Capítulo 99

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Perseverancia

—Oye, creo que a tu padre no le gustará ni un poco que sigamos durmiendo en la misma cama.

Hesper alzó una ceja divertida, y miró de reojo a Gus, que estaba tumbado a su lado de espaldas y mirando la nieve caer igual que azúcar glaseado sobre el cristal empañado de la ventana del techo de la buhardilla.

—No seas tonto, Gussy. Mis padres te consideran un hijo, creo que confían más en ti que en mí.

—Crees mal, Hesp —dijo Gus.

—Lo dudo.

—Yo también.

—Pues calla.

—¿Sabes que eso no pega?

—No tiene que pegar para que se pueda decir, ¿o si?

Gus alzó las manos en son de paz.

—Calma, fiera —dijo Gus haciendo reír a Hesper, que levantó las manos de igual forma hacia arriba, mirándolas fijamente.

—Te has arriesgado.

El rubio movió la cabeza hacia ella para mirarla bien. Si había algo que había echado de menos realmente era conversar con ella, estar juntos en un lugar cerrado y hablar de lo que fuera y como fuera, sin importarles el tiempo que les llevara.

—Lo sé.

—De haberlo sabido no habrías venido, Gus —replicó Hesper.

—Sí que habría venido, Hesper. Si mi padre no está en esa casa, no puedo llamarla hogar. Además, los últimos días llevo vagando por la calle hasta las tantas solo para no verlas al volver —dijo Gus.

—Es muy peligroso. Ya viste lo que le pasó al tío Edrien saliendo del trabajo y siendo un mago cualificado. Estos últimos años atraen al peligro de la forma más rápida posible, Gus, los mortífagos parecen tener a todo el Mundo Mágico bajo su mira. Saben a por quién, para qué y donde encontrarnos a todos nosotros.

Gus frunció el entrecejo. Desde niño había oído a Hesper decir palabras mayores que ella, y al enterarse de que su amiga era superdotada por haber husmeado en su historial lo entendió, pero las que acaba de decir eran totalmente nuevas y... diferentes. No poseían ese toque que daba a entender que provenían directas de ella.

—¿Quién te ha dicho eso? —Preguntó.

—Un amigo —contestó Hesper automática. Ya se había acostumbrado a tratar de amigo a su abuelo en público.

—¿Lo conozco?

—No.

—¿Es un amigo imaginario, Hesper? —preguntó Gus cauteloso. Hesper no se inmutó.

—¿Por qué todos pensáis que Jude es un amigo imaginario? Dejé de tener amigos imaginarios a los nueve años, y además, a Jude lo conocen Rick y Didy —dijo Hesper suavemente.

—Vale, perdón, no era mi intención ofenderte.

—No sé de qué te disculpas —repuso Hesper.

Gus bufó divertido.

—No hay quién entienda algo contigo.

(...)

Aquella mañana fue un desmadre.

Rick no se lo tomó bien, de hecho, estuvo a punto de enzarzarse en una segunda pelea con Gus de no ser por Edrien, que lo expulsó fuera de la casa de nuevo. Jody tampoco era la excepción, que en cuanto vio a Hesper bajar al salón con Gus al lado, le tiró al chico el plato del desayuno al completo a la cara sin pensárselo dos veces.

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora