—Disculpas Aceptadas—
«¿Con quién?» Fue la primera pregunta que se le pasó por la mente a Evan cuando Hesper le dijo que lo había engañado. Pero, luego se dio cuenta que Hesper no era de las que necesitaban deleitarse con los temas de rumores como engañar a tu novio con otro y además, conocía demasiado bien a Hesper para saber que encontraba el doble sentido en todo como que ella lo usaba en sus frases, por lo que formuló la pregunta más adecuada que se le ocurrió.
—¿De qué hablas, Piper? No te entiendo. —Dijo Evan negando lentamente al no pillarle el cable.
—Te he engañado para que juegues conmigo con magia negra. De verdad que lo siento. —Murmuró esta mirándolo.
—No me has engañado. Te ayudo porque quiero, y aunque sé que me pongo en peligro, también sé que de algo sirve. —Le sonrió tranquilizador, deslizando las manos hacia la espalda de Hesper para atraerla en un abrazo.
Hesper lo rodeó con sus flacuchos brazos y apoyó la cabeza entre el hombro y el pecho, donde mejor estuvo. El olor de Evan, hierbabuena, le llegó de forma tranquilizadora. Lo abrazó más fuerte, porque sentía que el chico estaba lejos de ella, y Evan, la abrazó a ella de la misma forma, cubriéndola con los brazos.
—Evan. —Llamó Hesper desde su pecho.
—¿Si? —Contestó este apoyando la barbilla en la cabeza de su novia, aspirando el aroma dulce de cereza. Uno que hasta que no conoció a Hesper, no descubrió.
—¿Me das un beso? —Preguntó sutilmente.
—Te daría mil. —Comentó contento de que Hesper le pidiera eso.
La chica se separó lentamente, y se puso de puntillas para abrazarlo ahora por el cuello, y besarlo. Evan entrelazó sus propias manos sobre la espalda de Hesper. Sentía los labios de su novio moverse sobre los suyos tan suaves como el algodón. Evan apretó el agarre acercándola más a él, y Hesper no se negó a pegarse como papel mojado al chico.
Llevaban saliendo ya casi cinco meses, y siempre que podían buscaban estar a solas para conversar el uno con el otro. Aunque Evan no se lo dijera, siempre se sinceraba con Hesper como nunca hacía con nadie. Le hablaba de sus padres, de su familia, de sus problemas y de sus temores. Se sentía a gusto con la presencia de Hesper, y cada vez que la besaba comenzaba a sentir algo mucho más fuerte que una simple atracción como pasaba al principio, empezaba a pensar que se estaba enamorando de ella.
Hacía menos de dos días, le habló a Hesper sobre su estado antes de las vacaciones, sobre que la veía más alejada del mundo, pero que siempre lo buscaba a él para que simplemente la pudiera abrazar y disfrutar juntos de un silencio agradable. Se dio cuenta de que Hesper confiaba en él totalmente, porque le habló sobre todo lo que le llevaba sucediendo desde que descubrió el nombre de su difunto abuelo, obviando hechos como que Remus era un licántropo, o que estuvieron en esa casa el mismo día que ellos.
Se sintió mal, porque él sabía quien era su abuelo, aunque solo de nombre, no con todo el detalle que le había contado ella. Solo lo conocía por haber oído su nombre en boca de sus padres y tíos en más de una ocasión, pero como si les fuera a suceder algo, callaban repentinamente y se olvidaban del tema tan rápido como si no lo hubieran tratado. Siempre era así, parecían temerle, aún estando muerto. O tal vez, le temieron, pues ahora sabía que otro mago oscuro era al que sus padres temían y al que admiraban a partes iguales.
Se separaron para tomar aire, antes de retomar el beso con más frenesí. Evan, en ese momento, decidió traspasar el acantilado, adelantándose a las olas, y volvió a pasar la lengua lentamente sobre el fino labio inferior de Hesper, pidiendo permiso.
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Oblivion |Época De Los Merodeadores|
Fanfiction[En edición; solo la escritura y texto, no la trama] ❝Hay veces que no se sabe apreciar un momento hasta que pasa a ser un recuerdo; ni el recuerdo, hasta que se evapora en el olvido. Hesper Kennedy pierde todo lazo con la realidad, convirtiéndose e...