Capítulo 60

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—Diez Metros En Medio De Una Conversación—

Hesper levantó la mirada hacia el pueblo que veía desde allí. Gus no había aparecido por la calle principal en ningún momento, lo que dio a saber que no la estaba buscando. Se decepcionó. Mucho.

Seguía sentada en el banco y empezaba a sentir el frío subirle por los pantalones. Sabía que Jude seguía en algún lado escondido enfrente, porque sentía su mirada sobre ella. Habían dejado de escribir hacía un rato, desde lo último que le dijo Jude a ella.

Lo había metidado. Hasta el momento todo lo que Jude le decía era correcto y cierto, y siempre funcionaba. Pero... ¿Realmente Gus dejaría de disculparse si desaparecía? ¿Dejaría de importarle? No lo creía. Gus era diferente. Y ella confiaba en él.

—¿No estás congelada? —Preguntó una voz fría pero a la vez tibia detrás suyo.

Hesper levantó la cabeza y miró por encima de su hombro para encontrarse con Evan sonriéndole con uno de esos esbozos que nadie más recibía. Únicamente ella. Desde allí, a Hesper le pareció guapísimo. No sabía si era por el reflejo de sombras que las nubes grises causaban en su rostro perfilado o porque su vista estaba en proceso de eclipse ocular.

—Lo estoy. Pero me siento bien aquí. —Le dijo sonriendo también.

Evan se agachó y le dio un beso en la frente antes de rodear el banco y sentarse al lado, muy pegado. Le pasó un brazo por encima de los hombros y la atrajo en un abrazo a medias. Hesper no se negó, como casi nunca hacía cuando se trataba de Evan. Con él mostraba expresiones y muecas que nunca enseñaría a nadie fuera de su círculo más cercano.

—¿Por qué no me has dicho que ibas a estar aquí sola? Me hubiera ahorra el buscarte durante quince minutos por todo el pueblo. —Le dijo Evan con su frío tono de siempre. Pero Hesper, había terminado por darse cuanta de que Evan tenía ese tono por naturaleza, y que si aprendías a prestarle atención al chico, notarías la calidez en él. Una que solo había notado que salía cuando hablaba con ella.

Evan no le había dicho eso en tono recriminatorio, sino más bien como si le hubiera estado hablando de algo que les gustaba en común. Hesper pasó un brazo por el abdomen del chico, rodeándolo por la cintura y sintiendo la mirada de Jude puesta sobre ellos como un foco de luz en un teatro a oscuras.

—Estaba con alguien. Luego, se ha ido y me he quedado aquí. Pensé que no vendrías hoy. —Le contestó esta tranquilamente.

—Siempre me ha parecido que tenías algo especial, y ahora sé lo que es. —Dijo Evan hablando de algo totalmente diferente al tema anterior.

—¿Que es? Te juro que últimamente oigo la palabra especial mucho más de lo que la he oído en toda mi vida. —Se sinceró esta.

—Bueno, Piper. Algo que realmente te hace especial, es el autocontrol que tienes sobre ti misma. Sabes mantener tus emociones a raya como si estuvieras trazando una línea recta en un pergamino. —Le explicó este. Hesper fue a abrir la boca para decirle que no tenía tanto autocontrol si la magia negra parecía anteponerse siempre, pero Evan no tenía intención de parar.— Nunca te he visto perder los estribos ni siquiera en situaciones como con la noticia de tu abuelo. Sabes exactamente a quien sonreír y a quien mantener lejos. No te dejas engañar, Piper, eres la persona más observadora que conocido en mi corta vida.

—Creo que esa definición no sería muy... Yo. —Le dijo esta dudando.

—La gente ve lo general y se interesa en eso. Tu no. A ti te importan los detalles que parecen insignificantes. —Continuó este fingiendo no oírla.

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora