¿Fue parte del destino?

Mentiras y memorias

26 de enero

Le dio el espacio que prometió desde ese día. Mantuvo su distancia y su rol como simples compañeros de trabajo, aunque seguía pensando en alguna manera de arreglar el problema que él mismo provocó. No quería perder la oportunidad que se le había presentado después de tantos años, aún si no eran en las condiciones que él imaginaba. Pero todo con la debida calma, sin precipitarse.

Estaba terminando de almorzar dentro de la cafetería del edificio con uno de sus compañeros. Conversaban de sus próximas aventuras en la ciudad, sin tener que volver a experimentar lo mismo que la vez anterior en una estación policial. Brandon solo oía las propuestas de su amigo en silencio hasta que el sonido de un vidrio rompiéndose causó que todos se quedaran en absoluto silencio. Porque no se trataba de un vaso o plato, había sonado lo suficiente fuerte para saber que era algo más grande que eso.

Y los murmullos no tardaron en llegar a sus oídos. Sin embargo, no se acercó a ver lo que sucedió hasta después de que todo volviera a mantenerse bajo control. De algún modo, alguien había logrado romper una de las mamparas de vidrios que separaban el área de la oficina y la cafetería. Todavía estaban limpiando los restos de vidrio, así que pregunto si alguien había terminado herido. Solo había un caso que sí necesitó ir de inmediato a la enfermería, pero el resto fueron cortes superficiales.

Nada por lo que alarmarse, así que continuó con sus pendientes. Tenía que buscar a un compañero para darle algunas anotaciones, por lo que tenía que cruzar por el área donde trabajaba Itzel. Era el único camino para llegar, así que no le quedó otra opción. Iba a ser inevitable encontrarse con ella. Y así fue, aunque su semblante no se veía muy bien. En ese momento, estaba buscando algo entre sus cosas sin mucho éxito. Se veía realmente frustrada y cuando cerró su casillero con fuerza, se fijó que su mano derecha estaba vendada con sumo cuidado.

Sus miradas se cruzaron, pero ella no dijo nada y se apresuró en ir hacia la salida. Parecía estar desesperada por llegar a un lugar, así que intentó ayudar; a pesar de que recibió un "no te acerques" de su parte. Tuvo que insistir un poco, porque realmente se veía mal. Al menos, aceptó que la llevara a su casa. Ella se sentó en el asiento de atrás, lo más lejos posible, al tiempo que cubría su rostro con sus manos. Parecía que era un método para calmarse y estuvo de ese modo hasta que llegaron a su destino.

La siguió hasta dentro de su casa, solo para asegurarse que todo estaba bien. Ahí también estaba la misma chica que había visto antes al lado de Itzel, aunque de cierto modo se sintió incómodo de su mirada. En especial, cuando se dio cuenta de la mano de su amiga, al menos, los dejó solos después de unos minutos.

Itzel buscó algo entre los gabinetes y luego sacó una botella que parecía de vodka para servirse un vaso completo. Era una cantidad que no debía consumirse de golpe, incluso él lo sabía.

—No creo que tanto alcohol sea bueno... —dijo. Entonces, Itzel lo miró confundida por unos segundos hasta que se dio cuenta que se refería a la botella que tenía a su lado. Empezó a reírse—. ¿Qué es lo gracioso?

—Es solo agua —alzó el vaso como si estuviera brindando y luego bebió una gran cantidad del líquido, inclinando su cabeza ligeramente hacia atrás como si estuviera pasando una pastilla—. Puedes comprobarlo tu mismo.

—No es necesario ¿Estuviste en el incidente del almuerzo?

—Llegué en mal momento a la cafetería. Si demoraba unos minutos más, tal vez no tendría que haber recibido tres puntos... bueno, no es la gran cosa.

—Entonces, porque...

De repente, alguien llamó a la puerta. Lo correcto era quedarse en su mismo lugar, pero decidió ir por su cuenta a ver quien era. Y tanto él como la persona que acababa de llegar se quedaron sorprendidos de verse. No encontraba las palabras para explicar la situación a Cameron ¿Por qué un simple compañero se tomaría la molestia de llevar a su novia por algo tan simple? Era momento de irse.