Sin malas intenciones

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12 de febrero

El intenso invierno parecía perseguirlos una vez más.

Las tormentas de nieve empezaban a tomar control de la ciudad con las intensas nevadas y lluvias que por un momento se creyó que el corto viaje planeado por la empresa sería cancelado hasta nuevo aviso. Era una decisión sensata, habían muchos accidentes en la carretera y no se podía poner en riesgo la seguridad de los empleados. Sin embargo, el plan se llevó a cabo contra todo pronóstico. Los rumores decían que iba a ser en un resort que quedaba a media hora de camino en auto, así que todos estaban emocionados de la idea de salir un poco de la ciudad.

El punto de encuentro sería en el mismo edificio, así que se tomó su tiempo para conseguir un taxi. Esa mañana había nevado y no quería correr el riesgo de resbalar y tener una aparatosa caída delante de las personas. Ya le había pasado innumerables veces, pero no quería añadir otra más a la lista. No fue la primera en llegar, así que se acercó a su compañeros mientras buscaba con la mirada a Brandon. También era un trabajador más por lo que debería estar también ahí, pero no lo vio por ningún lado, ni siquiera cuando tuvieron que subir al bus que los llevaría. Vaya decepción.

Se tuvo que quitar la idea de la cabeza. Tenía que disfrutar de ese día sin tomar en consideración a Brandon, sería mejor si él no estuviera; sin embargo, todo cambió cuando llegaron al lugar y él estaba esperando a todos con una sonrisa. Como su grupo había sido de los últimos en subir, esperó a que todos bajaran para recién salir y escabullirse entre las personas para evitar a Brandon. Por un minuto pensó que había logrado pasar inadvertida hasta que alguien le quitó su gorro.

—Ahora tu cabello está más oscuro —dijo Brandon mientras sostenía el gorro de lana en su mano—. Prefiero tu cabello real, te queda mejor.

—Así evitó que me pregunten qué color de tinte uso —contestó Mackenzie, a pesar que no era el color que ella quería. Brandon le sonrió y le puso de vuelta el gorro.

—Por un momento, pensé que no vendrías por mí.

—¿Y dejar pasar esta oportunidad? No lo creo. Puedo hacer el sacrificio de soportarlo por estos dos días.

—Qué gran corazón tienes. Ni Tara se arriesgo a tanto.

Lo único que hizo fue poner los ojos en blanco y seguir a sus compañeras al interior del recinto para ver en qué habitación se quedaría. Hicieron un sorteo entre ellas para ver con quien compartiría habitación, pero la ahora castaña se quedó en una personal. Al menos, iba a poder descansar con tranquilidad.

Les dieron a todos unos veinte minutos para instalarse y prepararse antes de comenzar las actividades dentro del salón principal del resort. Todavía no daban detalles, aunque debía de haber una lista de actividades para integrar a las distintas áreas y tal vez algunas charlas sobre los próximos proyectos o los objetivos y logros alcanzados. La realidad no se alejó mucho de esa idea.

Los dividieron entre distintas áreas para interactuar. Ella ya conocía a un par, algunos por el trabajo y otros por simple casualidad, y al menos, no tuvo que estar cerca de Brandon. Él permaneció junto a su grupo de compañeros que llegaron con él y otros supervisores y jefes, y aún así podía sentir su mirada sobre ella cada cierto tiempo. No le incomodaba en absoluto, pero esperaba que nadie notara algo extraño en la forma que le prestaba atención. No deseaba tener rumores alrededor de ella, menos cuando solo era una empleada provisional.

Después de todas las actividades del día, llegó el momento de la cena grupal acompañada con una ronda de bebidas para cerrar la noche con diversión. Fue la mejor parte del día, aunque tuvo que controlar el alcohol que bebía. No quería amanecer con resaca o hacer cualquier tipo de ridículo en frente de tanta gente. Debía mantener un perfil bajo, así que fue de las primeras en regresar a su habitación.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora