El otro lado de la moneda

548 24 0
                                    

Hace 5 años, Liverpool

A Mark no le gustaba hablar de esa época en su vida. Era un tema que siempre trataba de evadir como pudiera, porque él era el principal culpable de la historia.

Cuando el señor Stingler anunció que su hija regresaba a casa, Mark estaba en medio de un viaje para conmemorar su nueva etapa después de terminar la escuela. Junto a sus amigos decidieron recorrer distintas ciudades europeas con el dinero que habían ahorrado en sus trabajos de medio tiempo. Estaba de camino a España cuando su padre le contó la noticia, justo mientras estaba abordando el avión.

Él estaba emocionado de conocer finalmente a su melliza después de tantos años pidiéndole a su padre. Era un sueño que tenía desde que conocía la existencia de su hermana, pero llegó a un punto en qué creyó que sería imposible un encuentro mientras su padre mantuviera su identidad bajo siete llaves. Claro que esa emoción venía acompañada de temor, porque a pesar que sabía lo básico de ella, era una completa desconocida. No tenía la mínima idea de cómo era su personalidad, sus gustos, su estilos de vida, apenas una vaga suposición con la poca información que le compartía su padre. De lo único que estaba seguro era que compartían casi el mismo rostro. La única foto que tenía de referencia de ella era cuando tenías cerca de cinco años, y el parecido entre los dos era indiscutible a esa edad.

Tenía grandes expectativas de cómo sería ella, tomando en cuenta que los Stingler se caracterizaban por ser muy extrovertidos, imparables y sabían cómo integrarse en grandes grupos para amenizar el ambiente. Podía entender que los primeros días podían ser un poco incómodos, especialmente cuando estaba de regreso con su verdadera familia. Sin embargo, se terminó llevando una gran decepción cuando regresó a casa para conocerla. La imagen que tenía idealizada de ella se rompió en miles de pedazos cuando la tuvo delante de él. En físico, no podía negar que era su hermana. Era una Stingler, pero carecía de toda la esencia que la convertía en un miembro más. Era como ver una estatua aburrida.

Igual quiso darle una oportunidad. Las primeras impresiones podían tener un mal inicio, pero a medida que pasaron los días conviviendo en familia, empezó a hartarse de su presencia. Incluso llegó a pensar que lo mejor para la tranquilidad de esta familia era que ella regresara a su antiguo hogar dónde era "feliz". Todo a raíz del comportamiento distante y por las expresiones que él interpretó como disgusto cada vez que se reunían para cualquier actividad o momento. Sin dejar de lado que tenían una pésima comunicación. Mark hizo su intentó de iniciar las conversaciones, pero sus ganas se esfumaron tras las respuestas en monosílabos. Fue tanta su decepción que llegó a preguntarle a su padre si realmente esa chica era su hermana, a lo mejor se había equivocado de pelirroja. Deseaba que su padre le confirmara su sospecha, a pesar de que sabía que era cierto.

Pero su antipatía por ella tocó fondo cuando su padre organizó una reunión para presentarla oficialmente a toda la familia. Tenía que admitir que la pelirroja tuvo un avance al integrarse mientras los tres convivían juntos, pero no fue suficiente. Mientras todos intentaban llevarse bien con ella, haciendo bromas o simplemente tratando de integrarla en la conversaciones; ella se mostraba inexpresiva, como si estuviera harta de estar alrededor de ellos.

Mark se sintió muy ofendido por su actitud. Ella no era nadie para despreciar a su familia. Si tanto detestaba ser una Stingler, él mismo podía abrirle la puerta para que finalmente regresara de donde llegó. Su ausencia no causaría ningún impacto negativo en ellos después de todos esos años ausente.

Necesitaba aclarar las cosas con ella, así que esperó a que todos salieran al jardín para recién acercarse a ella sin armar un escándalo. En su mente, solo sería una conversación corta que terminaría con ella pidiendo disculpas y armando sus maletas de regreso para esa misma noche. Un intercambió de palabras tranquilo, pero toda su paz interior desapareció apenas cruzó la puerta de la cocina y vio de nuevo el rostro de su hermana.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora