¿Fue parte del destino?

Una señal de mejora

14 de febrero

La semana pasó a favor de Brandon, luego de tener la suerte de llevar más de un curso con Itzel y que uno de sus profesores decidiera cambiar asientos para integrar a las dos nuevas alumnas con el resto del salón. Ella terminaría sentándose detrás de él, lo que significó que podía hablarle casualmente al punto que comenzaron a hablar con más normalidad, a pesar de que ella seguía manteniendo su distancia. Era entendible que no quería oír nuevos rumores sobre ellos o lo que ella siempre decía: "Quiero una vida escolar tranquila", aunque parecía que lo estaba tomando muy literal porque hasta el momento no había interactuado con alguno de los clubes como solía hacer años anteriores. Su poca cooperación era inusual, pero quizá solo ya se había cansado de estar yendo de un lado a otro.

Cuando llegó la hora del almuerzo, aprovechó en girar hacia el asiento de la pelirroja mientras el resto de sus compañeros salía del aula. Ella no le prestó atención por sacar su refrigerio de su maleta que consistía de una botella de agua y un pequeño paquete de galletas. Tampoco era el snack que usualmente comía a esas horas, así que no pudo evitar sentirse un poco preocupado por la alimentación de Itzel. Fue entonces que le quitó el empaque de las manos para revisarlo e incluso llegó a abrirlo para verificar que todo estaba bien. Itzel solo se quedó observando.

—No me digas que ahora haces dieta, yo te veo perfectamente bien. —Le dio un mordisco a una de las galletas. El sabor no era agradable y estaba muy arenosa para su gusto, así que bebió del agua de la pelirroja. Itzel lo siguió observando en silencio—. En serio cómo pueden comer eso.

—Se suponía que esas galletas las iba a tirar a la basura.

Su expresión debió ser muy hilarante para que Itzel no pudiera contener la risa. Pero en ese momento, él buscó la fecha de vencimiento para verificar que solo era una broma. Y no lo fue, realmente estaban vencidas por más de dos meses ¿Esa fue la razón por la que se mantuvo en silencio? Se preguntó.

—¿Me has hecho comer galletas vencidas? ¿Cómo te atreves? —exclamó él algo ofendido. Incluso colocó una mano sobre su pecho para completar su acto.

—No pensé que las comerías y nunca te dije que lo hicieras, idiota —le contestó Itzel, aunque ya había dejado de reírse en silencio—. ¿Pasa algo con mi cara?

—No... es que hace tiempo que no te escuchaba decirme idiota. —Itzel se quedó sin palabras ante lo que acababa de escuchar.

—Si lo dices de ese modo, pareciera que fuera la... —Ella se detuvo, pensando bien sus palabras mientras miraba la expresión que hacía en ese momento—. No hay nada de romanticismo en insultar a alguien y no era lo único que te decía. —Brandon sonrió.

—Los recuerdo perfectamente y podría hacer una lista de los cinco más utilizados. —Itzel puso los ojos en blanco ante el comentario—, pero... no...olvídalo. Regresando con lo anterior ¿Solo vas a tomar el agua? ¿Estás loca? —Lanzó el paquete vencido al cesto de basura—. ¿Tu madre está al tanto de tu alimentación en la escuela? No te vaya a pasar lo mismo que el año pasado, que te desmayaste por...

—Solo se equivocó, al parecer no tuvo tiempo de revisar la despensa —dijo ella. Inmediatamente evadió la mirada y comenzó a dar toques a la tapa de la botella con sus dedos. Brandon la quedó observando en silencio, ella solía hacer ese tipo de cosas cuando se sentía nerviosa por algún tema.

—¿Está sucediendo algo en tu casa? —preguntó con firmeza—. ¿Cómo va la relación con tu padre?

—Nada en especial —Era claro que estaba mintiendo—. Solo espero que desaparezca. Ahora comprendo mejor el resentimiento que tenías con tu padre. —Pero eso sí se escuchó demasiado sincero.