día del que la visitaron.

Cuando Hesper le preguntó a su hermana el porqué, Jody le dijo que su abuela se había sentido... rara en San Mungo. La definición de ese rara le llegó al instante, dónde más abajo Didy le explicaba como la maruja que era que su abuela estaba con el corazón roto, que por alguna razón, algo la había hecho recordar a Julius con intensidad en esa sala de hospital. Y de nuevo, Hesper le preguntó qué podía ser ese algo, y Jody le contestó que hasta ahí ya nadie más sabía nada. Imogen no había querido hablar de ello con su madre y claro, Jody había oído esa conversación a escondidas; había pillado hasta donde habían hablado.

No obstante, Hesper estaba segura de que su hermana había pensado en la misma persona que ella al oír hablar a su abuela. Nadie le haría recordar con tanta intensidad a Imogen a su amante si no fuera el mismo amante el que hubiera dejado el rastro del hilo.

Hesper estuvo que estallaba de la alegría durante toda la semana, llevando a Gus a cuestionarse en más de una ocasión si no la habían hechizado. Después de hablar aquella noche de Noviembre con su abuelo, pensó que él lo dejaría pasar, pero al final había ido en carne y hueso. Al contrario que Jody, que chilló como una banshee en cuanto oyó a su abuela decir eso, Hesper chilló para sus adentros.

El castigo con Dumbledore ya había acabado y no todos los recuerdos habían sido vistos. Además, tampoco le dejó usar el pensadero después de pasarse todo el largo que duraba cruzar el pasillo del primer piso hasta el vestíbulo intentando convencerlo de que aún debía seguir castigada.

De todos modos, Hesper ya había visto suficiente para creer con más firmeza que Julius era una persona excelente, y extremadamente letal.

Ahora, arrebujada bien en su cama, con Midas durmiendo al pie de ésta e irradiando calor como una calefacción natural, Hesper se lamentó por primera vez en su vida de que al día siguiente tuviera que volver ya a Hogwarts. Había echado de menos su casa (quién iba a decirlo después de haberse pasado ahí un mes y la mitad de otro de más después de verano). Allí se sentía a gusto, no era que en el castillo no lo estuviera, pero después de lo sucedido el año anterior con su demente rencor, las cosas habían cambiado lo quisiera o no. Aún los había que la miraban con otros ojos, por muy arreglada que estuviera la situación. Además, seguía juntándose con Quirinus y con Evan, y eso no había gustado nunca al resto de miembros de su casa. Lily había terminado por aceptar que ella no iba a dejar de juntarse con ninguno de ellos dos en el momento exacto en el que Hesper, contra su voluntad tuvo que sacar a colación que Quirinus y Evan fueron los únicos que no la dejaron sola cuando hasta la misma escuela le había dado la espalda.

No le gustaba hacer sentir mal a su mejor amiga, pero tampoco iba a permitir que le dijeran con quién andar y con quién no. Hesper no era ciega, sabía que la mitad de Gryffindor o le tenía asco o algo de temor por lo que pudiera hacerles si se manifestaban en contra. A fin de cuentas, lo que le hizo a Marlene se volvió viral. Y aunque no tenían pruebas, asumían que había sido ella.

Luego, por otra parte, estaban Los Merodeadores. Esos ya eran un cantar absolutamente distinto. Ahora que James era el novio de Lily era inevitable no verlo casi todo el tiempo, lo que conllevaba a ver a los otros tres por igual. Las únicas veces en las que Hesper no se cruzaba con su pelo alborotado era cuando tampoco veía el bien cepillado de Lily. Pero por lo general solía verlo, demasiado. Y puesto que eso parecía haberse vuelto rutinario, ya no le importaba, salvo cuando se ponían a despotricar contra Severus, con quien seguía manteniendo contacto, no tan frecuente, pero sí notorio.

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora