Capítulo 61

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—Quinto Curso—

Sirius miró a Hesper notando la intensidad de su mirada azul como el plástico derritiéndose al calor del sol, salvo que los ojos de la chica no transmitían calidez. En absoluto. Veía decisión, no curiosidad y hasta le pareció que Hesper mostraba algo de interés en lo que él iba decirle. Tal vez la chica no le creería, pero Sirius lo decía sinceramente.

—No te interesas. —Le contestó el chico.

—No te entiendo. —Le dijo Hesper deteniendo el paso.

Sirius se paró dos pasos delante de ella y aun con las manos dentro de los bolsillos en un intento de coger calor, la observó pararse con su pequeña estatura y con las mejillas y nariz sonrosadas apaciblemente. Esa chica realmente podría calificarse con una nota que rezara INOCENTE, si lo poco que conociera de ella no le advirtiera de que era un peligro camuflado.

—Si le preguntaras a otra persona, sabría decirte perfectamente porque odio a Slytherin y todo lo que tenga que ver con sus miembros. —Explicó hundiendo más las manos en los bolsillos.— Por eso te digo que no eres normal, no te interesa nada si no se te cuenta por voluntad propia, cuando en Hogwarts la gente se intenta enterar por cualquier modo.

Hesper lo miró detenidamente. Sirius tenía razón, ella no se interesaba en problemas ajenos porque no le importaban las otras vidas. ¿De qué le serviría saber si Pepito había coqueteado con Fulana o que Juan se había hablado por primera vez en su vida con Juanita?

—No veo nada de malo en no querer buscar saciar mi hambre con las vidas de otros. —Dijo Hesper sin perder la compostura y volviendo a caminar.

—Pero es lo que te hace no ser igual que cualquiera, Kennedy. —Espetó Sirius.— ¿Sabes por qué odio a las serpientes?

—No. Ya te he dicho que si te molestaras en conocer alguno, sabrías que son como los calificas. —Dijo ella.

Sirius sonrió de nuevo, más amargo que el limón recién exprimido. Su tono seguía tan tranquilo como el de Hesper cuando hablaba.

—Mi familia entera estuvo en Slytherin, Kennedy. Los conozco de sobra. A ellos y a todos los demás. —Dijo Sirius.

Hesper lo miró. Sirius no aparentaba ningún sentimiento, pero se podía apreciar el dolor en los ojos cuando mencionó a su familia.

—Pero Evan no es como tu describes a todos. —Respuso Hesper defendiendo a tu novio.

—Obvio que no lo va ser, Kennedy, pero eso ante tus ojos. Contigo se comporta, pero él no es así. —Escupió Sirius.

—¿Tan malos son en tu familia? —Preguntó Hesper con cautela. James había dicho unas tres o cuatro veces que la familia de Sirius era la fibra más sensible del chico.

Sirius giró el rostro para mirarla. No había tristeza, ni compasión ni siquiera entendimiento. Era como estar mirando una escultura de carne y hueso. Una que miraba y preguntaba y sabía pensar por si misma. Eso le gustó, ver que Hesper era la primera que no lo miraba con ese deje de lástima o compasión. En James y Remus y Peter lo entendía, pero tampoco le gustaba.

—Malos es decir pocos. —Masculló.— Mi madre me desprecia desde que quedé en Gryffindor y siempre busca una excusa para ponerme verde y a mi padre se comporta como si yo no existiera.

Hesper no sentía lástima por Sirius en ningún sentido, sino que lo comprendía. Gus también vivía ese rechazo y haber crecido con él, era lo mismo que haber crecido con el desprecio que recibía. Estaba segura de que aunque Sirius aparentase sentirse indiferente, le dolían todas esas cosas.

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora