Capítulo 55

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—Expediente Incompleto—

Hesper estaba meneando los dedos dentro de los guantes y observándolos, mientras a su lado Gus y Peter discutían sobre el chocolate suizo y el ruso.

—Podéis ir vosotros si queréis, yo me quedo aquí. —Les dijo la chica sin despegar la mirada de sus manos.

—No, no. Hoy estoy necesitado de tu humor negro con doble sentido, mi querida Hesper. —Dijo James acercándose sabiendo que esta se negaría de cualquier forma que le dijeran, y no esperó una respuesta por su parte, para agacharse y cogerla como una almohada al hombro.

Hesper sofocó un grito cuando James la cogió de improvisto sobre el hombro izquierdo, haciendo así que mirara al suelo. Por que era preferible mirar el suelo que mirar un trasero.

—Buena esa, James. —Lo aclamó Sirius.

Gus se levantó del banco mirándolos como si fueran dos locos acosando a una pobre mujer por la calle. Antes de poder hablar, Sirius le mandó una mirada alertada para que mirara detrás. Gus se giró, y vio a un tipo con la vista fija en James. «No, a James no mira. Mira a Hesper», le corrigió su subconsciente. Vio que el tipo coincidía con la descripción que su amiga le dio sobre el Hombre Encapuchado, y decidió seguirles el juego.

—A mi también me apetece irme dentro de un local. —Dijo volviéndose.

—Pues iros y dejarme a mí sola. —Se quejó esta intentando bajar del hombro de James sin éxito. El tío había crecido mogollón.

—¿Dejar a una damisela sola en apuros? ¿Por quien no tomas, por canallas? —Dijo Sirius intentando hacer que esta no se percatara de la presencia del individuo sobrante.— Por cierto, menudo culo tienes, Kennedy.

—¡Bájame de aquí! —Exclamó la chica indignada.— ¡Sirius!

—¿Qué? —Preguntó este mirando de reojo como el hombre seguía el camino que llevaba su amigo con Hesper encima como si fuera oro andante.

—Gilipollas. —Insultó esta.

—Nuestra relación va de maravilla. —Le dijo a Gus en un susurro.

—¡Gus haz algo! —Pidió la chica.

—Emm... Creo que es mejor que las damiselas no anden. —Dijo Gus nervioso y haciendo que Sirius soltara una risotada.

—¡James o me bajas o te juro que te dejo calvo por un mes! —Amenazó ésta estirando el brazo hacia su bota, para coger su varita.

James vio sus intenciones, y sacó la varita de allí antes de que ella la cogiera. Se llevó la varita a la parte trasera mientras caminaba hacia las Tres Escobas, para enseñársela a Hesper.

—¿Buscas esto? —Se mofó.

Hesper la intentó coger con una mano, pero el muy maldito la apartó a tiempo.

—¡Remus por favor dile que me baje! —Volvió a pedir.

—Yo te veo muy bien, Hesper. Te ahorra el caminar. —Dijo este igual de nervioso que Gus mintiendo.

Sirius volvió la cabeza hacia el callejón donde ya no había nadie, y pudo respirar tranquilo. Se le había acelerado el pulso nada más reconocerlo, y ahora más que nunca necesitaba sacarle a Hesper lo que sucedió esa noche, porque si no hubiera pasado nada, ese hombre no hubiera ido hasta allí solo para atacarla. O algo peor.

—¡Me está bajando la sangre a la cabeza! ¡BÁJAME JAMES! —Chilló finalmente la chica sin aguantar.— ¡Sirius!

—¡Vaya que te gusta nombrarme! ¿Qué quiere ahora la damisela? —Preguntó haciendo una posición rara para mirar la cara de perros de Hesper.— Mejor si hablamos yo desde arriba y tu así.

Oblivion |Época De Los Merodeadores|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora