Una señal

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4 de enero

Antes de dejar Irlanda, la pelirroja visitó por última vez a Freya. Se trató de una corta despedida en lo que ella también se preparaba para ir a su mágica y exótica luna de miel, mientras que ellos regresaban a Liverpool para celebrar año nuevo con su padre. Debía ser un momento de mucha emoción, pero la pelirroja se mantuvo alejada de esa burbuja de celebración. Todavía no se recuperaba emocionalmente del error que había arruinado su relación con Brandon.

Durante esos días estuvo pensando en él y lo que estaría haciendo o pensando después de sus acciones. Se preguntaba si se sentía igual a ella, o estaba pasando el mejor momento de su vida al finalmente ser libre. Nada parecía hacer mejorar su estado anímico, y la única fuente de energía ya había regresado a Estados Unidos junto a su padre. Solo le quedaba la compañía de su hermano, aunque en esos momentos estaba molesto con ella por dejar pasar la situación como si no la estuviera afectando.

Mackenzie dejó caer su cuerpo en el sillón, recordando las palabras de su mellizo antes de que se fuera a trabajar. Tenía que aceptar que tenía razón cuando decía que su decisión la iban a destrozar de a pocos por no ser sincera consigo misma; pero ni siquiera ella podía entender porque le costaba tanto aceptarlo cuando era más que evidente lo que sentía.

Si el destino que tanto mencionaba Brandon quería que terminaran juntos, volvería a mostrar alguna señal. Había tantos momentos que ignoró en el pasado, pero estaba siendo muy idealista cuando la realidad era muy distinta a lo que era un par de meses atrás. Posiblemente ya no había manera de revertir lo que pasó esa última noche.

Regresó a su habitación para buscar una manta para abrigarse mientras estaba en la sala. Y en lo que se acercaba al armario, se chocó con un pequeño tocador. Su primer pensamiento fue que se trataba de un castigo divino, aunque rápidamente desapareció de sus pensamientos en lo que ordenaba el desastre que había ocasionado en el suelo. Como estaba descalza, pudo sentir algo debajo de su pie. Nada peligroso, por suerte, así que se agachó a recoger lo que parecía ser un collar. Sin embargo, no se trataba de cualquier collar. Estuvo muy cerca de lanzarlo lejos por la misma impresión, pero logró controlarse. Se suponía que ella se había desechado de esa cadena luego de regresar a Chicago, o al menos eso creyó; porque no había manera de que estuviera de nuevo en sus manos.

Se quedó inmóvil tratando de entender que acababa de suceder. Quizá se trataba de la señal que estaba pidiendo, así que se aferró a la cadena, pensando en lo que haría. No podía ignorarlo, aún si se tratara de una simple casualidad. Podía tratarse de su última oportunidad. Como le dijo Mark en medio de su enojo, era todo o nada. Tenía que actuar de inmediato y hallar una forma de llegar a Brandon, porque el tiempo estaba totalmente en su contra.

***

Al día siguiente, 9:45 pm

Le pareció extraño recibir una llamada de Mark por la mañana preguntando dónde estaba en ese momento. Con todo lo que había pasado en los últimos días, se había olvidado de comentarle que había sido enviado por unos meses a una ciudad de Francia que estaba cerca a la frontera de Suiza, pero notó que algo sucedía con su amigo. No entró en detalles de su repentina llamada, a parte de que posiblemente volvería a comunicarse con él.

Pensó que sería en un par de minutos, quizá una hora o dos; pero no hubo ninguna señal de Mark. A lo mejor ya no tenía motivos para llamarlo de vuelta, así que continuó con su día. No tenía ganas de salir por la noche por el intenso frío, incluso había estado nevando por un par de horas, pero no tenía otra opción si quería cenar esa noche. Ya estaba regresando a su habitación cuando recibió la llamada de su amigo.

—¿Sucede algo? —preguntó Brandon, mientras caminaba con cuidado sobre la nieve. Ya se había resbalado en un par de ocasiones y no deseaba exponerse en medio de una llamada.

—Uhmm... ¿Dónde dijiste que estabas ahora?

—Saint Louis, ¿por qué? —Oyó que Mark escribía algo en su laptop con prisa. No lograba entender lo que pasaba con su amigo, menos cuando lo oyó maldecir—. ¿Todo bien?

—¿Cómo está el clima? ¿Ha nevado?

—Se detuvo hace unas horas, pero la temperatura está bajo cero ¿Me puedes decir que está pasando?

—Probablemente. Tal vez...¿has visto alguna pelirroja?

—Está bien que sean mi tipo, pero no estoy interesado en buscar una...

—No, no ... me refiero a la pelirroja que conocemos —indicó Mark con un atisbo de enojo en su voz—. Me dejó una nota por la mañana diciendo que arreglaría el asunto que tienen entre los dos; pero no ha regresado hasta ahora. No tengo la mínima idea de su paradero, lo único que sé es que compró un boleto de avión. Así que te vuelvo a preguntar, ¿sabes algo de Mack?

—No... desde la boda de Freya...

Brandon no sabía qué decir ni sabía que podía hacer él en esa situación. Ella podría estar en cualquier ciudad y no quería hacerse las esperanzas de que estaba buscándolo. Quería creer en la palabra de Mark, pero ya estaba perdiendo la esperanza. Siguió escuchando las quejas de Mark en la otra línea cuando escuchó que alguien lo llamó. Pudo ser producto de su imaginación, pero la voz se hizo más clara y familiar que incluso Mark lo escuchó. Él perdió la calma, así que no dudó en colgar, aún si Mark seguía hablando. Necesitaba verificar que lo que acababa de ver con sus propios ojos era real, aunque tampoco quería que lo fuera.

¿Fue parte del destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora