—Las Personas No Nacen Malas, Se Hacen—
Hesper se metió en su dormitorio, empujando la puerta con una mano y dejando que se cerrara sola por inercia. No encendió las luces, veía los brillantes ojos verdes de Willy Wonka desde el alféizar de la ventana abierta, mirándola acusatorios. Sabía que había hecho mal dejando así a su familia cuando no lo merecían ni por asomo. Era cierto que las palabras de su abuelo eran como sus propios pensamientos, pero aún con todo, era inevitable no sentir ese ligero sentimiento de decepción, por más que todo estuviera hecho por su bien. Le habían hecho pensar que era una persona totalmente diferente a quien realmente era Hesper Kennedy.
Hesper se dejó empujar por los impulso y se subió el alféizar con ambas piernas, poniéndose en pie con cuidado de no empujar a Willy Wonka y de no resbalar, antes de transformarse en el enorme águila real que era y alzar el vuelo hacia el bosque, quería ir al bosque. Quería despejarse de todo, y la única manera en la que encontraba libertad era siendo un animal con la capacidad de volar como un ligero avión de papel.
Rodeó Hampsted sobre las nubes, siendo invisible a los ojos humanos y no sé cansó, porque aunque su cuerpo funcionaba de forma mecánica, su mente viajaba tan ligera como una pluma por el universo que recién veía de otra forma. Siempre le habían dicho que era especial, que era diferente. Ella sabía por qué quería ser diferente, la originalidad marcaba y se recordaba. Los iguales, hacían un paso por un lugar y luego caían en el olvido de todas las mentes de los que los vieron alguna vez. Hesper no quería ser así, pero tampoco quería llamar la atención. Ese año, pensaba dejar a todo el mundo por debajo de ella. ¿Por qué negarlo cuando lo sabía? A ciencia cierta ella era literalmente mucho más superior que todos ellos, era incluso más inteligente que Quirrell, quien pensaba que era igual que ella. No iba a fingir, había que ser uno mismo siempre. Ellos estaban enterados de su condición de antes, y nadie se lo pudo decir, sino que dejándola en la ignorancia la acusaron de cargos que ella podía o bien hacer inconscientemente, o bien porque era natural en su persona.
¿Querían ver superioridad? Entonces concedido, tampoco era como si le fuese a costar. Todos los TIMOs con Extraordinarios, algo así no se veía en todos los alumnos. Un pensamiento demasiado malo la asaltó, y Hesper lo dejó pasar. Dejaba pasar a todas las ideas malas, porque eran las únicas que la satisfacían lo suficiente. Ella era especial, ellos no. Nadie más que ella era especial, era mejor que todos y tendría que ponerles frente a sus narices lo que habían desperdiciado. Los amigos no mienten, esa frase se la sabía de maravilla. Y ellos no eran sus amigos, porque cuando uno considera amigo a otro, deposita parte de sí mismo en esa persona. Ella tenía parte de Gus con ella, y la usaría en su contra. Ella conocía secretos suyos, pero él ninguno que ella no pudiese retorcer y cambiar. Al fin y al cabo, la superdotada era ella, no el imbécil de Gus. «Desgraciado oportunista.» Pensó con asco, desprecio y odio. Un odio ardiente, mezclado con el permanente sentimiento de soledad y desolación. Porque aunque quisiera negarlo, sentir se sentía sola.
Hesper no había cambiado por saber que era superdotada. No, que va, damas y caballeros. Hesper había empeorado. Lo último que necesitaba conocer una persona herida e incomprendida, era saber que poseía un arma que los demás no. Fijo, que su mente la haría usarla en contra de quienes le hicieron daño. Pero Hesper, a diferencia del esquema natural de una persona, no iba a hacer eso. Lo que iba a hacer era dejarlo estar, ellos estaban ahí, y ella los veía, pero haría como si fueran alumnos más con los que nunca había cruzado una mirada en su vida. No necesitaba amigos, pues los amigos eran traidores que solo servían para una misión clara: echarte en cara todos tus errores y defectos a la mínima grieta. Eso habían hecho con ella, y con Severus, posiblemente. ¿Acaso eran tan negados como para no darse cuenta de que para ser una persona con la calificación de ser humano había que errar? ¿Acaso se volvían en contra de alguien al primer mal paso?
ESTÁS LEYENDO
Oblivion |Época De Los Merodeadores|
Fanfiction[En edición; solo la escritura y texto, no la trama] ❝Hay veces que no se sabe apreciar un momento hasta que pasa a ser un recuerdo; ni el recuerdo, hasta que se evapora en el olvido. Hesper Kennedy pierde todo lazo con la realidad, convirtiéndose e...