Sinceridad

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20 de septiembre

Debía de tener mucha suerte, pensó Brandon cuando vio a Itzel. Estuvo muy cerca de esperar al siguiente bus, como siempre hacía cada vez que tenía que ir a algún lugar y no llegaba a tiempo. Ese día no regresaba exactamente a su casa, ni tenía algo importante que hacer como para alcanzar el bus, pero quiso cambiar su rutina. Acababa de llegar de su viaje y su hermana no había dejado de enviarle mensajes sobre su encuentro con la pelirroja. La idea de que podía encontrarla en cualquier momento lo ponía nervioso. Solo tenía que preguntarle a una persona sobre ella para obtener la respuesta que necesitaba, y lo hizo, aunque prefirió no apresurar las cosas. Todo a su debido tiempo.

Sin embargo, se había olvidado que no podía subestimar las probabilidades de encontrar a Itzel cuando estuvieran en una misma ciudad. Sus encuentros habían dejado de ser simples casualidades y por eso se bajó en el mismo lugar que ella, a pesar de que no era el lugar al que estaba yendo. Iba a ser un poco egoísta y se quedaría a su lado todo el tiempo que se lo permitiera, aunque por unos segundos pensó que se despediría de él luego de agradecerle por su ayuda.

Como le prometió, permaneció en silencio mientras seguían el sendero hacia el faro. Él iba detrás de la pelirroja, observando cada paso que daba por si algunos de sus pies resbalaban por la tierra húmeda. Por suerte no hubo ningún incidente en la subida. Lo primero que hizo ella al llegar a la cima fue buscar un lugar donde sentarse a ver el mar. Todavía faltaba para que el sol se ocultara, pero el cielo ya estaba de un tono ocre que hacía resaltar el cabello rojizo de la pelirroja. Y con el viento en el rostro, parecían llamas.

Tenía curiosidad de saber qué había pasado antes de llegar ahí. Su expresión se había mantenido seria todo el camino y en ese momento, estaba tan inmersa en sus pensamientos que ni se estaba dando cuenta que se estaba lastimando a sí misma las palmas de sus manos. Tuvo que acercarse a ella para detenerla, aún si recibía una mirada extraña de su parte. Sin embargo, ella mantuvo su mirada fija en las marcas que había dejado en la palma de su mano.

Quería preguntarle qué pasó, aunque lo que más deseaba era abrazarla; como si eso fuera suficiente para disipar sus problemas con tanta facilidad. Ese tonto razonamiento suyo hizo que se riera de sí mismo. Y entonces, sintió la mirada de Itzel sobre él.

—Fui a buscar a mi abue...esa mujer —dijo en voz baja. Él mantuvo su mirada, recordando que ambas nunca tuvieron una buena relación—. Me arrepiento de haberlo hecho, pero tenía que ir.

—¿Fue una pérdida de tiempo? —Ella asintió.

—Tuve que soportar cada provocación que salía de su boca para que al final no supiera dónde está mi madre. Era mi única esperanza.

—Eso quiere decir que solo aceptas a la señora Arlene como tú única madre.

—Bueno, nunca llegué a conocer a mi madre biológica. Y a diferencia de Mark, nunca crecí con alguien que me contara historias sobre ella, viendo sus fotografías, visitando su tumba cada cumpleaños. Incluso ahora es una completa extraña con la que comparto el mismo rostro... lo que no ha traído buenos recuerdos. Pero sé cuán importante es para mi hermano.

—Por eso lo acompañarás al cementerio.

—Por supuesto. Hicimos un trato, yo lo acompañaba a cambio de que celebremos nuestro cumpleaños el mismo día. Sería la primera vez.

—¿Estaría bien si me uno a la celebración?

—¿Qué clase de pregunta es esa? Mark estaría devastado si no estás presente. Me atrevo a decir que es capaz de secuestrarte.

—¿Y tú? Sería tu primer cumpleaños conmigo.

—¿Qué respuesta quieres oír?

—Con una respuesta sincera, me basta. —Ella lo miró por unos segundos antes de dar unos cortos pasos alrededor. Estaba meditando sus palabras y era sencillo saberlo por como movía sus dedos.

—No me molestaría que vayas —dijo ella y rápidamente miró la pantalla de su celular—. Ya deberíamos regresar.

La respuesta había sido suficiente para hacerlo feliz. Demasiado simple, aunque era mejor a que le hubiera dicho que se sentía incómoda a su lado. Al menos, pudo comprobar que eso no sucedía cuando se sujetó de su brazo mientras descendían de nuevo a la ciudad. Continuaron hablando de las cortas aventuras de Mark en Dublín. Todo estaba yendo bien hasta que alguien gritó el nombre de la pelirroja cerca del muelle.

Estaba al tanto que ella había vuelto a comunicarse con los O'Connor. Freya no dejaba de alardear sobre sus llamadas con su mejor amiga cada vez que se cruzaban en la ciudad o iba a buscar a su hermana. En cambio, Callum era más reservado, tampoco es que fueran grandes amigos. Solo se conocían por Adam, pero por primera vez sintió envidia de él tras ver cómo Itzel corrió a saludarlo. Eran grandes amigos, lo sabía perfectamente y aún así, sintió una pequeña molestia al verlos abrazándose. Era la clase de saludo que él mismo hubiera deseado tener cuando volvió a ver a la pelirroja.

Y entonces, sintió la mirada de Callum. Se debía de estar preguntando qué estaba haciendo con Itzel y probablemente ya le debía estar preguntando qué estaba pasando entre los dos. Sin embargo, no podía ver el rostro de Itzel mientras estuviera dándole la espalda. Fuera la respuesta que le dijo, giró un momento para mirar hacia atrás por unos segundos. Así que se acercó a ellos para no quedarse mirando de pie como un extraño. El tiempo suficiente hasta que tuviera que despedirse, porque estaba claro que ese era la señal de que el tiempo de compañía ya había terminado. Al menos, le quedaba la certeza de que iban a volver a encontrarse de nuevo dentro de unos días.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora