Capítulo 102

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—Baúles Y Gasolineras—

—¡Por todas las barbas cortas y largas de Merlín! —exclamó la profesora McGonagall tirando de cada uno de los brazos de Hesper y Gus a través del pasillo de vestíbulo—. Sois un desastre, un absoluto y completo desastre. ¡Mira que fugarse de casa! ¿En qué pensabas, Kennedy? ¿Y tú, Sanders?

A Hesper no le importó la reprimenda que llevaba arrastrándolos desde la entrada del castillo, cuando la mujer se quedó perpleja al reconocerlos tras las vallas. Estaba demasiado contenta como para darse cuenta de que le echaban en cara todos sus esfuerzos. ¿Y por qué le daba igual? Porque sabía que por muy enfada que estuviera Minerva McGonagall, en el fondo se había alegrado al verlos, y Gus y ella lo habían notado en la sonrisa que por poco se escapaba.

—Estos tiempos no son seguros ni para un adulto y vosotros... vosotros, ¡niños! ¡nada más ni nada menos que niños que huyen de sus casa en plena noche como si de día el peligro fuera suficiente! —Se giró a mirarlos con los encendidos—. ¡El peligro no se va a dormir por la noche, Kennedy! Y no me mires así, sé que tu cabeza es la que está detrás de todo esto. Sanders ha sido el dueño de los detalles, ¿verdad? ¡Ay, que voy a hacer con vosotros! Primero Potter y Black liberando un ejército de fantasmas la noche anterior y ahora vosotros dos. Si pensaba que el dolor de cabeza había menguado, veo que me equivoqué por haber cantado victoria antes de tiempo.

Gus sonrió de oreja a oreja mirando cómplice a Hesper que se echó a reír a carcajada limpia, haciendo que McGonagall tirara con más insistencia de su brazo derecho, como a una niña. Esa mujer podía hasta con Gus, que parecía encantado de ser guiado mientras la monitora farfullaba contra ellos, mientras sus dos baúles libres de encantamientos reductos los seguían flotando por el pasillo. El de Hesper parecía tener mente propia, porque esta mismo lo había hechizado tiempo atrás para que se comportara como un objeto animado. Hasta le había puesto nombre y hablaba con él.

Jody la tachó de loca sin miramientos después de pillarla una tarde hacía dos años contándole sus miserias al baúl.

—No se preocupe, profesora, las cosas volverán a la normalidad ahora que ya estamos de vuelta, ¿no es genial? —dijo Hesper con una extendida sonrisa. McGonagall se giró a mirarla con el ceño arrugado al máximo y una cara de perros inimitable.

—La he echado tanto de menos, profesora... —dijo Gus por el otro lado con un tono admirado.

—Calladitos los dos, aún no hemos acabo —masculló girando por un pasillo, arrastrándolos con ella y ascendiendo las escaleras del silencioso lugar. A Hesper le pareció raro no ver a Peeves, siendo que él era el rey de los cotilleos y los chismes en ese castillo.

—¿Quién es el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras? Espero que Dumbledore le haya dado la patada a ese muermo de Denaux —dijo Gus resuelto.

—Sanders, no me tientes —advirtió McGonagall lanzándole una mirada airada.

—Solo he dicho la verdad —murmuró éste por lo bajo—. No sé para que nos dicen que no mintamos si también está mal decir la verdad.

Minerva gruñó en respuesta. Hesper echó la cabeza hacia atrás, y miró a Gus por encima de la espalda de su monitora.

—Yo miento todo el tiempo; no tiene nada de malo si no te pillan.

McGonagall exhaló un suspiro indignado ante la mención de Hesper, que la miró sin comprender.

El resto del camino hacia el despacho del director transcurrió con más reproches en voz alta de la profesora McGonagall, diciéndoles que se habían vuelto locos huyendo de ellas protecciones de sus casas pudiendo haberse topado con algún mortífago o peor, un licántropo de los que ahora rondaban demasiado la zona, vigilando. Hesper no entendió medio discurso de la mujer que a parte de reprenderlos parecía advertirles en sus palabras indirectamente, como en una frase en la que dijo que la gente ya no podía comentar su apellido a la ligera ni su estatus de sangre, pues al que fichaban desde dentro del colegio, acaba siendo la presa fuera de los muros, tanto la persona como la familia entera.

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora